|
Un horrendo «Maleficio» enturbia
el Campeonato Uruguayo de Fútbol
por Fernando Pintos
|
|
|
El artículo que ahora me interesa, fue firmado por Edward Piñón y se publicó en la edición digital del diario «El País», correspondiente al miércoles 2 de julio de 2008, bajo el título de «Y al final Paco no lo digitó». Su relectura resulta por demás interesante, toda vez que refuerza algunos conceptos que he publicado muy recientemente, aunque termina errando en uno que es fundamental y comentaré detenidamente. Léase esto que sigue con suma atención:
«… Es imposible negar que el armado del plantel de Peñarol llevó a imaginar un festejo seguro de los aurinegros en el Campeonato Uruguayo. Con repasar la lista de jugadores, tirar arriba de la mesa una comparación con lo que tenía o le quedaba al resto y sumarle a ello el cambio de rumbo en las negociaciones de Peñarol con el empresario más poderoso del fútbol uruguayo (Francisco Casal), no había forma de no anticipar un quiebre en la sequía aurinegra.
Es más, sin tapujos, hasta debe reconocerse que fue imposible prever que la final entre Defensor Sporting y Peñarol por el Uruguayo se iba a dilucidar tan velozmente. La historia no terminó de la forma que se había elaborado el simple cálculo de "mejores jugadores + fuerza empresarial = campeón", y con ello se da de bruces al piso la sensación de que todo está digitado por "Paco".
Lo que aparece en escena es un elemento poco destacado en los últimos días. Y es el hecho de que Peñarol no consigue quebrar el maleficio que tiene. Y eso que ahora tuvo la suerte de armar un equipo plagado de figuras. Porque si bien debe ser inmensamente valorada la imposición violeta, no puede desconocerse que no era difícil ver campeón a Peñarol con el "Pollo", el "Lolo", el "Tony", Franco y muchos otros…».
Por supuesto: el texto de Piñón se presta para más de una lectura. Pongamos en primer término, la lectura del optimista/manya/enceguecido (por cinco años de frustraciones y amarguras in extremis): Casal, ¡ese buen tipo!, armó a Peñarol con un plantel de estrellas, lo cual anticipaba una rápida y fácil coronación aurinegra desde semanas antes de comenzar el Clausura 2008. Por cierto que, al igual que el camino del cielo está sembrado con buenas intenciones, las autopistas de la frustración y el fracaso lo están, a su vez, con pensamientos e intenciones del más refinado optimismo. He ahí que Peñarol fracasó rotundamente en los torneos de verano frente a un clásico rival que casi no se había reforzado y que, sin embargo, le dio un buen baile a las dos versiones del flamante presidente de Peñarol, o sea, Damián Jr.: la «versión achuras» y la «versión asado» (con parrilla a full). Y no digamos sólo eso. Peñarol levantó notablemente después de su derrota frente a Liverpool, y tanto, que pudo hacer leña de ese árbol caído que era Nacional a tales alturas del torneo. Pero en la definición frente a Defensor Sporting, hizo cumplido honor a un viejo dicho de la jerga popular uruguaya: sonó como arpa vieja.
Es correcto el enfoque de Piñón cuando explica que lo que armó Peñarol para el Claudura 2008 se basó en la fórmula siguiente: «…mejores jugadores + fuerza empresarial = campeón». Resulta obvio que los cálculos o, mejor dicho, las maquinaciones de Casal y Damián (cuyo padre debe estar retorciéndose en la tumba frente a tamaño contubernio) aparecían como correctas, cuando menos en el papel. Por supuesto, correctas en el sentido de que los demás equipos se hubieran armado no ya con palitos y cascarillas —como en realidad lo hicieron—, sino más bien recurriendo a la recluta en beneméritas instituciones tales como el Patronato de Ciegos, la Sociedad de Paralíticos y la Gremial de Afectados por los Males de Parkinson & San Vito. En la práctica, aunque Nacional siguió con el equipo de torneo anterior más algunos parches; Defensor y Danubio se reforzaron con poco; mientras que River Plate y Liverpool lo hicieron con casi nada… Hasta bien avanzado el Clausura, Peñarol y sus «Stars 08» (quienes me recuerdan, vívidamente, aquella película de Bob Fosse, «Star 80», porque estas divas del balompié tuvieron idéntico final que la protagonista de aquel filme) se las vieron no ya aurinegras, como habían imaginado anticipadamente, sino, antes bien renegridas… Pero, ¿qué digo? De tan negrísimas que se las veían, ya estaban alucinando con la fantasía de encontrar petróleo en el subsuelo de Los Aromos. Tuvieron, eso sí, un final de Torneo que los llenó de ilusión. Aunque… ¿Para qué sirvió tanta alegría? En la final, frente a un callado, serio y muy concentrado Defensor Sporting, les aconteció lo del dicho (¿a qué repetirlo? Después de todo, no soy cruel y no me cebo, igual que un buitre inmundo, en la desdicha y la debacle ajenas). (Aunque tal vez debería… Porque a muchos de ellos, manyas, sí les gusta burlarse, ¡y de lo lindo!, cuando Nacional no camina bien, tal como sucede ahora).
Finalmente, el artículo de Piñón toma un enfoque que no sé cómo calificar. Podría ser equivocado, aunque también pudiera ser alguna otra cosa: sibilino, perverso, deliberadamente ambiguo… Y cito textualmente: «…y con ello se da de bruces al piso la sensación de que todo está digitado por "Paco». ¡Ah, caramba, carambita y carambolas! Así que aquí tenemos la justificación para «Paco». ¡Pobrecillo, él! Malos, perversos, lenguaraces, infames (yo incluido), todos aquellos que viven pregonando —ojalá fuese con las mismas trompetas que derribaron los muros de Jericó— que «Paco» y sus tenebrosas maniobras son, desde mucho tiempo a esta parte, el peor cáncer (a estas alturas, terminal) que corroe y carcome al fútbol uruguayo. Porque, según Piñón, la culpa de que Peñarol no levante cabeza en los últimos cinco años (entre el 2000 y 2008 ganó un solo Campeonato Uruguayo, contra cinco de Nacional, dos de Danubio y uno de Defensor Sporting) no la tienen ni Paco, ni los demás buitres contratistas, ni la dirigencia aurinegra, ni los jugadores que han fracasado reiterada y pertinazmente a lo largo de todo un quinquenio, ni los entrenadores, ni nadie más en este mundo ancho y ajeno… ¡La culpa es pura y exclusivamente del «Maleficio» que persigue a Peñarol! Bueno: entonces, en lugar de besar tan amorosamente las retorcidas garras de Casal, ¿qué tal si salen desde ya corriendo para implorar ayuda de la bruja Mangacha? Enderrepente (como dijera el paisano), la tal les hace unos cuantos gualichos y les quita el horrendo «Maleficio». ¿Qué tal?
Nota final. (De fallar lo anterior, podrían intentar con la Loca del Bequeló, la cual, si se tienen en cuenta tanto su discreta conducta como su glamoroso «look», sería perfecta acompañante toda vez que «Paco» viaje para codearse con la crema y nata del antiguo continente).
Estrambote. Estamos en las 19:10 horas del miércoles 2 de julio en la Ciudad de Guatemala. A través de «Gol TV», acabo de ver el partido entre Defensor y Peñarol, por la segunda fecha de la Liguilla. Goleada violeta. Ganó Defensor por 3 a 0. ¡Caramba! Tal parece que, muy a pesar de Casal y las «Stars 08», la vieja Viola los sigue teniendo de hijos… ¿Acaso se les aflojan las piernas cuando ven la camiseta de Defensor? ¿O qué?
(¿Se puede comprender, ahora en los abruptos territorios de la Prehistoria Mental, qué tan feas y antipáticas son algunas tomaduras de pelo?)… (Lo dudo)…
Comentarios en este artículo |
|
|