|
El derecho a disentir
por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)
|
|
|
“La visión de país de los ideólogos masistas -el cambio- aunque nunca claramente expuesta en su conjunto, se deduce de hechos, dichos y escritos de políticos del oficialismo y sus asociados a lo largo de los últimos años”.
(Francisco Buller. “¿Dónde está la propuesta alternativa?”. Enhoybolivia.com, 16.07.2008).
Desde el inicio del gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), el presidente Evo Morales vino “acusando” con estridencia a los que, supuestamente, se oponían al cambio –oponerse no es un delito–, sin mencionar en qué consiste ese cambio. Los áulicos comparten esa denuncia y repiten, arrebañados, lo que dice el jefe: que la disidencia es obra de “traidores”, “burgueses”, “políticos neoliberales”, “terratenientes”, “enemigos del pueblo”, etc.
La experiencia muestra que no es posible pedir convicción democrática a los que surgieron precisamente de organizaciones antidemocráticas, como los sindicatos cocaleros o de los violentos “movimientos sociales”, ni se les puede exigir respeto al derecho al disenso, ya que, quizás, nunca supieron que es elemento esencial para el goce de la libertad. “Cuando hablamos del derecho a la vida, al desarrollo o del derecho a disentir o a la diversidad, hablamos de tolerancia. Si promovemos, protegemos y destacamos la tolerancia, nos aseguraremos todo tipo de libertades. Sin lo anterior, ciertamente no tendremos ninguna”. (Kofi Annam. Discurso en el 50º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos)
La deformada visión de cómo gobernar, pudiera obedecer a la soberbia de un presidente que cree que el cargo lo ilumina y le otorga todas las licencias para imponer designios y caprichos. Pero también es posible que esa conducta sea producto de no saber que democracia es “respeto mutuo y convergente entre la mayoría y las minorías”. Pese a la xenofobia creciente de Evo Morales, quizá le sirva esto que proviene de la Madre Patria: “Nos, que valemos tanto como Vos y que juntos podemos más que Vos, prometemos obediencia si respetáis nuestros fueros y libertades y si no, no”. (Juramento de de fidelidad de las Cortes de Aragón al Rey Fernando el Católico. Siglo XV).
El presidente insiste en que no le tiene miedo al pueblo, y que se someterá al referendo revocatorio del próximo 10 de agosto. Esto no es creíble. Si fuera así no tendría que buscar su confirmación con un gigantesco fraude, alterando el padrón electoral. Ni tampoco su segundo tendría que amenazar con convocar a sus adeptos para defender el referendo en las calles. No necesitaría intimidar a ciudadanos sel Norte de Potosí con la amenaza de arrestar los que promuevan el “no” a la continuidad del presidente.
Ante el planteamiento de detener un proceso electoral ilegal, producto de una ley injusta e inconstitucional., sale a relucir el agravio: “Tras insistir en que no tiene "ningún miedo" al pueblo, el mandatario acusó a esas instituciones (las cortes electorales departamentales) de ser ‘enemigos de la democracia, enemigos del voto del pueblo y, por tanto, enemigos del pueblo boliviano’" (EFE. 28.07.2008).
Nadie merece ofensas ni insultos por expresar opiniones divergentes de las propuestas presidenciales. Es más: el que discrepa ejerce un derecho; desconocerlo sólo cabe en el estrecho mundo de autócratas, intolerantes y prepotentes. Oponernos al “proceso de cambio”, que sigilosamente nos lleva a una sociedad sometida por el extremismo, es también un derecho. Todos podemos rechazar un referendo revocatorio ilegal y parcializado, puesto que nos amparan las leyes vigentes, porque no es de facinerosos rechazar ese “proceso de cambio” sin forma ni destino, ni es de delincuentes o traidores impugnar un acto electoral ilegal fabricado para favorecer al presidente.
Impedir, usando el agravio, el derecho a disentir y de hacer públicas las divergencias, es traicionar a la democracia.
» Arriba
|