La locuacidad del Presidente por Oscar Almada

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         Seguimos aguardando un razonable plazo, digamos ciento veinte días, para iniciar un análisis de la gestión del gobierno en el actual período. Mientras tanto, solamente queremos mencionar ciertos actos aislados que han estado ocurriendo, en particular con relación a la actividad del mero Presidente de la República. 

         Ha sido este, en efecto, el protagonista casi único de la puesta en escena que se viene representando. Su participación es monopólica.  Preferido de los medios de difusión, que necesitan material para sus interminables informativos, el Presidente es el niño mimado de los “interview”, y responde ampliamente a los requerimientos en la medida en que asiste diariamente a cuanto acto, inauguración, conferencia, comida o presentación se realice, tanto en lo público como en lo privado, y responde generosamente a las inquietudes de los periodistas, aprovechando cada oportunidad para difundir sus opiniones, proyectos, ideas o propuestas para cuanto tema hay.

         ¡Claro que algunas de esas ideas son compartibles! ¡A alguna le tiene que pegar! Las hemos oído muchas veces. Lástima que al regreso a su hogar o a su oficina, y puesto en diálogo con sus compañeros de trabajo, el Presidente no ha recibido la misma aprobación y los mismos acuerdos que suele recibir del hombre de la calle e incluso de los integrantes de la oposición.  Parece que no existe una sintonía cabal entre las ideas sueltas que emite por cualquier pretexto el Presidente, con el conjunto de las que integrarían un presunto o teórico programa de gobierno compartido con los demás funcionarios frentistas. O que Mujica utiliza la prensa para lanzar globos de ensayo, con el propósito de determinar qué piensan sus compañeros y cuánto de ello sería posible consumar, -poco hasta ahora según se ve.

         Lo que ocurre es que entre las proclamas, propuestas y predicaciones que realizaba el opositor Mujica durante los gobiernos blancos y colorados, y entre las que realizaba el senador Mujica durante el gobierno del Frente Amplio, y entre las que emitió el candidato Mujica durante la campaña electoral, y estas posiciones actuales que tanto apoyo suelen despertar en el desprevenido hombre común, como si se tratara de grandes novedades jamás oídas, median diferencias muy sustanciales. (Y ni hablemos de su período de guerrillero).  ¿Qué pasa?  ¿Hipocresía?  ¿Cambio de posición? 

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         Porque si estas opiniones tan sensatas, normales y liberales que ahora sientan bien a la opinión pública y preocupan seriamente a sus compañeros de ruta,  fueran emitidas por cualquiera de los dirigentes políticos rechazados en los comicios de octubre y noviembre pasado, todo el aparato del FA, comprendido seguramente el propio Mujica, y toda la masa que lo apoyó sin fisuras, reaccionaría con repulsa y proclamaría que se trata de las mismas versiones habituales del neo-liberalismo, de la burguesía entreguista, de la derecha tradicional y del Fondo Monetario y del Imperio. ¿Qué NO haría el sindicalismo cuando alguien le dijera a los funcionarios públicos todo lo que su presidente les ha dicho ahora? Daría para colgarlo en el farol más próximo, sin duda. Entonces, la propia “hinchada” está desorientada y no sabe bien cómo reaccionar.

        ¿Cuándo es sincero Mujica en su pensamiento: antes o ahora? ¿Es posible que “como dice una cosa, diga la otra”  tan campante?   ¿Sustentaba antes estas ideas pero las ocultaba para encaramarse en hombros de la “izquierda” y acceder al poder?   ¿Cambió de golpe ahora, en “quince días”, una vez que quedó del otro lado del mostrador?  ¿Cuáles serán sus decisiones presidenciales: las que integran el “programa de gobierno” del FA, que se agita todas las veces que el “aparato” desea guardar el orden, o las de este conjunto inorgánico de propuestas sueltas que se le van ocurriendo al líder a medida que enfrente cada problema o contesta cada pregunta? 

EL SISTEMA POPULISTA DERIVA EN LA ELECCIÓN DE UNOS GOBERNANTES EQUIVOCADAMENTE LLAMADOS “DE IZQUIERDA” PARA QUE  EJECUTEN  UN PROGRAMA EQUIVOCADAMENTE LLAMADO “DE DERECHA”

 

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© Oscar Almada para Informe Uruguay

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