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Crónica de un resultado anunciado
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por Raúl Seoane
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Analizar las elecciones del domingo pasado en Argentina es una empresa bastante engorrosa y peligrosa. Ya todos los medios de comunicación en el vecino país comenzaron sus análisis sobre el triunfo del oficialismo, pero muchos, por miedo o por conveniencia, no reflejan toda la verdad.
Bastante tiempo atrás en este mismo medio se habló de la estrategia del gobierno populista argentino para perpetuarse en el poder: cinco años de Néstor, cinco años de Kristina, otros cinco años de Néstor y vuelta otra vez a cinco años de Kristina. Con esta estrategia, la demoKracia oficialista va a transformar un país potencialmente rico en una república bananera al estilo bolivariano, porque a pesar de que todos vaticinan un enfriamiento de las relaciones carnales con Venezuela, la necesidad imperiosa de fondos frescos que tiene el país y su auto-aislamiento internacional, dan por tierra con todos estos vaticinios, por lo menos durante los primeros tiempos del gobierno de la reina K.
Esperanzados u obsecuentes, muchos analistas argentinos aseguran que Kristina va a realizar un gobierno distinto al de su marido, sin embargo su discurso populista es exactamente igual al de su consorte por lo que la esperanza de un cambio se va a estrellar contra el muro de la soberbia y de la prepotencia de la presidenta electa, porque esto ya lo ha demostrado.
Que existieron anomalías en esta elección, no me cabe la menor duda. Se compraron votos en la provincia de Buenos Aires tal y como lo hicieron cuando la Kristina se postulaba al Senado. Faltaron boletas de los principales candidatos de la oposición en muchas mesas de votación y hubo demoras en la apertura de muchas de las mesas en Capital Federal, por lo que la Justicia Electoral prorrogó una hora más los comicios en ese distrito. El “tufillo” a fraude se huele a distancia, aunque no haya existido.
Elisa Carrió (Coalición Cívica), Roberto Lavagna, (UNA), Ricardo López Murphy (PRO), Fernando "Pino" Solanas (Proyecto Sur) y Alberto Rodríguez Saá (Frejuli) realizaron las correspondientes denuncias en la Cámara Nacional Electoral "por robo de boletas" en el conurbano bonaerense.
La C antes que la E
Más allá de esta realidad analizada y denunciada por muchos medios, un análisis frío e imparcial de estos comicios y de la realidad de la Argentina actual, me lleva a pensar que el triunfo de la reina K es preferible al de su más inmediata perseguidora, Elisa Carrió.
Si la candidata de la Coalición Cívica (Elisa Carrió) hubiera triunfado en la primera o segunda vuelta, lo más que probable según todos los analistas, su gobierno sería muy débil, en primer lugar porque no tendría el respaldo político suficiente para realizar los profundos cambios que la Argentina necesita y en segundo lugar porque no dispone de los cuadros suficientes para cubrir los cargos políticos necesarios, por lo que es más que probable que, en algún momento de su gobierno se hubieran reeditado los hechos que llevaron a la caída de Fernando De La Rúa en el año 2000.
¿Cómo llego a esta conclusión? Muy simple. En las postrimerías del gobierno radical del Dr. Ricardo Alfonsín ocurrieron disturbios tales que, para evitar el agravamiento de la situación, Alfonsín renunció a finalizar su mandato seis meses antes. ¿Quién era el vicepresidente electo? Eduardo Duhalde, peronista.
Si bien el gobierno de De La Rúa fue nefasto para el país en razón de la debilidad característica del primer mandatario y las diferencias ideológicas de la “colcha de retazos” que lo llevó al poder, su caída fue muy similar a lo que le ocurrió al anterior gobierno radical. Cacerolazos espontáneos ¿?, saqueos a supermercados y manifestaciones populares. Es cierto que el sucesor de De La Rúa fue Alberto Rodríguez Saá, pero a este se lo hostigó de tal forma, incluso retirándole todo tipo de seguridad necesaria para su investidura, lo que fue denunciado por el propio Rodríguez Saá, que no tuvo más remedio que renunciar a la primera magistratura, y ¿quién fue el presidente durante dos nefastos años? Eduardo Duhalde, peronista.
Estos son simples hechos históricos que nadie puede desmentir, lo que me recuerda el viejo dicho popular “Las brujas no existen… pero que las hay, las hay”. Visto esto ¿alguien puede asegurar que en un hipotético gobierno de Elisa Carrió no podría suceder lo mismo?, yo no.
La culpa es de la oposición
Catorce candidatos se presentaron a la primera magistratura, catorce candidatos que, a pesar de todos los esfuerzos realizados no pudieron unirse para enfrentar al peligro de la hegemonía populista K.
Ricardo López Murphy no pudo llegar a un acuerdo ni con Mauricio Macri, ni con Jorge Sobich y mucho menos con Elisa Carrió o con Roberto Lavagna. Ninguno de ellos quiso resignar su pequeña cuota de poder. Todos quieren ser caciques, para ellos los indios no existen.
Dentro de esta guerra de egos y ambiciones, con una oposición totalmente fragmentada, un triunfo del oficialismo populista era la resultante lógica, máxime si tenemos en cuenta la mafia enquistada dentro del propio peronismo y utilizada frecuentemente por el Frente para la ViKtoria.
Más allá de las anomalías registradas y del posible fraude electoral, el triunfo de Kristina se debió más a la falta de voluntad política de la oposición que privilegió sus apetencias personales e ideológicas por sobre las necesidades del país, que a las posibilidades de un fraude.
¿Y ahora qué?
Si bien la gran mayoría de los analistas aseguran que existe un pacto secreto argentino-uruguayo para solucionar el conflicto generado por un grupo de inadaptados con nuestro país, con el objeto de allanarle el camino a la presidenta electa durante los primeros pasos de su gestión, la realidad puede ser muy distinta.
Sólo Dios y la retorcida mente del presidente argentino y su electa consorte lo pueden saber. Por las dudas, Tabaré Vázquez llamó inmediatamente a la presidenta electa para felicitarla y asegurarle que estará en el acto de su asunción al poder. ¿Empatía populista, estrategia nacional, protocolo internacional o miedo a lo que vendrá? Qui lo sa.
La gran incógnita es cómo se desarmará el movimiento terrorista de Gualeguaychú. Es cierto que Gendarmería Nacional les informó que a partir del domingo pasado los puentes debían ser liberados, pero del dicho al hecho hay un gran trecho, y analizando lo realizado por Néstor hasta ahora, y el potenciamiento de las estrategias de los terroristas del medio ambiente, las garantías de que esto suceda son más bien escuetas.
Hay que esperar. Sólo el tiempo nos va a mostrar que es lo que podemos esperar de este nuevo gobierno argentino.
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