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Año III - Nº 197
Uruguay, 01 de setiembre del 2006
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Alvaro Kröger ¿Es Cuba una amenaza
para Estados Unidos?

Bioterrorismo.- 2ª parte
Colaboración de Alvaro Kröger
 
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La pérdida de más 3,000 vidas el ll de septiembre de 2001 por el ataque  terrorista de Al Qaeda nos despertó a una realidad y reconocimiento de que  nuestras vidas ya no serían iguales, y que comenzaba una nueva etapa de la  civilización.

 Desde la década de los 90 el concepto del megaterrorismo era bien  conocido. Las señales estaban presentes. Sólo se desconocía el cuándo,  cómo, y dónde del comienzo. Ahora nos enfrentamos a un peligro aún mayor  que el megaterrorismo, que es la alianza disímil, es decir, de grupos o países terroristas sin una base común, ni cultural, ni religiosa, ni  histórica, pero que aúnan esfuerzos para lograr la destrucción del mundo  civilizado.

Existen muchos tipos de terroristas, muchos tipos de víctimas y blancos  terroristas. O sea, tenemos a los actores del terrorismo, los blancos y  las acciones terroristas. Los actores son seres humanos. Pueden utilizarse robots, animales, que son sólo el mecanismo de la acción, pero detrás de  todo acto terrorista está el ser humano. Puede ser un país terrorista, o  grupos terroristas. Estos grupos se están uniendo, o buscando ayuda, apoyo  de países terroristas para formar este nuevo concepto de multiterrorismo. 

Los blancos del terrorismo han cambiado completamente. Planifican atacar centros de transporte, acueductos, plantas eléctricas, es decir, la infraestructura de un país, que no produce pérdidas de vidas grandes, pero  que pueden dañar la infraestructura económica, política y social del país.  Incluso, mediante ataques megaterroristas, como se experimentó en Madrid,  pueden cambiar completamente el curso político de un país.

 No sólo tenemos el megaterrorismo mediante el uso de armas biológicas,  radiológicas o nucleares, sino el terrorismo con armas explosivas  convencionales, aunque usando métodos asimétricos y sorpresivos, como el  ataque del 11 de septiembre y el de Madrid. Sin embargo, el  peligro mayor está en el megaterrorismo mediante el uso de armas  biológicas o nucleares.

Y es aquí donde la unión de grupos y estados terroristas, sin alianzas  históricas, pero sin escrúpulos y con el fin común de destruir la sociedad  civilizada, representa una etapa nueva, y muy peligrosa, de lo que podemos  denominar multiterrorismo. Al Qaeda se ha dispersado en múltiples células  que operan en distintos países. Estas células están buscando ayuda ya sea 
de grupos terroristas que operan dentro de esos países o de estados  terroristas. Una posible cooperación pudiera haber sido entre el grupo ETA  y Al Qaeda en el acto megaterrorista de Madrid.

Existen vínculos entre ETA y el IRA con los rebeldes colombianos. Un miembro del IRA, especializado en armas explosivas especiales, que residía  en Cuba, fue encausado en Colombia en el 2002. Cuba continúa dándoles  albergue, según datos del Departamento de Estado de EEUU, a 20 terroristas  miembros del grupo Patria Vasca y Libertad.

Tenemos la alianza de Cuba con Irán. Dos países distantes, sin ningún vínculo histórico ni religioso ni cultural. Ambos clasificados como  estados terroristas. Cuba le construyó a Irán, de 1997 al 2001, el mayor  centro de ingeniería genética y biotecnología de esa región, donde se teme  Irán esté produciendo armas biológicas. Cuba cooperó con Irán,  interfiriendo desde su base de Bejucal las señales de video, vía satélite, que Estados Unidos estaba transmitiendo para el pueblo de Irán.

Desde finales de los 90, dos países terroristas como Cuba y Corea del  Norte, que durante años estuvieron relativamente distanciados, han empezado una alianza de cooperación cibernética por parte de Cuba, y que  según el reporte de David Kay ha resultado en el envío de cohetes
norcoreanos a la isla.

Estamos viviendo una nueva era del terrorismo contra la cual no debemos claudicar ni dejarnos sobornar políticamente. El mundo civilizado, los  gobiernos democráticos deben, ahora más que nunca, unir sus esfuerzos para  aniquilar para siempre el terrorismo que nos azota.

El virus del occidente  del Nilo: ¿naturaleza o bioterrorismo?

Nos encontramos de nuevo en medio del brote epidémico causado por el virus  del occidente del Nilo. Desde agosto del 1999 un virus que ataca el cerebro, una variante desconocida del virus del Nilo occidental, ha  causado la muerte a más de 220 personas en los Estados Unidos, y se ha  propagado por todos los estados.

En la mayoría de las víctimas, el virus sólo produce síntomas parecidos a la gripe. Los humanos se contagian por la picadura de un mosquito  infestado. Por lo general, la enfermedad producida dura entre 6 a 10 días  y las personas se recuperan de la misma. Sin embargo, en niños pequeños,  ancianos, y personas con inmunodeficiencia, el virus puede provocar  encefalitis , es decir inflamación del cerebro.

El cerebro se torna rojizo y se inflama dentro del cráneo. Estas víctimas  no pueden controlar su sistema muscular, caen en coma, la respiración se paraliza y mueren.

El virus fue identificado por virólogos en 1937, en el occidente del Nilo,  distrito de Uganda, y en la frontera con el Congo. Es de notar aquí la  presencia cubana en esta región en las décadas de los 60, 70 y  principios de los 80. Los mosquitos son sus transmisores y ciertas aves, sus portadores.

El virus se había encontrado, hasta 1999, en el este de Africa, India  occidental, Australia, Egipto y el Medio Este. Las aves han llevado  ocasionalmente el virus a Europa oriental durante su migración anual fuera  de Africa. Hasta 1999, el virus no había hecho su aparición en el  hemisferio occidental. La aparición y el brote epidémico ocurrido en esa fecha en los Estados Unidos es uno de los eventos biológicos más  importantes ocurridos en relación a los virus en el siglo XX.

El misterio de cómo este virus llegó a Nueva York en 1999 y cómo se ha  convertido en una epidemia nacional está todavía sin aclarar. En 1985, el  Centro de Control de Enfermedades de Atlanta envió muestras del virus a un  biólogo investigador en Irak para su estudio. A principios de los 90 el  mismo Centro envió muestras del virus de la encefalitis de St. Louis --muy  similar al del Nilo occidental-- al Centro de Medicina Tropical de Cuba  para su estudio.

A comienzos del brote epidémico de 1999, Ken Alibek, antiguo jefe del  Biopreparat de la Unión Soviética, y radicado ahora en los Estados Unidos, dijo ante el Congreso en relación con este brote epidémico que parecía  ``muy sospechoso [...] Debemos estudiar esta situación con el mayor grado  de seriedad''.

El virus dentro de los Estados Unidos ha encontrado un ecosistema  completamente foráneo. Todo es extraño para su ambiente --el clima, el  sistema de sequías y lluvias, muchas de las aves son distintas  completamente a las portadoras originales-- y a pesar de ello se ha  propagado por todo el país. El virus presenta una variedad más resistente que el virus original, dando lugar a pensar que ha sido alterado  genéticamente.

En el 2002 hubo 536 casos identificados y reportados en la nación,  muriendo 11 personas. En el 2004 se estaba propagando a una velocidad  alarmante y actualmente si bien ha sido frenado su avance, no por ello ha dejado de existir.

En materia de bioterrorismo, existen dos posibles tipos: estratégicos y operacionales. Los ataques estratégicos producen una gran mortalidad, como  ántrax, viruela, etc. Los operacionales tienen como objetivo causar daño económico --pérdida de trabajo, etc., y daño psicológico, pero con una  baja mortalidad, típica de esta epidemia.

No olvidemos la gran paradoja de Cuba. Un país con una infraestructura en  ruinas --viviendas, energía, telecomunicaciones, transporte, acueductos y alcantarillados--, pero con una inversión en su industria biotecnológica,  desde 1986, sólo comparable a la de países desarrollados como Estados Unidos, Suiza, Francia y Alemania, y que hasta el 2004, no había producido comercialmente ningún producto que justicase una inversión de más de  $4,000 millones de dólares en los últimos 18 años.

Ciertamente, una industria capaz de producir súbitamente medicamentos de  alta tecnología contra el cáncer es capaz de producir armas biológicas.

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