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Chile y las propuestas chavistas
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por Cristian Larroulet |
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El clima político se ha deteriorado en los últimos meses. El respaldo ciudadano hacia el gobierno de la Presidenta Bachelet ha caído. Hace un año el 62% de la población apoyaba la gestión de su gobierno, ahora solo un 43% ¿Qué hay detrás de este deterioro?, no hay duda que entre los factores más importantes está el que la Concertación ha disminuido el atributo de la capacidad de hacer un buen gobierno.
Cada día son más los chilenos que consideran que a partir del último año de gobierno del Presidente Lagos y en el actual se están haciendo mal las cosas. Fundamenta esta impresión ciudadana la crisis del Transantiago. Este proyecto -que pretendía reformar el sistema de transporte de la capital, reduciendo los tiempos de viaje, disminuyendo la congestión y la contaminación- ha sido un fracaso. Se dijo que el Transantiago iba a ser "la costanera de los pobres", simbolizando los beneficios que este tendría para los sectores de menores ingresos.
La realidad es que son ellos los que han pagado los principales costos de esta reforma. Al Transantiago se sumó el bajo crecimiento de la economía chilena ocurrida el año pasado, las pérdidas en Ferrocarriles del Estado, el temor de la escasez de energía y otros. Se podrían dar más ejemplos, pero no hay ninguna duda que la Concertación ha perdido la imagen de capacidad para diseñar e implementar adecuadas políticas públicas para resolver los problemas nacionales.
Dos son sus causas profundas. La primera es que en forma creciente a lo largo de los años el diseño y la implementación de las políticas se han basado cada vez más en una inspiración socialista, con mayor intervención del Estado y menor confianza en las personas y las organizaciones intermedias de la sociedad. Se ha confiado más en la capacidad de la burocracia que en la de los individuos y las empresas. La segunda, es que el interés político electoral se ha privilegiado dañando la rigurosidad técnica y la seriedad en la ejecución.
La reacción de los dirigentes oficiales a la realidad no es precisamente tranquilizadora. Se observa una división en sus líderes y señales de falta de gobernabilidad. Altamente preocupante es que quienes se supone deben mantener la calma han comenzado a hacer propuestas de políticas públicas que no pueden sino que ser consideradas de "chavistas" por su sesgo estatista. La reciente sugerencia del ex Presidente Frei de transformar el Transantiago en empresa estatal y de insinuar abdicar de la seriedad en la política fiscal son un síntoma de estos.
Igual cosa ocurre con el documento "La Disyuntiva" elaborado por dirigentes del conglomerado oficial, entre otros el senador Ominami, que sugiere aumentar el gasto público y el tamaño del gobierno en un 50% (pasando desde un gasto de 19% a un 30% del PIB). Este tipo de sugerencias, de ser aplicadas no sólo producirían graves problemas económicos de inflación y pérdida de competitividad de la economía, sino que darían un golpe mortal a la profunda ventaja que Chile posee en Latinoamérica: Instituciones que velan por la seriedad de largo plazo de las políticas públicas. Hay que confiar en que la Presidenta Bachelet va a resistir las presiones y propuestas de corte "chavistas".
Fuente: Diario Exterior
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