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Doble moral e incongruencias
por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)
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Parece que ya nos acostumbramos a lo inusual y a lo que es una afrenta a la racionalidad. Aparentemente ya es aceptable que las conductas oficiales se caractericen por una doble moral –o "double standard": aplicación distinta de una misma regla ante hechos similares- que se antepone al equilibrado juicio y a la necesaria coherencia. Se incluye en esto, la "ley del embudo": "lo ancho para otros, lo estrecho para uno". Esto que sucede internamente, se advierte también en la acción internacional. En efecto, se protesta vigorosamente contra conflictos mientras que, por hechos semejantes, se da apoyo militante.
En Irán hay protestas por el fraude en las recientes elecciones. "Los tres candidatos derrotados han presentado ante este poderoso Consejo 646 quejas por presuntas irregularidades en favor de actual presidente Mahmud Ahmadinejad, a quien el Ministerio de Interior le otorgó la victoria con una sorprendente mayoría absoluta" (El Tiempo, Bogotá). Siguieron masivas protestas en Teherán de los partidarios del candidato opositor Hosein Musaví, exigiendo nuevas elecciones. La represión de los Guardias Revolucionarios, que son el ejército ideológico del régimen de los ayatolaes, fue brutal, resultando en los primeros días al menos 20 muertos: Se destaca el asesinato de la joven Neda, que ya es el símbolo de la resistencia ciudadana al fraude.
No se hizo esperar el apoyo a los ayatolaes iraníes de sus aliados en América Latina en la VI cumbre de ALBA: "…los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; Bolivia, Evo Morales; Nicaragua, Daniel Ortega y Ecuador, Rafael Correa, condenaron la "campaña de desprestigio desatada contra ese hermano país" después de conocerse los resultados de las elecciones del pasado 12 de junio, objetados por la oposición. Los mandatarios "ratificaron su respaldo a la Revolución Islámica de Irán, a las instituciones de la República Islámica de Irán, y al gobierno del presidente Mahmud Ahmadinejad y rechazaron la injerencia externa y la campaña de desprestigio desatada contra ese hermano país" (Página/12. 25.06.2009). Es la conducta de presidentes "solidarios", que siempre afirman que son fruto de elecciones democráticas, y salen a defender el fraude.
Por supuesto que otros hechos, si provienen de gobiernos que no siguen la corriente populista, merecen enérgicas protestas y condenas. Chávez, Morales, Correa y hasta Ortega se deslenguan con adjetivos e insultos. En enero de este año, el gobierno de Bolivia, anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas con Israel por "la agresión salvaje" de las fuerzas armadas de ese país en la Franja Gaza. Inmediatamente, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, informaba que su gobierno, "ante la gravedad de las atrocidades (de Israel) contra el pueblo palestino" también rompía relaciones diplomáticas, añadiendo una larga serie de durísimos adjetivos ofensivos. Por supuesto, esto estaba en la línea del Irán de los Ayatolaes, ahora aliado extracontinental del eje Caracas – Managua – Quito – La Paz, que alienta la desaparición del Estado judío.
Y sigue la cuenta. Hay amenazas e injerencia. Resulta que el presidente de Honduras Manuel Zelaya, incorporado al populismo y al ALBA, siguió el conocido libreto de Bolivia, Ecuador y Venezuela, intentando una consulta para la convocatoria a una constituyente para reformar la constitución que permitiera su reelección. La Corte Suprema de Justicia hondureña, declaró ilegal la consulta, el general Romeo Vásquez, comandante de las fuerzas armadas, recibió la orden presidencial de trasladar a los recintos electorales el material para la consulta y éste se negó a cumplir la ilegal orden, acatando la resolución de la Corte Suprema. El presidente Manuel Zelaya lo destituye. Un avión de la Fuerza Aérea Venezolana, llega a Honduras con material para la consulta, la Corte Suprema declara ilegal la destitución del jefe militar y Zelaya se empecina. Los del Alba, no tardan en apoyar a su socio. Y Chávez, interviene abiertamente, amenazante.
¿Doble standard? ¿Doble moral? ¿Incongruencia? Por supuesto que sí; es el populismo en acción.
© Marcelo Ostria Trigo para Informe Uruguay
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