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Año V Nro. 336 - Uruguay, 01 de mayo del 2009   
 
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Visión Marítima

 
Fernando Pintos

Estado civil de Cristóbal Colón…
¡Y el descubrimiento de América!

por Fernando Pintos

 
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         Según los últimos descubrimientos de la ciencia posmoderna, ahora se especula con que Cristóbal Colón pudo descubrir América, tan sólo y gracias a que… ¡Era (felizmente) soltero! Recientes investigaciones de reputados científicos (y créase que lo de «reputados» carece en absoluto de doble intención) hacen énfasis en que si Cristóbal Colón hubiese tenido una esposa, durante aquellos agitados preparativos para encarar la Mar Oceánica en tres endebles barquichuelas y en compañía de unos pocos individuos a los que no se podría definir con mejores términos que «carne de horca», el pobre individuo se habría tenido que aguantar una cantaleta martirizante, de la cual podemos tener una idea aproximada hoy día. ¡Y muy posiblemente jamás hubiera osado iniciar su histórica aventura! Algunas, apenas, entre las deliciosas admoniciones conyugales que el pobre Colón hubiera debido soportar —cuando menos inmediatamente después de que concretó la hazaña de parar el huevo—, habrían sido del mismo calibre que las que renglón seguido transcribimos (que todos aquellos quienes somos hombres de verdad, y no de utilería, harto conocemos por amarga experiencia)… Veámoslas:

  • Pero, ¿se puede saber por qué tenés que ir precisamente vos en ese maldito viaje? 
  • ¿Es que acaso los reyecitos esos no pueden mandar a otro desgraciado para que les haga los mandados? 
  • ¡Y nada menos que delegar a un tipo como vos, que todo lo mira redondo!
  • ¿Pero, es que estás loco o simplemente sos un completo idiota? 
  • A estas alturas, no te conocés ni a mi familia… ¿y encima tenés la absurda pretensión de descubrir un nuevo mundo?
  • ¿Y sólo van a viajar hombres en esos barquitos? ¿Pero vos te pensás que yo me caí de la cuna o que soy tarada por simple vocación? 
  • A ver, explicame: ¿y por qué no puedo ir yo, ya que vos sos nada menos que el jefe de todos esos atorrantes?
  • ¡Pedazo de infeliz! ¡Ya ni sabes qué barbaridades inventarte para pasar la vida fuera de casa!
  • ¡Te lo advierto muy seriamente: si cruzás esa puerta, yo me voy con los nenes y el perro a casa de mi madre!
  • ¡Maldito pedazo de sinvergüenza! ¿Me podés explicar quién es esa tal María de la que te pasás hablando todo el santo día con tus amigotes del puerto?
  • ¿Que quién es la loca esa que Pinta qué…?
  • ¡Y encima, la muy puta viene a hacerse la Santa!
  • ¿Pero, a quién le querés hacer la historieta de que la callejera corrida esa, es nada menos que una «Niña»?...
  • ¡Te podés ir bien al carajo con todos esos cuentos chinos, o indios, pedazo de un infeliz!
  • Claro… ¡qué bien se mira ahora que todo esto lo tenías planeado, gusano maldito!
  • ¡Así que te vas directo a encontrarte con una colección de indias putas! ¿Eh? ¡Y yo aquí, sola y parando la olla!
  • ¡Un vividor y u mentiroso congénito, eso es lo que sos!
  • ¿Pero es a mí a quien querés engañar con ese cuento del tío?
  • ¿Y qué la Reina Isabel «va a vender sus joyas para financiarte el viaje»?… ¿Vos te pensás que soy una retrasada mental o ya estás drogándote con pasta base?
  • Ya me gustaría averiguar en qué enredos te estarás metiendo vos con esa vieja alborotada…
  • ¿Y acaso el cornudo del marido no tiene nada que decir sobre ustedes dos?
  • ¡Claro! ¡El muy desgraciado se pasa todo el día con su ridícula coronita y sus delirios del Jet set, mientras la loca de la mujer se revuelca con vos en algún mueble clandestino!
  • ¡En lugar de corona, mejor haría comprándose un casco de vikingo! ¡Reyecito cornúpeta!
  • ¡Esta discusión se acabó aquí! ¡No pienso permitir que vos te vayás a ningún lado!
  • ¡Y te dejás ahora mismo de lamentos y lloriqueos! ¡No va a pasar nada si el mundo sigue siendo plano por unos cuantos siglos más!
  • Así que ni te vistas, porque… ¡Ya te dije que no ibas ni de aquí a la esquina, pedazo de un reptil inmundo!
  • ¿Y con esa tal «América» qué? ¡Conociéndote a vos, seguro que será alguna china cuartelera que te trajiste de recuerdo, degenerado!

         (Evidentemente… A juzgar por los resultados de su aventura oceánica, cabe inferir que Cristóbal Colón era, ¡felizmente!, soltero)…

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