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Año III - Nº 171
Uruguay, 03 de marzo del 2006
Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
 

 

 

 
Demasiado ocupados
para tener sentimientos
por Graciela Vera
Periodista independiente
11 millones se mueren de
hambre y sed ¿Importa?
 

 

Demasiado ocupados con problemas -cotidianos o no- más cercanos, a la comunidad internacional parece no importarle que en las próximas semanas 11 millones de personas puedan morir de hambre y de sed.

Europa se encuentra demasiado preocupada por la avanzada del virus de la gripe aviaria; en EEUU el gobierno está afanado en tratar de frenar la ola de desprestigio en la que sus soldados parecen empeñados en inmiscuirle y éstos, los soldados, demasiado ocupados en tratar de continuar vivos mientras que, los países musulmanes se preocupan más por los infieles que por los moribundos, también infieles.

Hasta Uruguay y Argentina tienen su propia borrasca y en España se habla más del reality show político que de lo que pueda estar pasando en un punto perdido de África.

Once millones de africanos de los que 1,2 millones son niños de menos de cinco años, sufren una terrible hambruna, ¿importa a alguien si viven o mueren?

Occidente celebra las fiestas de Carnaval y es época de risas, de bailes, de oropeles; las pasarelas de la moda presentan diseños que compiten por imponer largos y texturas; medio mundo está pendiente de la estatuilla del Oscar y, en el Cuerno de África los campesinos se ven obligados a alimentar el ganado con la paja de los techos de sus cabañas y familias enteras deben caminar horas bajo el sol abrasador para llegar a un sitio donde encuentren un poco de agua, ni siquiera piden que esté limpia.

Yibuti, Etiopia, Tanzania, Kenia y Somalia son nombres de naciones, pero son también el lugar donde vivir es sinónimo de muerte.

Una gran sequía, guerras tribales y conflictos armados se han traducido en carencia de agua y alimentos; reiteradas pérdidas de cosechas y muerte del ganado.

Los gobiernos locales algo intentaron hacer para atenuar la situación pero fue muy poco. La ayuda internacional que ha llegado, ha sido notoriamente insuficiente y la crisis humanitaria, de inminente pasó ya a ser real.

Está amenazada la subsistencia de 150.000 yibutíes, la mayoría pastores; 1,75 millones de etiopes; 3,5 millones de kenianos; 2 millones de somalies y 3,7 millones de tanzanos.

Ninguno de ellos necesita que mañana nos acordemos de que hoy existieron. En tres meses todo aporte habrá llegado tarde. Precisan ayuda ahora, en este preciso momento; necesitan alimentos y agua y, por más rápido que se les proporcione, ya para muchos será fuera de tiempo.

Las enfermedades también matan cuando no hay fuerzas para defenderse de ellas. La malaria se ha hecho endémica; la meningitis, infecciones de las vías respiratorias y diarreas resultan comunes y cobran su cuota en niños pequeños y mujeres embarazadas.

En Somalía muchas familias sobreviven con un bidón de 20 litros de agua cada tres días y la rueda de catástrofes se completa con los pronósticos más desalentadores: también este año la estación de lluvias fallaría.

En Kenia buena parte de la población vive del ganado del que obtiene la leche que consume, vendiendo el resto para comprar otros alimentos. El 70 por ciento de ese ganado ha muerto y de no llover, lo que se considera muy improbable, en pocos meses moriría el resto.

La humanidad está demasiado ocupada pensando en sus cosas. Se acerca la Semana Santa y en España los cofrades bordan en hilos dorados los mantos que lucirán las esculturas y ensayan el ritual de los pasos invocando sentimientos de solidaridad mientras, una pareja de canadienses festeja haber llegado remando desde Portugal a Costa Rica y hace planes para extender su hazaña; en Inglaterra, el tema de conversación es el éxito de la policía británica que recuperó parte de los 90 millones de dólares robados de un almacén de ¿alta seguridad?

Y los nominados para el Oscar 2006 fueron agasajados con un almuerzo durante el que, entre brindis y brindis, seguramente ninguno tuvo tiempo de pensar que miles de hombres, mujeres y niños no disponen de más de tres vasos de agua al día para beber, cocinar y lavarse.

¿ACASO ALGUIEN NECESITA DÓLARES?

En un mundo en el que el que nadie se asombra si un solo estadio construido para la celebración del campeonato del mundo de fútbol que ¡vaya a saberse si con ésto de la gripe aviaria se llega a diputar! tiene un costo de 280 millones de euros; la inversión realizada por cuatro países, Francia, España, Alemania y Gran Bretaña para desarrollar el avión más grande del mundo ha superado los 13 mil millones de dólares, una cifra que es menor a la que lleva por sí sólos gastado los EEUU en sus intervenciones en Afganistán e Irak, guerra esta última cuyo costo estimado por calculistas moderados se sitúa entre el billón y los dos billones de dólares, cuesta pensar.

Cuesta encontrar respuestas que sirvan para entender porqué 11 millones de seres humanos se están muriendo. Cuesta situarnos en ese mundo que se autoengaña proclamándose solidario.

Almería, el sur del norte, 26 febrero 2006

 
 
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