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Argentina Incoherente
por Raúl Seoane
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80.000 personas, según los organizadores, se dieron cita sobre el puente que une Gualeguaychú con Fray Bentos. Sin embargo, el gobierno argentino asegura que fueron solamente 10.000. Una gran diferencia en donde comienza a notarse la incoherencia argentina. Sin embargo, más o menos personas no hacen a la diferencia, aunque incrementa o disminuye en décimas los porcentajes de los que no están de acuerdo con los piqueteros gualeguaychusos, porque si Argentina tiene 40 millones de habitantes, 80 mil o 10 mil disidentes no son representativos de la sociedad.
Mientras se realizaba el ¿mega? acto de protesta piquetera, en un giro de ciento ochenta grados en su discurso, el embajador argentino en Uruguay, Hernán Patiño Mayer, envió un mensaje a los manifestantes para que "defiendan sus intereses por otros medios, si los hay, pero que ese puente lo liberen", porque esa medida de bloqueo "lo único que hiere son sentimientos, y entre hermanos los sentimientos no se pueden herir".
¿Un nuevo giro en la política del gobierno argentino o una apertura de paraguas por el posible fallo desfavorable de la Corte de La Haya? Sea como sea, es otra muestra de la incoherencia argentina, y la necedad de los terroristas pseudo-ambientalistas ya que el pasado año, los ambientalistas de Greenpeace dijeron que no estaban de acuerdo con el método utilizado por los terroristas de Gualeguaychú, y dieron un aval a la planta de Botnia pidiendo que se controle un posible error en la fábrica, que pueda generar contaminación, y aseguraron que bien controlada este tipo de planta de última generación no produce contaminación.
En el puente que une Salto con Concordia, un juez federal argentino ordenó a la Gendarmería Nacional que asegure el libre paso, con lo que se desarticularon los cortes que realizaban cuatro gatos locos. Pero esto mismo no sucede con los jueces que tienen jurisdicción sobre los puentes Colón-Paysandú y Gualeguaychú-Fray Bentos, lo que indica que también en los jueces argentinos existe incoherencia.
Estos cortes, que tienen como hipotético objetivo ahogar la economía uruguaya, producen un efecto bumerang contra los propios pseudo-ambientalistas, ya que la sociedad argentina los rechaza abiertamente reclamando el derecho a transitar libremente por las rutas. Un comentario de un forista del diario La Nación asegura que los que protestan son una MINORIA en comparación con la gente que ha pasado por las rutas que van a Uruguay, y se pregunta ¿Qué le hemos hechos los argentinos comunes que vamos a pasear a Uruguay, a los argentinos de Gualeguaychú?
Pero ahondando un poco más en las incoherencias, la provincia de Entre Ríos, y sobre todo la ciudad de Gualeguaychú se venden al resto del país como un lugar turístico por excelencia. Sin embargo, las erróneas afirmaciones de los terroristas entrerrianos de que el río Uruguay se está contaminando por culpa de la pastera finlandesa, atenta fuertemente contra el turismo que pueda estar interesado en la propuesta entrerriana, por lo que en lugar de alentar a que la gente pase por Gualeguaychú, los están invitando a que eviten la zona.
Hasta el momento, las mediciones de los organismos especializados argentinos que continuamente monitorean esa zona del río, no han detectado ningún tipo de contaminación, y esto es tan real porque si los resultados fueran en contrario, el gobierno argentino ya hubiera presentado una nueva demanda en el Tribunal Internacional, conociendo la forma de operar del matrimonio regente.
¿Capricho?, ¿Necedad?, ¿Orgullo herido?, ¿Negocio fructífero?, todo puede ser dentro de esta incoherencia por la que transitan algunos miembros de la sociedad argentina. Es indudable que el negocio generado por los pseudo-ambientalistas del terror debe ser importante y el mercadeo de productos como llaveros, calcomanías, gorras, remeras, etc., lleva importantes dinerillos hacia las arcas terroristas entrerrianas, sin contar el aporte monetario que el propio gobierno de Entre Ríos y la municipalidad de Gualeguaychú realizan.
Y como frutilla del postre de la incoherencia hay que destacar que el gobierno argentino protesta por la posible contaminación que Uruguay estaría generando, pero no fue capaz de pedir disculpas a nuestro gobierno por la contaminación real que generó a nuestro país el incendio de campos en el delta del Paraná, y que según el defensor del pueblo de Buenos Aires, comenzó en tierras fiscales del Gobierno de Entre Ríos.
Incoherencia total, esa es la única palabra que cabe.
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