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Noche de maquillaje por Javier García |
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El ministro de Economía se abrazó de Gargano y lo respaldó; fue el precio que pagó para evitar fricciones internas.
El Frente Amplio ha señalado que durante la interpelación a los ministros Gargano y Astori no surgieron sus diferencias sobre la conveniencia de firmar un TLC con Estados Unidos. No se destaca que no haya diferencias, sino simplemente no se notaron. El gobierno se sometió a un maquillaje ideológico.
Durante la sesión el país entero comprobó que la afirmación del interpelante, el senador Larrañaga, en el sentido que el ministro Gargano no conduce la política exterior a pesar de ser el Canciller, es una verdad inapelable.
En sala estuvieron dos ministros que a pesar de estar sentados a menos de un metro, solo intercambiaron comentarios un par de veces en doce horas. Parecían ministros de distintos gobiernos.
El espectáculo de la primera intervención de Gargano fue dramático. Frente a 14 preguntas que el Partido Nacional le formuló, sus expresiones más contundentes giraron entorno a lo extenso de un expediente, que detalló que tenía 140 folios, y que determinaba la instalación… del reloj de control de asistencia de los funcionarios de la cancillería. En adelante no habrá un solo funcionario que se haga la rabona, lo cual, por la importancia que le dio, pasa a tener igual jerarquía que el comercio con EE.UU.
El ministro de Economía se abrazó de Gargano y lo respaldó; fue el precio que pagó para evitar fricciones internas.
El presidente y Astori van a un TLC, a pesar del Frente Amplio. Por ello nadie se explica por qué sigue manteniendo al Canciller en su cargo. Sin embargo la razón es sencilla, Vázquez está preso hoy de su estrategia original cuando designó el gabinete poniendo a los cabezas de sector. Lo que algunos calificaron de genialidad terminó siendo un profundo error que deja al país sin ministro de Relaciones Exteriores y que además demuestra que el poder del presidente es relativo y cada vez menor. Hoy Vázquez no es el líder indiscutido que fue.
No puede remover un ministro, y además debe soportar que Gargano lo desafíe públicamente, como con la metáfora del tren.
La interpelación nacionalista sirvió mucho. Obligó al presidente a involucrarse en el tema, que hasta intentó licuar la misma con la citación de apuro a los partidos.
Obligó a sus ministros a no discrepar públicamente y le puso fecha al debate interno asegurando que en 60 días el tema estaba resuelto. Lo que hace diez días, según la ministra Arismendi, no "estaba en la agenda del gobierno", esta semana pasó a ser prioridad, y además obligará a un cambio en el gabinete en breve.
El gobierno perdió iniciativa política y los tiempos políticos los marca la oposición.
Esto no es lo normal para un oficialismo que tiene todo el poder en sus manos. La campaña de firmas contra la inseguridad, impulsada por el Partido Nacional hizo reaccionar al gobierno y esta interpelación logró lo señalado.
El gobierno utiliza sus mayorías absolutas para defenderse pero no para construir.
En esta circunstancia Astori se impuso en el FA y recordemos que el año pasado emplazó al presidente y amenazó con renunciar y este debió ceder, cosa de la cual Vázquez no se olvida.
El ministro de Economía, no obstante, es minoría en el Frente. Está enfrentado con el MPP y la Vertiente Artiguista por la reforma tributaria, con socialistas y comunistas por el TLC, y con Mujica por las deudas del agro.
En la noche del martes el oficialismo recurrió al maquillaje pero, como siempre, éste solo dura una noche.
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