LAS CIENTOUNA CARAS DE ITALIA
Hace exactamente dos semanas, más de dos millones de personas desfilaron por las calles de Roma protestando pacificamente contra la guerra, era la Italia comprometida, pacifista, que gritaba fuerte su no a las bombas sobre las poblaciones ya carenciadas y en dificultad.
Quince dias despues, en esas mismas calles, en esa misma plaza, miles de romanos, desfilaron en silencio delante al cuerpo de Alberto Sordi, muerto a 82 años en su querida ciudad.
Pantallas gigantes, música de sus canciones, flores y bufandas de la Roma adornaban la capilla ardiente, filas interminables de ciudadanos bajo el tibio sol romano, rendian honor a uno de los romanos más popular y querido de todos los tiempos, el “Albertone nazionale”.
El 24 de enero, en Turin, una de las ciudades más industrializadas de Italia, moría Giovanni Agnelli, presidente de la FIAT, llantos, dolor, directa televisiva en los canales publicos, presencia de autoridades y nuevamente la gente en fila, en silencio, con lagrimas en los ojos, ramos de flores en sus manos, y recuerdos de lo que fue el conocido “Avvocato” Agnelli.
Por 24 horas, la opinión pública se olvidó de los miles de obreros que la FIAT y los herederos de Agnelli mandaron al seguro de paro, la gente, victima de un hábil manejo por parte de la familia Agnelli, pudo dar la mano a los familiares del abogado fallecido, y sentirse ella tambien parte de la gran familia Agnelli, sentir el dolor en sus propios corazones.
“cos’e´ la destra, cos’é la sinistra”, cantaba Giorgio Gaber en una de sus ultimas apariciones en un programa de Adriano Celentano en Rai 1, “que es la derecha, que es la izquierda”, un llamado a reflexionar, a no dejarnos engañar por parte de los politicos, de tratar de ser nosotros mismos, una invitación a abrir los ojos y no ser miopes frente a una realidad politica y social que está golpeando tambien la Italia del 2000, fueron casi las ultimas palabras de Gaber, un comprometido cantante milanes, que dejó a miles y miles de personas nuevamente en silencio, con sus canciones dando vueltas en sus cabezas, golpeando una y otra vez en cada neurona.
Las casas discograficas vendieron todas sus obras en pocas horas, nuevamente la gente salió a la calle y en una gris y fria tarde de invierno, filas de personas acongojadas, lloraron al “Signor G.”.
Tres muertes ilustres, tres ciudades distintas, tres tipos de italianos, para esta Italia que tiene ciento una caras, ciento un realidades, ciento un puntos de vista, una Italia que continua su camino con mil dificultades, llorando sus muertos, recordando sus canciones, obras y peliculas, y que demuestra nuevamente que el mundo por suerte, está hecho de gente con sentimientos y ganas de demostrarlos.
Fernando Manzoni