05/04/2002

Conclusiones de un informe de CEPAL

URUGUAY LIDER EN AMERICA LATINA

EN EL COMBATE CONTRA LA POBREZA

 

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) señala que nuestro país es uno de los que ha obtenido mejores logros, en la última década, en el combate contra la pobreza. En aspectos específicos, incluso, lo cataloga como el único que ha obtenido los máximos resultados positivos.

CEPAL explicita sus conclusiones en el estudio denominado “Panorama social de América Latina 2000-2001”, del que surge, asimismo que nuestro país es además uno de los que mejor distribuye su ingreso entre los sectores de menores ingresos. 

            Los técnicos de CEPAL han establecido que, en realidad, son once los países que pueden afirmar haber disminuido los índices de pobreza relativa dentro de sus territorios, pero no todos denuncian igual nivel de avances.

              El nuestro, sin embargo, está en el grupo de seis donde se ha logrado abatir hasta un 10% el número de hogares pobres. En otras palabras: el país ha realizado con éxito el esfuerzo de hacer que, en los últimos diez años, hasta el 10% de los hogares que eran pobres hayan dejado de serlo al acceder a elementos de calidad de vida que cambian su categoría.

 

 

           Otros países que, como el nuestro, han obtenido resultados similares, son Brasil, Chile, Panamá, Costa Rica y Guatemala. A CEPAL le preocupa, también, el alto número de países de la región en los que estos procesos se han estancado o marcado un notorio retroceso.

             La pobreza, además, se vincula a la distribución del ingreso. Este, como reflejo de mayor o menor cercanía a ejemplos de justicia social, se dio, históricamente, en América Latina, de tal manera que ésta era considerada la zona menos equitativa del mundo.

             En la gran mayoría  de los países, el sector del 10% más pudiente de la población es dueño del 30 al 35% de los ingresos, en tanto que el 40% de los hogares más pobres tienen apenas una participación de entre el 9% y el 15% en la riqueza de cada país. En Uruguay, sin embargo, ese porcentaje aumenta al 22%, cifra que revela una tendencia más igualitaria y que se aprecia en la reducida presencia de grandes contrastes sociales.

            La caracterización de los hogares pobres de América latina revela, entre otros riegos ,que la mayoría de ellos habitan en viviendas que carecen de acceso al agua potable y con más de tres personas por habitación. Son, además, hogares con alta tasa de desocupación, donde el jefe no suele contar con más de tres años de estudio en total y se halla desocupado. Uruguay tiene una cobertura prácticamente total en el área del saneamiento urbano, porque incluso los grupos habitacionales de emergencia se sirven de sistemas no convencionales, pero reales, para asegurar un nivel sanitario digno en su medio social.  

 

INDICADORES QUE IMPORTAN

 

 

 

            El índice de Gini, un valor referencial que traduce mayor o menor presencia del componente “distribución del ingreso per cápita”, es inferior, en Uruguay, al 0.48. La cifra coloca al país como uno de los que acusa menor desigualdad social. Es ejemplo, junto con Costa Rica, sobre lo que debe ser la distribución del ingreso.

            El índice de Gini expresa valores inversamente proporcionales: cuanto menor es éste, denuncia menor concentración de los recursos, o sea, mayor justicia distributiva. La mayor concentración, a nivel nacional, corresponde a Brasil con 0.64 Bolivia, Nicaragua, Guatemala, Colombia, Paraguay, Chile, Panamá y Honduras son también países de alta desigualdad, con índices de Gini de entre 0.55 y 0.60. A éstos sigue oto grupo de países cuyos índices superan el 0.50 y sólo Uruguay y Costa Rica vuelven a destacarse con indicadores inferiores a 0.48.

             En los países señalados como aquellos donde la falta de equidad es mayor –Bolivia, Brasil y Nicaragua, por ejemplo- los ingresos promedio de la quinta parte más rica de la población es 30 veces mayor que los ingresos promedio de la quinta parte más pobre.

            A conclusión similar se llega si analizamos qué porcentaje de población ha visto caer sus ingresos por debajo del promedio continental. Tenemos aquí que nuestro país es uno de aquellos en los cuales se ha producido menor concentración del ingreso, que circula más libremente, entre los estamentos sociales, que en un amplio grupo de otros países.

              El estudio de CEPAL ha tomado este promedio –el de los salarios- y ha analizado cuántos ciudadanos han ido perdiendo terreno con relación a esa línea media.  Conforme a este indicador, la gran mayoría de los países de América latina se ubican en un rango intermedio (entre 40% y 50%), según la proporción de población con ingresos inferiores a la mitad del promedio.

             Pero acá nuestro país vuelve a ser la excepción: ese porcentaje es menor al 40% y sólo Costa Rica, Venezuela y República Dominicana, con grandes esfuerzos, alcanzan valores similares. Brasil es un caos en el que más de la mitad de la población recibe ingresos ubicados bajo la mitad del promedio continental.

 

EL MAYOR GASTO SOCIAL  

 

 

            Otros de los capítulos en los que Uruguay marca una posición de privilegio es el relativo al porcentaje del ingreso nacional que es dedicado a la cobertura social. El incremento del gasto social en América Latina, durante el decenio pasado, estuvo asociado al crecimiento económico de cada uno de los países, pero también a la voluntad de éstos por reorientar el gasto hacia quienes más lo necesitaban.

           El informe ha comprobado que un grupo de países, entre los que se hallan los de mayor gasto social por habitante -Argentina, Brasil, Costa Rica, Panamá y Uruguay- siguieron destinando a lo social una proporción de su Producto Bruto superior a lo que correspondía esperar en atención a su nivel de ingreso por habitante.

          Los demás países de América Latina figuran con gastos sociales sensiblemente menores en atención a su ingreso por habitante.

            El análisis histórico de la región demuestra, por lo demás, que el gasto social ha sido en general insuficiente en América Latina y ha acusado la vulnerabilidad que los planes concebidos al efecto han denunciado en tiempos de crisis.

 

 

           En ello los altibajos han sido notorios -según las zonas- pero en los últimos años ha habido un avance. En efecto, el examen de la evolución del gasto público total y del gasto público social ante la caída del PBI en seis países entre los que se cuenta Uruguay, permitió constatar que los recursos destinados a los sectores sociales permanecieron protegidos.

          En otras palabras: no sólo nuestro país ha permanecido fiel a su papel solidario con los más desposeídos  sino que, además, mantiene en plena vigencia su rol testimonial en ese aspecto.

 

LUCHA CONTRA LA POBREZA 

            CEPAL exalta el esfuerzo realizado contra la pobreza por varios países, entre los que destaca especialmente el de Brasil porque ha sido aquél donde se obtuvieron resultados más notorios con relación al desolador panorama anterior.

            En ellos, la pobreza se redujo en más de 10 puntos porcentuales. Las cifras ponen en evidencia que, si bien en todos los países se han puesto en marcha reformas de signo liberal, las transformaciones económicas y sociales impulsados han tomado distinto rumbo e intensidad. Uruguay ocupa también, en este rubro, un puesto muy destacado: junto a Costa Rica y Guatemala- alcanzó un desempeño muy destacable, con reducciones, en el porcentaje de hogares pobres, que oscilan entre 5 y 10 puntos porcentuales.

              La realidad uruguaya impuso también sus signos positivos cuando el informe debió  estudiar los llamados “índices de incidencia de la pobreza”, que se componen según términos de equivalencias elaborados en base a las cambiantes necesidades de las familias de un país u otro. Del cotejo de las distintas escalas de equivalencia existentes, el informe consagra al Uruguay como el país de América Latina con menor incidencia de la pobreza. Los de mayor, en el otro extremo de la escala, son Honduras y Nicaragua.

 

 

            No estamos tampoco ajenos a las consideraciones resultantes de la relación entre el crecimiento económico y la disminución de la pobreza. En Chile, una media anual de crecimiento económico entre 1990 y 2000 determinó una caída del 6.1% en el coeficiente de pobreza.

           En Uruguay, una tasa anual de 2.7% produjo una caída el 6.8% mientras que, en Brasil, el aumento del 1% generó una disminución de sólo 2.7% en el coeficiente de pobreza. En cada país, según su situación en un momento histórico dado, la incidencia del crecimiento es distinta.

            El pronóstico, en atención a éste y los anteriores elementos, es bastante prometedor: “Las economías -dice CEPAL- que tradicionalmente han logrado mantener niveles de pobreza extrema inferiores al promedio de América Latina, como Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Panamá y Uruguay, son las que presentan mejores condiciones para impulsar cambios favorables en el nivel de vida de los hogares como consecuencia de la expansión del producto per cápita”. Los observadores están de acuerdo en que, realmente, no es poco para los tiempos que corren. 


 

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