En estos días volvió a manejarse el tema de la designación de los profesores que prestan funciones en el Liceo Militar. La idea apunta a que los profesores de la Institución sean designados por el Consejo de Educación Secundaria. Los docentes, entonces, tendrían, en el momento de elegir horas, la posibilidad de optar por dictar clases en aquél.
Creemos que en este asunto se mezclan cosas que deben clarificarse por parte de las autoridades.
En efecto, para muchos dirigentes del Frente Amplio la idea es la eliminación del liceo militar. Así lo sostienen, entre otros, el dirigente del MPP, Julio Marenales, y el Partido Comunista. El argumento que esgrimen para sustentar sus ideas es el de que Fuerzas Armadas deben integrarse a la sociedad, y que una de las formas en que lo deben hacer es careciendo de un liceo militar. Marenales llega a decir que "o los llevamos a todos a la cámara de gas o tenemos que aceptar que están ahí". Por su parte, un integrante de nota del Comité Central del PCU agrega que "si queremos integrar a las Fuerzas Armadas, tenemos que empezar por eliminar el Liceo Militar". Estas posiciones parten de un supuesto totalmente equivocado. Suponen que las Fuerzas Armadas no están integradas a la sociedad, creencia que a esta altura del partido, constituye una verdadera afrenta para ellas, al tiempo que reniegan de su existencia.
Por su parte, otros responden afirmativamente a la interrogante acerca de si debe existir un Liceo Militar, pero objetan que el Ministerio de Defensa sea quien seleccione al profesorado. En este caso, tampoco se fundamenta la posición.
Resulta, a todas luces natural que si el Liceo Militar es una institución que forma parte del Ministerio de Defensa Nacional -que tiene entre sus cometidos la formación pre-militar- seleccione y contrate los docentes. No queda claro, tampoco, por qué si el Liceo se rige por los programas de estudio aprobados por Secundaria y si por ella es inspeccionado su cabal cumplimiento; si, en esencia, es una institución ejemplar tanto por su funcionamiento como por el nivel académico de sus egresados, se debe modificar el actual estado de cosas.
En cuanto a su funcionamiento, afirmaba en un reportaje el diputado Bayardi, que una de las dificultades para incluir al Liceo Militar entre las instituciones por las que los docentes pueden optar es que deberían aceptar las normas de la institución, lo que implica respetar la exigencia de no faltar, comenzar y finalizar las clases en hora y establecer una estricta disciplina en el relacionamiento con los alumnos! ¿No tendrán las autoridades de la enseñanza algo que aprender del Liceo Militar?
Quizás, una de las explicaciones radique en la ignorancia de quienes opinan sobre estas cuestiones sin conocerlas. Otra posible, seguramente, la hallaremos en que, a la ignorancia, se suma una posición ideológica que se resiste a aceptar que las Fuerzas Armadas uruguayas no son una casta, sino una institución que se remonta al nacimiento mismo de la nacionalidad, y que está integrada por ciudadanos cuya vocación es servir, profesionalmente, a la sociedad.
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