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El salvataje venezolano
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por Danilo Arbilla |
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NADIE DISCUTE que el origen de los gobiernos autodenominados "progresistas", hay que buscarlo en el fracaso y el desgaste de los partidos históricos o tradicionales que imperaron en el siglo pasado en los países latinoamericanos.
A caballo de la corrupción, la demagogia y la mentira y enceguecida por una mezcla de soberbia y frivolidad que le hacía despreciar la inteligencia de sus pueblos y conciudadanos, esa clase política manejó los países del continente durante años de forma tal que en casos hasta justificó o explicó la irrupción de los militares.
La conducta de los políticos tradicionales fue la plataforma de lanzamiento para los Fujimori, Collor de Melo y los Menem de ayer y los Chávez, Kirchner, Morales, y Vázquez de hoy.
TAMPOCO NADIE DUDA que hoy por hoy la mayor fuerza de estos nuevos conductores sea la inexistencia de una oposición en serio, unida, desprendida de sus antiguos atavíos y olvidada de sus prácticas del pasado y por sobre todo las cosas, con nuevos nombres y figuras. Ubicados en este momento parece un hecho que Chávez ganará en diciembre en Venezuela y que Kirchner o el kirchnerismo lo hará en octubre del año próximo en Argentina. En Uruguay el más respetado cientista político vaticinó hace unos días que la izquierda volverá a triunfar en el 2009.
Cuando la caída de los regímenes militares en el último cuarto del siglo anterior, los partidos políticos, en el llano, proscrito, casi en la clandestinidad jugaron un papel importante y lo consiguieron a través de la unidad. Dejaron de lado las apetencias menores y las luchas "electoralistas" y formaron una columna única con el ánimo y exclusivo propósito de rescatar los grandes valores, y en el primer lugar, la libertad.
Ese tipo de desprendimiento que viabilice una marcha unida, todavía no se nota mucho; por lo menos en Argentina y Uruguay.
EN VENEZUELA, donde la disconformidad es muy fuerte y la popularidad de Chávez se mantiene en base al reparto y el autoritarismo arbitrario, la falta de unidad de la oposición también, hasta ahora, le había garantizado al comandante su permanencia en el poder. Sin embargo ha habido un cambio: la oposición política se ha unido, se han sacrificado las aspiraciones personales y se ha logrado la convergencia.
Este es el mayor golpe que ha recibido en los últimos tiempos el régimen chavista. Quizás no tanto como para hacerlo caer, pero sí tambalear: lo obligará a extremar sus manipulaciones y abusos para mantenerse en el poder, pero al mismo tiempo quedará más expuesto en su autoritarismo y su conducta antidemocrática.
¿Aceptará Chávez la presencia de "observadores" externos en diciembre? ¿Se animará?
En Venezuela hay una nueva realidad y no importa cuál sea el discurso de Manuel Rosales, sino que lo que vale es que ahora los venezolanos tienen un cauce único por donde canalizar su descontento y buscar los cambios.
Superadas las disputas la primera meta es, como con las dictaduras militares, recuperar la libertad y salvar la democracia. Sin perjuicio de que, también y simultáneamente, servirá para frenar el despilfarro del dinero de los venezolanas que el comandante Chávez hace a diestra y siniestra, urbi et orbi en pos de sus sueños de liderazgo universal.
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