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El país del "después"
* Luis Tappa |
Es evidente que la mayoría de las cosas se hacen improvisadas, sin pensar ni analizar, aunque esto no es privilegio de nuestro país.
Cuando se va a realizar un obra, sea cual sea su magnitud o finalidad, inmediatamente a la idea se forman comisiones encargadas del estudio de factibilidad, que luego de "intensos" trabajos sacan conclusiones y dan el visto bueno (casi siempre), o no (casi nunca)
El estudio se realiza, se hace el proyecto, se destinan los fondos, o se autoriza, en el caso de que sean privadas, la realización de las obras.
Pero todo esto se piensa y calcula pensando en "ahora" en "ya", sin tener en cuenta el paso del tiempo ni las posibles consecuencias de lo imponderable.
A veces se trata de algo transitorio (léase para siempre) para ir solucionando algún que otro problema. También se otorgan permisos para construcciones u obras de cualquier tipo sin mirar más allá del día en que se firma la autorización.
Siempre lo mismo, se sabe que algo está mal y ofrece algún tipo de riesgo, pero se deja y se espera a que suceda alguna desgracia para luego salir a golpearse el pecho y dictar normas o leyes que intentan solucionar en parte el daño producido, pero para que esto pase, por lo general, tiene que morir alguien, ese es el precio.
Ejemplos de estos desaguisados tenemos por miles, necesitaríamos páginas y páginas para enumerarlos a todos, pero podríamos nombrar a algunos que son temas de actualidad.
Tenemos el caso de las torres de comunicaciones que pululan por toda la ciudad, claro, antes de levantarse estos monstruos se estudió el proyecto, intervinieron ingenieros, sacaron sesudas conclusiones, y por supuesto que se dio el visto bueno luego de "conseguir" la aprobación municipal.
Es evidente que en algunos casos le erraron en el cálculo, porque no es la primera vez que se cae alguna de estas, van varias, y los resultados generalmente son funestos.
Ahora todo el mundo está preocupado por estas torres y ya se piensa hasta en su reubicación, pero no es cierto, luego que pase el furor las torres seguirán en el lugar en que están y no se hará nada al respecto.
Tenemos el ejemplo de ese otro adefesio de la torre de canal 4, que se levantó en medio de una hermosa zona y a menos de 100 metros del Obelisco, restándole hasta presencia a este. ¿Qué pasaría si se llega a caer esta torre? ¿Alguien me puede asegurar con un 100% de garantía de que esto no puede suceder?... ¡no! ¿Verdad? bueno, ¿que se espera para sacar semejante mamarracho del lugar?, ¿Qué se caiga?
Todas estas cosas, además de afear la ciudad, llevan consigo un riesgo implícito que hay que corregir antes de que pase algo.
En mi nota anterior hablaba de estos temas y además mencionaba el otro factor que aparentemente nadie tiene en cuenta, la irradiación de ondas electromagnéticas sobre la cabeza de la gente, asunto este por demás peligroso para la salud, también hablé del ejemplo de Porto Alegre.
Creo que ya es hora de que cuando se aprueben proyectos que pueden afectar la seguridad, o la salud de la gente, se tenga en cuenta y se priorice a estos. También es hora de sacar y trasladar a lugares más seguros todo este monte de torres en que se ha convertido Montevideo, llevarlos a un lugar alejado de zonas pobladas y ponerlos todos juntos.
Pero al igual que de esto, podemos hablar de mil cosas, la curva del club de Golf, por ejemplo, ¿Cuántas vidas se ha llevado?
La que está en Bulevar Artigas y la rambla es más cerrada todavía, pero allí no se producen los accidentes que si, pasan en la primera, porque se visualiza mejor y cuando nos acercamos al lugar nos damos cuenta del obstáculo, pero en el caso de la anterior, principalmente si nos trasladamos hacia el centro, a la distancia no parece tan peligrosa hasta que estamos "arriba", y si venimos medio "fuerte" cuando llegamos al lugar, ya es tarde.
¿Se acuerdan de la Rambla y el arroyo Carrasco, yendo hacia el Este? ¿A quien se le puede ocurrir hacer lo que se hizo en el lugar? Cortar abruptamente la vía de transito... ¡al borde del arroyo!
Transitando hacia fuera, y de noche sobre todo, aquello era una trampa mortal, sin embargo estuvo decenas de años este peligro, a vista y paciencia de todos, ¡también aquí!... ¿Cuántas vidas costó tanta desaprensión?
Después hablamos de accidentes y de otros imponderables, en estos casos como en el de la torres, no hay accidentes, solo desidia y negocios.
Aparentemente nadie piensa en mañana ni en las consecuencias cuando se autoriza o se hace algo mal, o que no cumple con un mínimo de seguridad, todavía queda por ahí algún puente sobre alguna ruta, más angosto que esta, y que solo permite el pasaje de un vehículo, incluso luego de haber ensanchado y hecha nuevas algunas carreteras estos puentes quedaron tal cual, un ejemplo fue la ruta 9, muchas vidas se perdieron antes de que corrigieran este fenómeno que funcionó durante un montón de tiempo en esas condiciones.
¿Qué medidas se toman con algunas calles de Montevideo, donde se producen accidentes a diario? Lamentablemente los uruguayos somos hijos del rigor, porque por más que se pretenda educar, no se obedecen reglamentos y cada cual maneja a su libre albedrío.
Tomemos por ejemplo la calle Hocquart, y esto lo puedo decir con propiedad, es lo más común, y sucede constantemente ver coches que circulan por esta arteria a más de 100 kph, ¿Alguien hace algo al respecto? Lo mismo sucede con la calle Nueva Palmira, cuando desde Bulevar se largan en la bajada a altas velocidades, esto no se soluciona con un simple cartelito de "PARE" o "CEDA EL PASO".
O se pone semáforos o se manda inspectores a controlar, multar y hasta retirar libretas.
Como dije anteriormente, los uruguayos somos hijos del rigor y si no se toman medidas mas fuertes nada cambiará.
Después vienen los lamentos y se habla de accidentes, la mayoría no son accidentes, siempre, o casi siempre, influyen factores de conducta e imprudencia que hacen que sucedan estas cosas.
La mayoría de los choques en las carreteras son de frente, ¿esto es un accidente?... ¡Por favor!
Con la simple frase de "Por causas desconocidas perdió el dominio del vehículo..." justificamos al que debido a la velocidad, imprudencia, mal manejo, o el efecto de alguna "birundela" se le fue el coche de las manos y no lo pudo gobernar, son contados los que se producen por verdaderos fallos mecánicos. Detrás de cada llamado accidente hay una falla humana, y no se trata de aquello de que "Errare humanum est", hay cosas en que no se puede permitir el fallo humano, esto cuesta vidas.
Y este fallo humano se presenta en infinidad de circunstancias, incluidas las torres, deben preverse todas las contingencias posibles y hasta imposibles para tratar de evitar situaciones como las que se han dado.
Eliminen de una vez y para siempre todo ese torrerío inmundo que afea nuestra ciudad y que ofrecen un riesgo latente sobre nuestras cabezas.
"Errare humanum est", y después echarle la culpa a "Mongo" también.
"Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia"
Santiago Ramón y Cajal