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Año V Nro. 358 - Uruguay, 02 de octubre del 2009   
 
 
 
 
historia paralela
 

Visión Marítima

 

A Demasi!!!
por Federico Abdo

 
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         Hace ya algún tiempo, el historiador Demasi falto de verdad empírica afirmó que no se podría precisar con certeza si la guerrilla había sido anterior o posterior a la represión, el profesor Demasi sabe que los tupamaros hicieron actos de violencia ya en 1963 en el gobierno demócrata del Partido Nacional.

         La semana pasada, el sesudo izquierdista, lanza a la opinión pública el siguiente disparate sin par: “"En todos los casos (como puede verse en las proclamas revolucionarias) éstos reclamaban parcelas de poder político, y no el sufragio. En 1903 Saravia se levantó en armas porque el gobierno le había entregado seis jefaturas al Partido Nacional, pero sólo cuatro a su sector. De hecho es contradictorio pelear por el reparto de jefaturas y a la vez por la ley electoral, porque la entrega de jefaturas no es un criterio muy democrático: no se pedía la opinión de los habitantes de las jefaturas que se negociaban, y en la época era notorio que la población en algunas jefaturas blancas era mayoritariamente colorada”.

         El comentario no resiste el menor análisis crítico, en Uruguay no existía el voto secreto, las garantías para ejercer el derecho sagrado de votar eran casi nulos, la presión de la autoridad sobre el ciudadano era asquerosa, no había respeto por las minorías, así y todo, se contaban mal los votos adrede. Saravia inicia su revolución en 1896, sin exigencia de cargos políticos alguna, debería lavarse la boca el afamado historiador, soy joven, me gusta la historia, él sabrá mucho más, pero sé que lo que dice el señor es mentira. Cuando fruto de lo pactado, tras el derramamiento de sangre de hermanos, se había asignado al Partido Nacional la designación de jefes políticos departamentales como forma de garantizar la coparticipación eficaz, y, como contralor de los frecuentes desvaríos del gobierno de turno, fue el mismo gobierno quien otorgó a dedo, sin consultar al Partido Nacional, los cargos a la gente de Acevedo Díaz, colaborador del gobierno y con gran resistencia entonces en nuestras filas.

         Batlle faltó a la palabra, y, cuando Saravia empeñaba la palabra era un cheque al portador, por ello se levantó nuevamente en armas, por exigir el cumplimiento de lo pactado, si tanto hubiese interesado el poder, Saravia hubiese sitiado Montevideo, o, se hubiera guardado en alguna tatucera en lugar de andar en primera fila ofreciendo el pecho a la bala. Además es un dislate afirmar que Saravia tenía sector, Saravia era el Partido Nacional de pie.

         Trata sin éxito real, el docente de docentes, de igualar a tupamaros y revolucionarios saravistas, afirmando que ambos pelearon contra gobiernos legítimamente constituidos pero ilegales en el ejercicio del poder, comparando a Borda con Pacheco, quizás esto podría tener algún viso de realidad, si los tupamaros se hubieran alzado luego del deceso del Gral. Gestido y la asunción de Pacheco Areco, mas los tupamaros comenzaron a hacer terrorismo en 1963, con un gobierno blanco, por tanto demócrata, con mayoría de la UBD, y, de yapa con quien fuera luego el mayor enemigo de la dictadura de Ministro de Ganadería. Afirmar semejante absurdo para un conocedor de la historia es en mi humilde opinión obrar de mala fe.

         Elude Demasi la diferencia abismal entre ambos hechos del pasado, los tupamaros eran apenas una minoría soberbia que pensó, el convencimiento en Mujica al menos sigue vivo a juzgar por sus declaraciones, que la democracia no era el sistema adecuado de convivencia para el Uruguay, de hecho la combatieron.

         En el caso del alzamiento Saravista, el fondo de la cosa es muy distinto, para Aparicio y el pueblo que lo acompañó, no había patria sin sufragio limpio y universal, la democracia era lo que se defendía, cruel pero noblemente, sin robo, secuestro, ni asesinato de inocentes, se moría de cara al sol, en el enfrentamiento. Tal es el desinterés de Saravia, que en lugar de salir a robar para juntar fondos, como lo hiciera sistemáticamente el MLN, puso al servicio de la causa los títulos de sus tierras, porque para él, la Patria estaba primero, y prefería que sus hijos fueran pobres pero con patria, y, no ricos y sin ella.

         Lo grave del asunto es que el Señor Demasi, no es un profesor cualquiera, su criterio es referencia del gobierno, quien entre otras cosas se ha empeñado en “enseñar” la historia reciente, esperemos que Demasi se retracte, si no lo hace, igual le aviso que a lo largo de los años, los cobardes que escriben sobre los valientes, han querido embarrar las figuras de Oribe, Saravia,y, Herrera, mas no han podido, porque la patria entera es celosa guardiana de sus trayectorias y legados, la historia no por oficial es verdadera.

© Federico Abdo

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