¿Hasta cuándo?
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por Michael S. Castleton-Bridger |
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Una de las cosas que nuestro actual presidente se cansó de manifestar en la última campaña electoral en cuanto estrado ocupó, a lo largo y a lo ancho de la república, fue , según él, la honestidad casi genética del frente amplio y como contrapartida la deshonestidad de sus oponentes, los partidos tradicionales.
Acuñó este hombre la frase ya famosa de ‘meter la pata pero no la mano en la lata’ en cuanto a su gobierno putativo en aquel momento.
Pues bien, ya pasamos, sin saber bien como, la mitad del mandato de este médico y sus acólitos con, a mi juicio, muchos más oscuros que claros en su gestión.
El Dr. Vázquez dijo en su última alocución televisiva que al que metía la mano en la lata se la iba a cortar. A esta altura de los acontecimientos uno pensaría ver una montaña de manos cercenadas, pero no, las manos y sus dueños siguen como el símbolo de una marca de güisqui ; tan campantes.
De toda una vasta selección de casos raros por no decir otra cosa hay tres ejemplos que rompen los ojos y ofenden a la inteligencia de cualquier ciudadano más o menos informado. Son: Satenil en Maldonado, el tema casinos municipales y el tema hotel Carrasco.
Otro capítulo sin duda interesante y merecedor de atención comprendería los, por lo menos, complejos negocios del estado uruguayo con Chávez y su baracutanga que parecería involucran a notorios miembros de este gobierno y por comentarios de prensa hasta algún familiar del presidente Vázquez.
Yo, como ciudadano y desde el llano más absoluto no tengo idea en qué andan estos asuntos. En el primer caso parecería que la estrategia es dejar que pase el tiempo y esperar que todos nos olvidemos. En el segundo ya la cosa es más escandalosa pero nadie en concreto sabe nada, y el último tema no tenemos idea donde anda. De los negocios con Venezuela, veremos…
Pero como será la cosa que el Gral. Licandro con quien me separa un abismo ideológico pero de cuyo honor y honestidad en el error o en el acierto no se puede dudar, renunció a su cargo en la comisión de ética del frente amplio. Los motivos, si bien no los conocemos personalmente, parecen ser de un gran disgusto con estos asuntos que nunca terminan de aclararse.
La lógica indicaría que si no hay nada raro y si nada huele mal en Montevideo o Maldonado estos asuntos ya estarían totalmente finiquitados con las resoluciones jurídicas y políticas pertinentes. Pero nada de eso, las cosas se extienden en el tiempo, el frente mal usa su mayoría parlamentaria e imposibilita investigadoras del propio parlamento y hace lo que parece una gigante ‘chicana’,hablando en términos judiciales, con la esperanza aparente de que con el tiempo estas cosas prescriban o simplemente desaparezcan del horizonte político de la nación.
Sobre esto hay dos consideraciones. La primera, que es deber de una oposición seria y en serio exigir y machacar hasta que estos asuntos queden aclarados. La segunda, el viejo aforismo que no por reiterada es menos cierta y más en política,’ se puede engañar a parte de la gente todo el tiempo, toda la gente parte del tiempo pero nunca todo la gente todo el tiempo’.
Sería bueno que el Dr. Vazquez y sus acólitos se acordaran de estas sabias palabras.
La gente no es tonta y si estos asuntos no son aclarados debidamente el precio a pagar por el mismo frente amplio va a ser enorme. Pero en cualquier caso son cosas que no le hacen bien ni al país , ni a la democracia, por lo tanto por una cuestión básica de honor y decencia de este gobierno debe aclararlos a la brevedad.
Es de esperar que esta gente que hoy ocupa el gobierno no se hayan olvidado del significado de las palabras honor y decencia, tan importantes en la vida de los hombres.
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