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Año V - Nº 267
Uruguay,  04 de enero del 2008
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Dr. Oscar N. Ventura

Cartas a Eufemia (II)
por Dr. Oscar N. Ventura

 
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            Decíamos en la Parte I de este artículo que Cartas a Eufemia es también el título de una ranchera cantada por Pedro Infante y por Jorge Negrete

Cuando recibas esta carta sin razón
Eufemia
ya sabrás que entre nosotros todo terminó
y no la dejes recibida por traición
Eufemia
te devuelvo tu palabra, te la vuelvo sin usarla,
y que conste en esta carta
que acabamos de un jalón

            Que acabamos de un jalón es lo que muchos argentinos y uruguayos pensamos cuando Botnia se puso a andar y demostró fehacientemente que no se produjo ninguno de los efectos catastróficos anunciados por los ecólatras de Arroyo Verde, aka ACAG. Lamentablemente no fue así, y periódicamente se suceden brotes argumentales más o menos racionales en sitios tan diversos como el foro El Conflicto con Uruguay del diario argentino La Nación, los comentarios a diversas noticias en el mismo diario, artículos especiales de Radio Nederland, o la primera carta respuesta publicada por el Ing. Gustavo Puente en el diario El Avisador de Tacuarembó.

            En el primer artículo mostré quien es el Ing. Gustavo Puente, representante de la ACAG en alguna circunstancia. En este segundo artículo quiero concentrarme en alguno de los aspectos de contaminación que trata el Ing. Puente confrontando con las afirmaciones que se hacen en el documento "20 Preguntas, 20 Respuestas" (que abreviaremos 20X20) de los amigos argentinos Klasse, Pasturenzi, Lijalad, Valera Narváez y otros. Empecemos entonces por la afirmación de 20X20, la primera carta, la réplica y la dúplica del Ing. Puente.

20X20 ¿Una reflexión final?
Si las plantas con tecnología como la de Botnia no contaminan en ningún país del mundo, ¿por qué la Argentina tendría que ser la primera? ¿También enesto queremos ocupar el primer lugar? ¿O ser los campeones morales?


Ing. GP. “no se si sabe este señor, que esta usando erróneamente el concepto de contaminación, es falso que no contaminan.

Dr.ONV. El problema más grande del Sr. Puente es no saber qué significa contaminación. Para que exista contaminación, debe existir una modificación dañina del ambiente. La modificación por sí misma no es suficiente, debe dañar el ambiente para ser considerada contaminación. Por ello, cuando se vierten sustancias químicas a un medio receptor, que exista o no contaminación depende de que la concentración de sustancias químicas (es decir, la relación entre la cantidad de ellas que hay presentes y la cantidad de agua o aire en el medio receptor) esté dentro de determinados límites. Que un proceso provoque una variación por fuera de esos límites, ya sea para arriba o para abajo, hace que el proceso contamine.

Ing.GP. Gracias por explicar lo que significa Contaminación, No sabia!!!, pensaba que era algo mas sencillo. Que loca la naturaleza!!! la brisa del mar y la gente son un mal en la Tierra. Ahora entiendo Mejor el porqué del emisario subacuatico bajo el lecho del río, de 200 mts, de largo, 1,20 mts. de diámetro, y con ochenta (80) bocas de 250 mm cada una. Y la chimenea de gases calientes a 120 mt de altura… Otro desacierto de la Ingeniería, mejor dicho de las BATs (Best Abailable Techology”. (Está claro… si no fuese un vertido contaminante, hubiera sido más fácil y económico volcarlo a la vista de todos sin mezclarlo, no haría falta diluir los millones de litros de agua ajena.)

            Ahí tenemos expuestas entonces ambas campanas, tal como le gusta al Ing. Puente. Analicemos ahora lo que tañe cada una de ellas y veamos si podemos llegar a una conclusión.

            La primera respuesta del Ing. Puente es muy fácil, ya que dice "es falso que no contaminen, porque contaminan". Como no contiene ningún hecho que justifique esa aseveración podemos pasarla por alto. En mi respuesta le aclaro el significado de contaminación. Confieso que en ese momento no sospechaba que estaba hablando con un Ingeniero, quien además tiene estudios ambientales, por lo que pretendí ser didáctico en lugar de dar simplemente una definición. Veamos entonces como define el DRAE la contaminación.

contaminar.
(Del lat. contamināre).
1. tr. Alterar nocivamente la pureza o las condiciones normales de una cosa o un medio por agentes químicos o físicos. U. t. c. prnl.
2. tr. Contagiar, inficionar. U. t. c. prnl.
3. tr. Alterar la forma de un vocablo o texto por la influencia de otro.
4. tr. Pervertir, corromper la fe o las costum bres. U. t. c. prnl.
5. tr. Profanar o quebrantar la ley de Dios.

            Vemos entonces que, como le indicaba en mi respuesta al Ing. Puente, contaminar no significa simplemente verter, sino que debe alterarse nocivamente (i.e. dañinamente, perniciosamente, perjudicialmente) la pureza o las condiciones normales de una cosa o un medio. Concentrémonos entonces por el momento en el medio "Río Uruguay".

            El argumento expuesto en su última carta por el Ing. Puente, quitándole el sarcasmo al que podría replicar de la misma manera, es que se trata de un vertido contaminante porque se descarga en el río mediante un emisario subacuático bajo el lecho del río, de 200 mts, de largo, 1,20 mts. de diámetro, y con ochenta (80) bocas de 250 mm cada una (sus palabras). Ya que, sigue el argumento, si no fuera contaminante se descargaría a la vista de todos (uno presume que el Ing. Puente piensa que el emisario subacuático se hizo para esconder el vertido).

            Desde el primer momento en que se presentó el estudio de impacto ambiental para Botnia se consideró la necesidad de tener un dispersor o difusor para los efluentes. Arriba se muestra la imagen que describe esquemáticamente como se realiza el vertido de efluentes al río. Esto no es arbitrario, sino que corresponde a lo acordado por Argentina y Uruguay en el marco de la CARU. En efecto, si uno consulta el Digesto sobre Contaminación de la Comisión Administradora del Río Uruguay, se encuentra que en esta reglamentación del Estatuto del Río Uruguay, específicamente en el Capítulo 5 (Condiciones de los Efluentes), se prevé el uso de emisores para el vertido de los efluentes al río (recordemos que esto es lo consensuado entre Argentina y Uruguay) ya que se discute sobre las condiciones de la zona de mezcla.

            La razón, más que sencilla, para usar una combinación emisor/difusor es asegurar que el mezclado de los vertidos con el agua del río se realice a la máxima velocidad posible. Eso lleva a que no sólo la concentración de las sustancias químicas en los efluentes sea en promedio muy baja, sino a que en ningún punto de la descarga exista una concentración potencialmente peligrosa. Ello lleva a que no haya una modificación nociva del río ni siquiera en el punto de descarga, como sí la podría haber si todo el efluente se descargara de golpe en un único punto.

            Para comprender de que estamos hablando, el lector no especializado puede recurrir al ejemplo de una manguera para regar el jardín. Uno puede dejar un chorro grueso o, lo que hace en la mayoría de los casos, emplear una especie de lluvia fina con efecto regadera. La propia regadera tiene una roseta que produce múltiples pequeños chorros de agua, en lugar de uno único grueso. ¿Cambia la cantidad de agua que sale de la manguera o la regadera por usar uno u otro mecanismo? Obviamente no. Pero si dejamos el chorro grueso, es indudable que donde éste cae se hace un pozo en la tierra, se empantana en los alrededores del vertido y los lugares alejados quedan sin irrigar. Mientras que si se hace con una regadera o un aspersor, la irrigación es mucho más homogénea y el resultado mucho mejor. Lo mismo sucede con el vertido de efluentes y eso explica la razón de invertir dinero en tener ese sistema. Que no es una inversión que se realice porque sí, sino porque es imprescindible bajo las estrictas reglas ambientales internacionales y uruguayas. Con la elección de un difusor de 200 m con 80 toberas de 0.1 m de diámetro se asegura que a un máximo de 35 m aguas abajo se consiga una dilución del efluente de 100 a 1, que es la norma del programa Environmental Effects Monitoring (Monitoreo de Efectos Ambientales) para el sector de la celulosa y el papel en Canadá. Este es el programa nacional regulatorio más amplio de monitoreo de efectos de plantas papeleras en el mundo . Ahora bien, ¿cómo se sabe que esto que describimos es así?

            Uno de los expertos contratados para realizar el EIA de Botnia fue el Ing. Ismael Piedracueva (egresado y Profesor Honorario de la Universidad Nacional del Litoral de Santa Fe), hoy Decano de la Facultad de Ingeniería de la UDELAR en Uruguay y ampliamente reconocido en el ámbito científico-técnico de ambas orillas. El Ing. Piedracueva realizó un modelo hidrodinámico de la zona importante del río Uruguay, que se muestra en la figura arriba a la izquierda. Para ello es necesario resolver sistemas de ecuaciones diferenciales, que se computan numéricamente sobre una malla de puntos, como se muestra en la figura de la derecha. Fueron necesarios muchos días de cálculos para poder determinar las condiciones de dispersión de los efluentes, cosa que se hace teniendo en cuenta dos conjuntos de datos importantes: la batimetría y el régimen de caudales del río.

            La batimetría no es más que determinar las profundidades del río en todo su recorrido. Ello se muestra en la primera de las dos figuras a la izquierda. Como se ve allí, la profundidad del río Uruguay frente a Botnia es uno de los lugares donde es máxima, alcanzando los 15 metros en el canal de navegación. También ahí la zona de mayor profundidad tiene la mayor anchura. Ambas cosas combinadas nos dicen que el volumen de agua que pasa frente a Botnia es el mayor en esa zona del río (una de las razones por las que Botnia está allí y no en otro lado). El emisor subacuático de Botnia se encuentra a una profundidad promedio de 10-12 m y nunca a menos de 8 m en condiciones de poco caudal. Bien abajo, digamos.

            El segundo conjunto de valores que se necesita para modelar es el de los caudales del río Uruguay. Frecuentemente se oye decir sin pruebas que el río Uruguay tiene un caudal bajo (y se lo ha justificado con que es playo, cosa que ya vimos no es cierta). Como la mejor forma de medir una cosa es dar números, se muestra en la figura adjunta una gráfica del porcentaje de veces que el caudal del río Uruguay excede un determinado valor. Así vemos que mientras que el caudal medio es 6.000 m3/s, el 69% del tiempo el caudal es mayor a 3.000 m3/s, y el 95% del tiempo es superior a 1.000 m3/s. Sólo una vez en los últimos sesenta años se registró un caudal tan bajo como 500 m3/s. Por lo tanto si modelamos la dispersión de los efluentes para un caudal de 1.000 m3/s nos aseguramos que sabemos lo que pasa el 95% del tiempo, mientras que si modelamos la situación cuando el caudal es de 500 m3/s tendremos el cuadro para una situación extrema de escasez de agua.


Figura 1

            Ambos ejemplos se muestran en las figuras 1 y 2 (obtenidas del informe del Ing. Piedracueva). Como se ve en ellas, en las condiciones que se dan el 95% del tiempo (caudal mayor que 1.000 m3/s) los efluentes no pasan más allá de la bahía donde desemboca el arroyo Yaguareté, mientras que en condiciones extremas de falta de agua (caudal de 500 m3/s) concentraciones pequeñas de efluentes pueden llegar a Las Cañas y más allá en forma muy diluída (unas 60 veces). Sin embargo, en ningún caso los efluentes pueden alcanzar la orilla argentina, debido a que las corrientes mantendrían los efluentes diluídos confinados sobre la costa uruguaya.


Figura 2

            Esos modelos están hechos sin la presencia de un difusor. Justamente para evitar la situación que ocurriría con un caudal muy bajo de agua en el río es que se construye el emisario subacuático, de forma de poder cumplir con los requisitos internacionales más exigentes de que la dilución debe bajar a 1/100 a menos de 40 m del sitio de descarga (ver Anexo D, Calidad del Agua, del Informe Ecometrix, págs D5.2 final y D5.3 inicial, Environmental Monitoring Effects Program de Canada). Esto se logra construyendo un emisario subacuático de unos 300 m y pico, al cual se acopla el difusor propiamente dicho que tiene otros 200 m. Esquemáticamente lo que tenemos se puede mostrar superponiendo el mapa de batimetría con una foto satelital de Google Earth y un diseño aproximado del conjunto emisario/dispersor tal como fuera sugerido empleando el modelo computacional mencionado. Esto se muestra en la figura debajo.

            Lo que muestra claramente el esquema es que con la configuración adoptada, el difusor queda en la zona más profunda y de mayor caudal del río. De hecho, consultando Google Earth se puede ver hoy la excavación correspondiente a la sala de bombas y la boya en la punta del difusor (imprescindible para marcar el punto a los barcos que navegan por la zona). Debajo mostramos una fotografía de esa zona, superimponiendo el caño de la toma de agua, el emisor y el difusor. El difusor en sí mismo es un caño de 200 m en tres partes (de diámetros 1.2 m, 1.0 m y 0.8 cm respectivamente) que yace a entre 10 y 12 m de profundidad, con 80 bocas de 250 mm de diámetro y 1.3 m de altura cada una.

            En el Digesto sobre Contaminación de la Comisión Administradora del Río Uruguay, se explican claramente las condiciones que debe reunir la zona de mezcla (Art. 5c, pág.31). Debe tener menos de la quinta parte de la sección del río (en este punto el río tiene 1.590 m de ancho, 200/1590 = 1/8 < 1/5) en transversal, y en condicions de estiaje no debe extenderse más allá de 1000 m longitudinalmente (recuérdese que a 35 m en este caso se tiene ya una dilución de 1/100, por lo cual la norma se cumple sin dificultad). Recomendamos leer el Digesto, algo que mucha gente ignora al discutir sobre el Estatuto.
 
            Queda explicado entonces de lo de por qué se necesita el emisario subacuático, que es justamente no para esconder la contaminación, sino una herramienta más para que la contaminación no suceda. Nos queda todavía el hecho de que el Ing. Puente no controvirtió de ninguna forma nuestra definición de contaminación. Quiere decir que en principio está de acuerdo con ella, aunque por sus propias palabras no la conociera.
 
Debemos preguntarnos entonces, ¿produce Botnia si o no una modificación nociva del agua del río debido al proceso industrial? Podemos para ello recurrir a datos públicos sobre los vertidos. En esta temática se usan determinados parámetros especiales para saber si existe o no contaminación y hay límites estrictamente determinados.
 
            Veremos en el próximo artículo que es lo que sucede en la realidad.

Resumen de argumentos en el artículo

  • El Ing. Puente deduce la existencia de contaminación por la presencia del emisor y difusor
  • Demuestro que es lo que se entiende por contaminación
  • Demuestro que la existencia del difusor es producto de un análisis matemático computacional muy cuidadoso realizado por un experto formado en Argentina y de amplio reconocimiento en ambas márgenes
  • Muestro que la existencia de emisores y difusores para la descarga de efluentes en el río ha sido acordada por Argentina y Uruguay en el marco de la CARU, y se explicita en el Digesto
  • Demuestro que el emisor y difusor cumple con la reglamentación de la CARU para la zona de mezcla y con las condiciones más exigentes del mundo en términos de vertido de efluentes en cuerpos receptores líquidos, las normas canadienses
  • Concluyo que el difusor que le molesta al Ing. Puente, lejos de ser una evidencia de contaminación, es una herramienta para evitar que se produzca la contaminación

quod erat demonstrandum

 
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