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Año V Nro. 354 - Uruguay, 04 de setiembre del 2009
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Al auxilio de Mujica salió el gobierno. La campaña oficialista, la del senador, es pobre, no logra salir del agravio y de la contramarcha y además de allí no cae ni una sola idea. Por ello un operativo rescate diseñado desde las alturas del poder empezó a ser visible en los últimos días. La oposición enfrenta dos campañas, la oficialista y la oficial. La segunda, además, tiene la particularidad que sus costos están financiados por todos los uruguayos, por los que votan al FA y por la mayoría de orientales que no lo hacemos. Se está usando plata de los contribuyentes para sostener esta campaña política. Abruptamente, un sarampión publicitario aqueja al gobierno. Más de trece millones de dólares están destinados a "informar", se dice, la gestión. Un informe divulgado por El País el domingo habla de 420.000 segundos de inversión televisiva en siete meses, es decir 116 horas de avisos, equivalente a cinco días continuos de propaganda oficial. Se puede entender la política comercial de una empresa pública que compite y justificar a Ancel en su disputa con las privadas, pero no a ministerios, entes y a organismos monopólicos. La presidencia de la República, el ministerio de Vivienda, el BHU, el Sodre, Ancap, BPS, BROU, BSE, ASSE, ANEP, Corporación para el Desarrollo, entre otros, asisten a este carnaval. La Intendencia de Montevideo, que aumentó casi en 50% la pauta, se ha transformado en una enorme agencia de publicidad. Es un escándalo donde se aprovecha de dineros públicos para fines proselitistas. A eso se suma la participación directa del presidente Vázquez en la elección. Desembozadamente salió a hacer política. La duda se genera por cuánto es dudoso si la hace para su partido o para sí mismo, pensando en posicionarse como futuro candidato para el 2014. Es burdamente inconstitucional. Su discurso en Bella Unión fue de una simpleza llamativa, presentando estadísticas de combate a la pobreza manejadas sin fundamento científico alguno. Mucho populismo y poco rigor. Pero además reveló cierto estilo mesiánico, mágico, que trasuntó en una frase que lo dice todo: "cierren los ojos, cuando estos niños tengan 18 años, saldrán al mercado laboral sabiendo usar computadoras y hablar inglés", refiriéndose al Plan Ceibal. De aplaudir esta iniciativa, como lo hacemos, a pensar en su contenido mágico hay una distancia. El éxito del Plan de Emergencia no es tal o por lo menos Mujica piensa que no fue tan eficaz. El mismo día que el presidente hablaba en Bella Unión, el presidenciable de su partido adelantó en el sindicato de la construcción que va a decretar, si gana, un "estado de emergencia" por falta de viviendas para los pobres. Si estamos en situación de emergencia habitacional el saldo social es muy débil. Es Mujica el que cuestiona a Vázquez, no la oposición. Llama la atención, también, los silencios del discurso presidencial, por ejemplo que no haya hablado de la seguridad pública. El tema que más preocupa no estuvo presente. Confiesa, por omisión, el estruendoso fracaso en la materia. Pidió defender al gobierno como una "trinchera". Las trincheras se usan en las guerras, esto es apenas una elección democrática, aquí a nadie se mata si no que apenas se elige. En marzo el presidente hizo un acto que costó 120.000 dólares; este último también unos cuantos y la publicidad oficial es un escándalo. Dice defender su gestión, pero en verdad empezó su campaña, con plata ajena. © Javier García para Informe Uruguay
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