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Abrir la economía e insertarnos
en el mundo actual por Raúl Seoane
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Extranjeros invierten en sectores clave de la economía uruguaya
La Inversión Extranjera Directa en Uruguay de Enero a Septiembre del 2006 se triplicó en relación al mismo período del año 2005, llegando a los 1.160 millones USD. Especialmente los europeos y argentinos consideran que se pueden obtener atractivas rentas con la compra de campos y bonos uruguayos, cuyos beneficios pueden trepar hasta el 10% anual. Realizan así inversiones comprando hectáreas cuyo destino es forestal, agrícola o ganadero. Utilizando fondos de inversión en Uruguay diversifican el riesgo. A este sector se añade en segundo lugar de importancia en inversiones el inmobiliario, aunque en este caso los extranjeros invierten en la turística Punta del Este, donde se juega con la velocidad de reventa que alcanza rentabilidades del 7% anual, y el uruguayo en Montevideo.
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He escuchado quejas de muchos compatriotas sobre el sideral incremento de los precios de tierras y propiedades en nuestro país. Algunos, sin información, le echan la culpa a la especulación, pero lo cierto es que los campos uruguayos están muy demandados por inversores extranjeros que ven posibilidades de crecimiento en nuestro país.
Del lado de nuestro oponente, Argentina, la situación es totalmente opuesta. Más allá de las pequeñas inversiones que realizan los industriales ya instalados, exclusivamente motivadas por la alta demanda de productos, no hay, ni se advierte que puedan llegar inversiones de importancia de la misma manera que llegan a nuestro país.
El gobierno argentino cierra cada vez más su economía y junto a los controles de precios y a la retención a las exportaciones primarias, generan una pared en la que no quieren verse estrellados los posibles inversores.
Parecería que el gobierno argentino tomara medidas únicamente para potenciar el crecimiento de nuestro país. El primer párrafo de un artículo de la Fundación Atlas nos informa que la Argentina, históricamente híper-competitivo productor agropecuario, anunció la aplicación de una medida acorde a la criticada y altamente proteccionista Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea: el establecimiento de un subsidio a la producción láctea.
Por otro lado, en estos días ha aparecido un pequeño cable que informaba que una empresa láctea Neozelandesa estaba comprando tierras en nuestro país para producción.
Lo mismo ha sucedido con la carne y empieza a suceder con la soja. Las retenciones que impone el gobierno argentino a la exportación de estos productos hacen que los productores se trasladen a nuestro país donde la situación es totalmente diferente. Tenemos una economía libre, respeto por las leyes, y el gobierno no interfiere en los mercados. Con pautas perfectamente definidas existe una completa libertad para invertir y producir en nuestro país, y estas son cualidades importantes que buscan los capitales antes de invertir.
Sin embargo falta mucho por hacer. Tenemos un Estado burocrático, caro y “vueltero”. Hacer un trámite demora semanas, cuando no meses. La avidez gubernamental obliga a la DGI a hostilizar a los empresarios ya establecidos en busca de “faltas” o “errores” contables con la premisa de recaudar más, y los acosados no reinvierten en sus establecimientos para "no darle de comer" a la Impositiva. Esto, que parece un círculo sin fin, hay que terminarlo de una vez por todas, establecer impuestos "pagables" para que los industriales y comerciantes no sientan "la necesidad" de evadir.
Las irresponsables actitudes de pseudo dirigentes durante el tratamiento de un TIFA totalmente light, como las de Rafael Michelini o Eduardo Lorier, por nombrar sólo algunos de los impresentables de la Mesa Política del Frente Amplio, están dando la vuelta al mundo y pueden hacer entrecerrar los ceños de muchos potenciales inversores.
De una vez por todas debemos acordar qué tipo de país queremos y qué tipo de inserción queremos tener en el mundo. Pero esta decisión no puede quedar únicamente en las manos de una irresponsable e impresentable Mesa Política, porque ya demostró su inoperancia y su falta de visión. Esta decisión debemos tomarla todos los uruguayos.
Nos encontramos en un momento excepcional en materia de crecimiento. No sólo “el viento de cola del crecimiento mundial” apuntala nuestra economía, sino que los graves errores de nuestros vecinos nos dan una mano.
En muchos artículos hemos advertido de la importancia de aprovechar la actual coyuntura favorable, pero aparentemente es mucho más poderosa la atrasada mentalidad setentista de muchos sectores del gobierno y su odio a la derecha imperialista, sin darse cuenta que ilógicamente están cambiando el imperialismo yankee por el imperialismo brasuca cuando se llenan las bocas con "Más y mejor Mercobluff". No advierten que los brasileros están adquiriendo las principales industrias existentes en nuestro país. Ejemplo: Cerveza Norteña, y los avances de Petrobras sobre estaciones de servicio. Sin embargo, el gobierno brasileño es afín (¿?) ideológicamente a los infradotados políticos frentistas.
Pero ahora, estos ininputables están gozosos porque Uruguay está tanteando la posibilidad de firmar un TLC con China, cuya ideología comunista es afín a la de estos descerebrados. Sin embargo José Pepe Mujica, viejo pícaro y sabelotodo, advirtió: "es mucho más peligroso un TLC con China que con Estados Unidos."
¿Hasta cuándo van a seguir pensando con la ideología y no con el cerebro? Probablemente no lo tengan, porque hasta ahora no han advertido que la economía no tiene ideología, y los negocios tampoco.
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