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Año V Nro. 354 - Uruguay, 04 de setiembre del 2009
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El senador Edward Kennedy pudo escapar del signo siniestro de los de su estirpe. Finalmente, pudo superarlo y ser considerado, tanto en su país como en el mundo, el arquetipo de un líder liberal democrático. Su acervo ideológico y madurez intelectual le permitieron ser factor clave en el Partido Demócrata, con políticas de corte social, durante más de 45 años en el Congreso. El senador Kennedy fue determinante en el apoyo de los estadounidenses al presidente Barack Obama. Hoy existe la certidumbre que si la enfermedad no lo hubiese marginado en los últimos meses, el Plan de Salubridad de más cobertura social para los menos favorecidos, que impulsa Obama, no hubiese encontrado los obstáculos que tiene en el Congreso. Ted Kennedy no se refugió bajo la sombra de sus hermanos, buscó su propia sombra. Y sólo la lamentable circunstancia de un accidente, donde muriera su secretaria, fue el escollo que se interpuso en el camino a la presidencia de los Estados Unidos para la cual estaba predestinado. A base de disciplina y de principios políticos logró constituirse como figura excelsa, en áreas como la política exterior, la salud, la educación y la justicia, que de hecho lo convirtieron en un icono para los más jóvenes, convenciendo a miles de la dignidad y el valor de la política manejada moral y éticamente. El escritor y ex-diplomático mexicano Carlos Fuentes en una crónica afirmó: “Desde hace varias décadas, me ligan a Edward Kennedy la admiración y la amistad. Es el legislador norteamericano que ha mantenido las ideas y propósitos de lo que ellos llaman “liberalismo, y los europeos “democracia social” y nosotros “izquierda”. Ha sido el más tenaz, el más pertinente. La propuesta política de Kennedy posee antecedentes, presente y porvenir. Se ancla en la filosofía de la Revolución de Independencia y en la advertencia del Federalista: “si los hombres fuesen ángeles, el gobierno no sería necesario”. Como no lo son requieren del gobierno y si la sociedad permite al gobierno controlar a los gobernados, también obliga al gobierno a controlarse a sí mismo”. Para Ted Kennedy “era esencial distinguir a una democracia de un régimen autoritario. La democracia no puede bajo el pretexto de la “seguridad, adoptar las características de una dictadura”. En sus intervenciones en el senado durante la era Bush y sus aliados guerreristas, Edward Kennedy sostenía que: “Hay injusticias flagrantes. La clase media se empobrece: los precios aumentan más rápido que los ingresos. Los presidentes de corporaciones que en 1975 ganaban 25 veces más que el empleado medio, hoy ganan 130 veces más. La administración Republicana ha creado 5 millones más de pobres, 37 millones bajo el nivel de la pobreza y 14 millones de niños con hambre. Se han reducido los impuestos a los más ricos. Los empresarios despiden, una de cada cuatro veces, a los trabajadores que se sindicalizan. Los ciudadanos menos favorecidos han asistido al estancamiento de sus salarios y al descenso de sus ingresos”. Ese panorama descrito muy acertadamente en su momento por el senador Ted Kennedy fue el que llevó finalmente a los Estados Unidos a la crisis que comenzó con Enron siguió con la crisis inmobiliaria y Wall Street. Con la muerte de Edward Kennedy el senado estadounidense pierde una figura descollante de la democracia. El presidente Barack Obama un apoyo muy importante, en lo ideológico y social, cuando apenas transcurren los primeros seis meses de su gobierno. América Latina y en particular México un amigo, un aliado que hubiese sido fundamental en la discusión de la futura reforma migratoria tan esperada por Latinoamérica, y que el presidente Obama hace unos días en Guadalajara prometiera tener un borrador para el mes de noviembre. No sólo Estados Unidos, también el mundo entero le dice adiós a Edward Kennedy quien era una leyenda viva y un ejemplo único de compromiso y dedicación a la actividad política al servicio de sus semejantes. ¡Hasta el próximo análisis!© Lic. Washington Daniel Gorosito Pérez para Informe Uruguay
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