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Año III - Nº 133 - Uruguay, 03 de junio del 2005

 

 

 

 

El Estado compite en forma desleal


La división de Antel en tres empresas públicas independientes es tarea pendiente de un país que quiere exportar conocimiento

Las dificultades de los operadores privados para competir en un pie de igualdad con Antel fue el tema central del diálogo que ECONOMIA & MERCADO tuvo con Daniel Armand-Ugon, director de Web2mil, empresa proveedora de servicios de Internet con siete años de antigüedad en la plaza local, y de Intercanal, un operador de telefonía de larga distancia que funciona desde la desmonopolización del servicio de llamadas internacionales en 2002.

¿Cómo evalúa la política de telecomunicaciones del Estado uruguayo?

No existe una política oficial claramente definida en esta área. En una época, esa función la ejercían la Dirección Nacional de Telecomunicaciones, que era una dependencia del Ministerio de Defensa, conjuntamente con Antel, pero en los hechos era el ente autónomo el que determinaba la política del Estado en la materia. La situación del sector cambió con la creación de la Ursec (Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones) en 2001, ya que Antel ha pasado a tener el rol de operador y no de juez y parte. No obstante, el control monopólico de la telefonía básica que conserva la compañía estatal la favorece para competir con las empresas privadas en las áreas desmonopolizadas de las telecomunicaciones.

¿En qué áreas se ha abierto el mercado de las telecomunicaciones?

El mercado de las telecomunicaciones está abierto en las áreas de nuevos servicios de telecomunicaciones y existe competencia en las llamadas internacionales.

¿Cuál ha sido la actitud de Antel ante la creación de una veintena de empresas competidoras en los rubros desmonopolizados?

Antel no está acostumbrada a la competencia y, por tanto, sus órganos gerenciales generalmente no ven con buenos ojos a los operadores privados. Amparada en el monopolio que usufructuó desde su creación, Antel podía fijar cualquier precio para brindar servicios buenos, regulares o malos ya que el consumidor uruguayo no tenía otra opción. En cambio, ahora existe una competencia muy dinámica y agresiva, que hace resaltar las ineficiencias del operador estatal. Por esa razón, los costos de las llamadas internacionales han bajado un 70% en poco más de dos años. Cuando el usuario comprueba que el costo sin impuestos del minuto de una llamada a Australia a través de un operador privado es más barato que el de la tarifa monopólica para llamar desde Montevideo a Salto, siente que Antel no cumple su cometido con eficiencia. En efecto, el precio del minuto de Montevideo-Salto vía Antel es de 4.67 pesos más impuestos, mientras que el de Montevideo-Sydney vía Intercanal es de 3.88 pesos más impuestos.

¿A qué obedece esa distorsión en las tarifas de larga distancia nacional e internacional?

Antel compite deslealmente aplicando subsidios cruzados. Como el ente conserva el monopolio en la telefonía fija, encarece el costo de las llamadas de larga distancia interdepartamentales para subsidiar sus tarifas internacionales, que compiten con las de los operadores privados. Además, estos últimos tienen que pagarle a Antel una tasa por el uso de las líneas de la red telefónica fija que conectan las centrales de los operadores con el abonado. El costo de ese acceso que no es otra cosa que una llamada local es mucho más caro para dichas empresas que para los usuarios (casas de familia y comercios). Esta tasa de interconexión es diez veces más costosa que en Argentina, que es un país que está en una situación económica bastante similar a la nuestra. Como las telefónicas privadas no pueden trabajar al costo, dicha tasa se le transfiere al usuario que termina pagando un impuesto encubierto a Antel.

¿No está cobrando Antel esa tasa para resarcirse de las inversiones que hizo en infraestructura y que hoy quieren utilizar los operadores privados?

La sociedad uruguaya privilegió a Antel durante décadas para que hiciera las inversiones en telecomunicaciones en pos del desarrollo del país. El sobreprecio que la compañía telefónica estatal cobró por vender sus servicios en forma monopólica le permitió construir una red de información y fibra óptica muy importante. Si bien ese es un recurso de Antel, también le pertenece a la sociedad uruguaya que pagó por él.

¿Cómo evalúa el nivel tecnológico de las telecomunicaciones en Uruguay?

La infraestructura es buena, pero está subutilizada porque Antel no sólo cobra precios exorbitantes sino que tampoco permite a las empresas privadas que la aprovechen. Por ejemplo, los operadores privados de telecomunicaciones no pueden arrendar la red de cobre de Antel para brindar servicios de transmisión con la tecnología ADSL (Asymmetric Digital Subscriber Line), que proporciona una conexión de alta velocidad a Internet. De este modo, el ente estatal mantiene en la práctica un monopolio de la infraestructura que la sociedad uruguaya construyó para el beneficio de todos.

¿Cómo se pueden solucionar estos conflictos de competencia entre Antel y los operadores privados de telecomunicaciones?

En primer lugar me gustaría aclarar cuáles son los conflictos que existen entre Antel proveedor monopólico y Antel operador de datos y de larga distancia en competencia. Hoy los operadores de acceso a Internet discado y de larga distancia internacional no tienen otra alternativa que contratar las líneas telefónicas a Antel. A través de estas líneas los usuarios realizan sus llamadas a los distintos proveedores de acceso discado a Internet y sus llamadas internacionales a través de los operadores privados. De esta forma Antel conoce exactamente los números de su competencia, es decir sabe exactamente qué cantidad de usuarios se conecta a Internet por los operadores privados y cuál es el tráfico de llamadas internacionales que tiene cada uno de ellos. El ente estatal utiliza para sí esta información esencial en una clara muestra de competencia desleal.

¿Qué propone Ud. para solucionar este problema?

La única solución para que se termine con la competencia desleal y para que la sociedad uruguaya pueda aprovechar toda la infraestructura instalada, sería dividir a Antel en tres empresas públicas fuertes e independientes. Una estaría encargada de administrar y desarrollar la red física, es decir que sería la dueña de las carreteras de información, otra estaría a cargo del área de datos y una tercera se dedicaría a la telefonía exclusivamente. Eso le haría bien al país y también a Antel porque la primera, que sería el backbone de las transmisiones, alquilaría sus redes de cobre y de fibra óptica tanto a las empresas públicas de datos y telefonía como al sector privado. Sería una forma adecuada para que muchos operadores privados pudiesen utilizar las "carreteras" que la sociedad uruguaya construyó mediante el pago de un sobreprecio que cobró el monopolio de las telecomunicaciones. Además, se pondría fin a los subsidios cruzados de Antel, porque los precios de arrendamiento que fije la empresa de infraestructura van a ser parejos para el sector público y privado. Esta solución destinada a evitar el abuso monopólico y la competencia desleal ya ha sido adoptada en varios países.

La tarifa de acceso a Internet es muy cara en Uruguay

¿Cómo accede la mayoría de los uruguayos a Internet?

La inmensa mayoría se conecta con acceso discado a través de Adinet, el servicio de Antel, que cumple en general con las necesidades más inmediatas del usuario. El acceso discado a Internet es también muy popular en Estados Unidos, con la diferencia de que en Uruguay la tarifa es muy cara porque Antel no sólo cobra el tiempo de conexión a Internet, sino también suma el costo de los pulsos por llamada telefónica. Este régimen determina que la inmensa mayoría de los usuarios sólo navegue en la noche o en la madrugada cuando la tarifa del pulso es más económica.

¿Es suficiente el ancho de banda, o sea la cantidad de "sendas" que ofrece Antel para acceder a la "carretera de la información"?

Está probado que siempre habrá demanda de una banda mayor. Hoy se pueden arrendar conexiones permanentes con una velocidad que varía entre 64 y 300 kilobits/segundo, pero eso no es realmente banda ancha en la actualidad. A modo de ejemplo, la velocidad de acceso a Internet que proporciona AT&T en Florida (Estados Unidos) es de 10 megabits/segundo por el precio de U$S 50 mensuales. Eso le da al usuario infinidad de posibilidades como, por ejemplo, bajar una película de cine en pocos minutos, lo que en Uruguay es una tarea que insume un día.

¿Qué inversiones debería hacer Antel para ofrecer un mejor acceso a Internet?

En realidad, la inversión en infraestructura ya está hecha. Convendría que se le permitiese a los operadores utilizarla a un precio razonable. Actualmente, Antel está cobrando a las empresas privadas una tarifa mensual de $ 190.543 (IVA incluido) el megabit/segundo lo que representa aproximadamente U$S 6.800 mensuales por el acceso "dedicado" a Internet, que utiliza la banda ancha pura sin sobresubscripción, mientras que ese mismo servicio cuesta U$S 500 en Argentina. Ese precio desmedido impide a la Universidad de la República conectarse a Internet 2, cuyas conexiones son del orden de 100 megabits/segundo, como lo hacen todos los centros universitarios de América Latina.

¿Cómo podrían las telecomunicaciones en Uruguay alcanzar un nivel tecnológico más avanzado?

Además de algunas inversiones que Antel está realizando, un Estado con escasos recursos financieros debería ser más astuto y lograr que las empresas privadas aporten riesgo, capitales y tecnología. Para ello es necesario crear un marco institucional que asegure la competencia leal e impida la continuación de un monopolio encubierto de la compañía telefónica estatal.

Artículo publicado en el Diario El País y reproducido con autorización del entrevistado