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Lo que vendrá
por Ricardo Garzón
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Con un Mercosur que se cae a pedazos; en pésimas relaciones con Argentina, y tratados con absoluta indiferencia por Brasil, la posibilidad de que Estados Unidos vuelva a ofrecer a Uruguay negociar un Tratado de Libre Comercio fue muy bien recibida por los candidatos a la Presidencia del Partido Nacional y el Partido Colorado, mientras que volvió a encontrar un fuerte rechazo en filas del Frente Amplio.
Un Frente Amplio que está pronto para abrirle los brazos de par en par a quien se cree sucesor de Bolívar, con Mujica Cordano enfundado en la piel de oveja que no disimula ni por un instante su condición de lobo listo para atacar la majada.
¿Cuál majada?
Masivamente la del pueblo uruguayo, que deberá pagar el peaje de la transición de la pobreza a la "riqueza" de contar con dos cacerolas en lugar de una; destrucción terminal de la clase media en su conjunto, y saqueo a discreción a quienes tienen bienes en el país.
Ha sido contundente el rumbo emprendido por el candidato frentista.
Primero se fue de mieles con el matrimonio Kirchner, en el peor momento de destrato hacia el presidente Vázquez, quien además y a pie firme aguantó con una sonrisa el desplante de la mujer devenida en presidenta de los argentinos, admonitorio y cuasi escolar delante de los mandatarios de toda la América del Sur.
Tiempo después, orejano, declaró que no le daba pelota al presidente, y más recientemente se largó a Brasilia, donde tuvo que esperar un día entero que lo recibiese Lula en una institución bancaria de plaza, a remedo de la actitud que tuvo el Papa Gregorio VII con el Emperador del Sacro Imperio Romano - Germánico, a quien demoró políticamente tres días para recibirlo en audiencia, con la cabeza descubierta, descalzo, y con hábito de penitente en el patio del castillo de Canosa.
Para colmo, ayer, el gobierno de Lula cuotificó el ingreso de lácteos uruguayos a Brasil, caballito de batalla de Mujica. ¡Ni eso!
Enfoques ha podido saber que apenas entronizado en el cargo de presidente, si es que accede, Mujica aprobará una confiscatoria reforma fiscal que ya está estructurada, -para ser más precisos en la manga de Astori- que multiplicará en un 200% o más el monto de los impuestos nacionales, con instrucciones precisas a los gobiernos departamentales en lo que atañe a contribuciones inmobiliarias, trasmisiones patrimoniales, sucesiones, patentes de rodado, Primaria, gravámenes a los alquileres y venta de propiedades. Aparte, aumento diferencial y confiscatorio, también, de las tarifas de los servicios públicos, según barrios y balnearios.
Como se advierte, todo pronto para el atraco y latrocinio.
Volviendo al tema central que nos ocupa, tanto Lacalle como Bordaberry se mostraron dispuestos a negociar con la Casa Blanca un acuerdo de libre comercio si acceden al gobierno en marzo del año próximo.
Pende sobre nuestras cabezas, y no las ajenas, que sectores como el Partido Socialista y el Partido Comunista advirtieron que el programa de gobierno de la izquierda para el próximo período rechazó expresamente la firma de un TLC con los Estados Unidos.
El gobierno de Barack Obama está dispuesto a negociar nuevamente con Uruguay un tratado de este tipo, si es que encuentra eco en el gobierno de turno. Así lo dijo recientemente Christopher McMullen, subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de la administración Obama.
Con buenas razones, y aislado el Uruguay del mundo, geográficamente y por una pertinaz conducción lamentable de la Cancillería, Lacalle sostuvo que fue un error del gobierno frentista rechazar el tratado de libre comercio con EEUU: “...la más linda del baile mira una vez, y si no la invitan, sonamos".
Con perfil de estadista, Lacalle está a favor de un TLC con Washington porque “es como tener la tarjeta platino y eso en el mundo pesa y sirve para las inversiones y para ordenar la economía”.
Por su parte, Pedro Bordaberry Herrán, comentó al respecto: “...el tren pasó una vez y lo dejamos, si tenemos la suerte de que pase de nuevo hay que tomarlo, no tengo dudas.
"La carne uruguaya paga 26% de arancel para ingresar a Estados Unidos fuera de la cuota establecida, lo que se eliminaría con un TLC. “Un acuerdo así es todo beneficio para Uruguay".
Así las cosas, está todo pronto para que Mujica se acollare íntimamente con Chávez, desesperado por mantener una relación carnal, como lo hizo ayer Argentina al enviar al congreso el proyecto de ley de radiodifusión, "al estilo chavista", como bien denunciaron legisladores opositores: clausura de medios, control de emisiones y persecusión de periodistas.
Ya vendrá para Uruguay, en tanto empresarios televisivos de primer nivel, pusilánimes y timoratos, que se la ven venir, se apuran en tratar de vender radios y canales de televisión.
Todo es confusión y caos con el país dividido a la mitad.
Los partidos tradicionales, y se los digo en la cara una vez más, son los responsables directos de este desquicio gubernativo que tuvo origen cuando Uruguay se creyó el ombligo del mundo luego de Maracaná.
De ahí en más fueron responsables de la dictadura por incompetentes, de la cual egresamos mañosamente de la mano de Sanguinetti y de Chiarino, ante el renunciamiento sanmartiniano de Wilson Ferreira.
Hoy estamos en nueva encrucijada.
Advierto disimulada soberbia en el candidato nacionalista ("¿pregúntele si ya ganó?") le espetó un empresario de primer nivel a la doméstica de Lacalle cuando dejó de atenderlo por teléfono.
Y con soberbia no gana. Pierde, a pesar del esfuerzo titánico de Pedro Bordaberry, que es el único, en definitiva, que puede sacarle las castañas del fuego a Luis Alberto Lacalle y a la República. Sí, con nombre y apellido, aunque moleste a muchos.
© Ricardo Garzón para Enfoques
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