La sábana corta por Michael S.Castleton-Bridger

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         La izquierda tiene la permisividad incorporada a sus esquemas mentales.Por eso, la mal llamada izquierda sólo maneja los extremos, el libertinaje más absoluto o como en las fenecidas, a Dios gracias, repúblicas ‘democráticas’ del imperio soviético la autoridad draconiana.

         Esta es la situación actual en nuestro país. Aparentemente tenemos un ministerio del interior incapaz de cumplir en los hechos el rol que le asignan la constitución y las leyes.

         Cuidado, nadie pide situaciones draconianas. Sin embargo parte del arte de ejercer la democracia es ejercer la autoridad en libertad y con respeto. Sin embargo, ejercerla. Como tan bien dice el Dr. Lacalle ni el 110% de la autoridad, tampoco el 90%.

         La policía en este nuestro país tiene tradiciones centenarias y harto valiosas. Quién no se acuerda, o al menos los que peinamos algunas canas de los queridos guardia civiles de barrio, quienes en muchos casos eran como amigos de las familias del barrio. Yo, por lo menos me acuerdo de tantas veces encontrarme en mi casa de la vieja Carrasco con algún policía tomando un café y conversando en la cocina de mi casa en alguna fría noche de invierno. Todavía me acuerdo de los casamientos de mis hermanas donde con toda ceremonia eran invitados la oficialidad de la comisaría del barrio, con uniforme de gala y sable a la cintura, siguiendo las costumbres rurales de mi familia.

         Por muchos motivos demasiado largos para analizar acá todo esto se fue. La policía pasó a ser una especie de fuerza de choque entre una delincuencia armada, despiadada y sin el menor respeto por vidas y haciendas.

         El problema de base es que los gobiernos de turno o quizá los ministros de turno no han aquilatado este problema en todo su gravedad. Entonces en vez de condicionar su acceso al cargo a la disposición de parte del ejecutivo de los recursos necesarios en la lucha contra la delincuencia, aceptan el cargo tal cual, e inevitablemente caen en el ‘síndrome de la sábana corta’.

         Se manejan con los mismos recursos de personal sub -equipado, sub- entrenado y sin los medios necesarios. Trasladan gente de un lado a otro. Mueven oficiales sin ton ni son , barajan destinos como si estuvieran truqueando, pero en definitiva son siempre los mismos efectivos que peregrinan por barrios y destinos.. Se desviste un santo para vestir a otro según la matriz delictual que se presente en el día a día.

         Esto con el mando desdibujado, las jerarquías y responsabilidades poco claras, las durísimas condiciones de trabajo, los sueldos paupérrimos sólo lleva a lo que tenemos. Una institución policial en grave crisis, con mucha buena gente , policías de vocación hundidos en la desmotivación más absoluta. Desmotivación y desjerarquización de su misión que inevitablemente sólo puede llevar a la corrupción, la desidia, el manejo superficial de su misión específica.

         El gobierno que viene deberá dotar al Ministerio del Interior de los recursos necesarios para cumplir cabalmente su función. Cuidado, deberá a su vez velar por la buena y lógica utilización de estos recursos.

         Lo que no deberá hacer es permitir que la función policial tan vitalmente importante para la vida en sociedad se politice por un lado ni se vuelva permisiva por otro.

         También deberá procurar nombrar responsables jerárquicos con la formación y el sentido común necesario para llevar adelante tan delicada función. No alcanza con maestras con cara de mala y voz arrabalera, Se precisa gente que sepa liderar con el ejemplo y que sepan manejar las presiones y el apoyo político para tan delicada misión.

         En definitiva se deberá romper con el siempre presente ‘síndrome de la sábana corta’.

         Se deberá gastar lo necesario, no más, pero no menos. Se deberá encargarle tan delicado ministerio a quien no tema usar la autoridad pero que tenga la capacidad de hacerlo dentro del marco de la constitución y la ley.

         No hay muchos para esta función, pero, los hay. Habrá que buscarlos y apelando a su patriotismo dejarles actuar con el respaldo necesario tanto económico como político.

         La tarea es ardua, difícil y muy dura, sin embargo inevitable. Si el Partido Nacional es gobierno deberá ser una de nuestras prioridades.

         El pueblo, la sociedad, el Uruguay todo, lo pide a gritos.

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