EL DECALOGON:
LA BIBLIA DEL BUROCRATA * Fernando Pintos
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No se sabe si fue inspirado por el Satiricón de Petronio, el Decamerón de Bocaccio o la Historia Natural del Disparate de Evans. En todo caso, permítanme presentar ante ustedes, selecto público, ese fabuloso producto del intelecto que ha sido denomina el Decalogón (porque se trata, precisamente, de un decálogo con 14 puntos, o sea, con cuatro a manera de estrambote), el cual se constituye en el Libro Sagrado para cualquier burócrata que se precie de ser tal. Repasemos cuidadosamente los 14 puntos del Decalogón, y más allá de asombrarnos con su sabiduría que nunca pierde vigencia, veamos el por qué de su trascedencia y perdurabilidad&
Punto uno: deberás perpetrar siempre el mal, sin ver jamás ni cómo, ni por qué, ni a cuál.
Punto dos: tienes que realizar el bien& pero siempre y cuando te convenga. Y además, deberás conseguir que todos se enteren de ello, para que así canten loas en tu nombre.
Punto tres: Siempre que te sea posible, habrás de maltratar y oprimir a los que tu delicado instinto te señale como débiles y desheredados. Siempre que te sea posible hacerlo con total impunidad, atenderás con malas caras y prepotencias a quienes considerres pobres, indefensos y carentes de influencias.
Punto cuatro: debes esmerarte en mimar y proteger a aquellos en quienes otra vez tu precioso olfato en acción detectes como parte de los ricos y poderosos de este mundo& A ellos adúlalos y reveréncialos, deja que te utilicen festinadamente como felpudo o trapo de piso, mostrando siempre una sonrisa abyecta& Y recuerda bien que sólo deberás traicionarlos cuando ello sea en beneficio de alguien que resulte todavía más rico y poderoso que cualquiera de ellos& ¡Ejem!
Punto cinco: Nunca dejes de hacer circular un buen chisme por tu oficina. Para tal efecto, habrás de preferir aquellos que puedan constituírse en la sempiterna piedra del escándalo, para así sembrar el odio inextinguible y la discordia intermitente en esa hasta hoy pacífica y aburrida oficina tuya (El día en que, gracias a ello, tus compañeros intercambien no ya insultos ni golpes de puño, sino descargas de fusil y ataques de caballería con el clarín tocando a degüello, te podrás sentir, lo que se dice cuando menos en la telenovelas plenamente realizado).
Punto seis: jamás dejarás de hacer algo que te brinde provecho y placer, sobre todo si ello perjudica a quienes te rodean y en consecuencia, habrá de incrementar tu felicidad con el valor agregado de la desdicha ajena.
Punto siete: en verdad te digo, que es preferible ser odiado, repudiado y sobre todo temido, a que te consideren un infeliz inofensivo, del que cualquier hijo de vecino podría aprovecharse impunemente.
Punto ocho: nunca pierdas la preciosa oportunidad de difamar a cualquiera que se ponga a tiro. De tal forma, habrás de ser popular, respetado& y todos buscarán tu compañìa, amistad y aprobación.
Punto nueve: pondrás el mayor de los ahíncos, todos los santos días del calendario, en atiborrar tu inútil barriga sin tener para ello que retribuir con el mínimo trabajo, ya sea de tus debiluchos hombros, ya sea de tu fláccido cerebro.
Punto diez: deberás arrojar siempre la piedra, pero esconderás la mano con presteza. Renglón seguido, te las arreglarás para que las sospechas e iras del damnificado en turno recaigan, inexorablemente, sobre algún inocente de esos que tanto abundan. No olvides que el imbécil que asume la responsabilidad de sus actos suele terminar mal& ¡Y se lo merece, por ingenuo!
Punto once: nada encontrarás mejor en este mundo que: a) devorar y deglutir a cuatro carrillos; b) sorber bebidas extremadamente alcohólicas, no sólo con el estruendo de una locomotora, sino con la capacidad absorbente de una gigantesca esponja; c) caer redondo, a continuación, encima de una superficie bien mullida, para roncar allí una pantagruélica siesta; d) pero al mismo tiempo será imprescindible, para obtener de todo lo antedicho un disfrute pleno, que los demás (cuantos más sean, mejor) sufran de hambre, sed y fatiga, todo al mismo tiempo.
Punto doce: si alguien abofetea tu mejilla, habrás de poner la otra, de manera inmediata y siempre con expresión de mártir. En tanto, habrás de preparar, subrepticiamente, papel oficio y carbónico para ese venenoso informe sumarial que te proporcionará venganza y lavará la ofensa.
Punto trece: el robo, la coima, el cohecho, la prevaricación, el estupro y otras figuras delictivas son algo deshonroso y perjudicial& ¡Siempre que algún malvado pretenda practicarlas en tu perjuicio! En cuanto a ti se refiere, no permitas que torpes pudores y anticuados prejuicios, propios de épocas pretéritas, te inhiban de perpetrarlos cuando la ocasión se presente y así te convenga.
Punto catorce: en cuanto tiene que ver con tu actividad laboral, abrás de aferrarte con las uñas y los dientes a todo tipo de licencias, feriados largos, feriados puentes, vacaciones, permisos y un amplio repertorio de enfermedades imaginarias. (¡Amén!).
Sigue escrupulosamente todos estos sabios consejos, hijo mío, y habrás alcanzado la dicha de transformarte en el burócrata perfecto. (Je, je, je)&
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