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Año V Nro. 354 - Uruguay, 04 de setiembre del 2009   
 
 
 
 
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Visión Marítima

 
Raúl Seoane

Caminando por la cornisa
por Raúl Seoane

 
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         ¿Está el progresismo en retirada? Es una pregunta que me hago día a día y que no sólo está relacionada con el progresismo uruguayo, sino con todo el latinoamericano.

         Algunos acontecimientos continentales aparentan un probable retroceso de las fuerzas progresistas en algunos importantes países de América Latina, pero la última reunión de la UNASUR no sólo ratifica este retroceso, sino que lo sindica como un progresismo rimbombantemente cobarde.

Unasur

         Unasur es un engendro impulsado por el argentino Eduardo Duhalde y creado por Hugo Chávez Frías para politizar la América Latina. Todos los países latinoamericanos se encolumnaron detrás del dictador bolivariano creyendo que con ello logran la tan ansiada unión de los Estados sudamericanos, sin darse cuenta de que se convierten en títeres del chavismo y de sus oscuras intenciones.

         El progresismo, con sus discursos grandilocuentes, sus ataques permanentes al imperialismo yanqui, sus revanchistas gritos de dolor y de defensa de una soberanía mal interpretada, no se puso de acuerdo y utilizaron la última reunión de la Unasur para darse autobombo, lo que generó la airada frase de Lula da Silva: "Ya nos tendríamos que haber ido de acá. Todos tuvieron su turno, hablaron y ahora dan un segundo discurso. Me preocupa lo que va a salir sobre la Unasur mañana en la prensa. Estamos discutiendo sin fuerza para tomar una decisión"

         El documento final firmado por todos los mandatarios no fue más que el resultado de algo amorfo y sin valor alguno, pero que configuró un fuerte revés a las pretensiones del bolivariano Chávez.

         Si bien el resultado final puede interpretarse según el cristal con que se lo mire, por lo ambiguo del documento, los grandes perdedores fueron los socialistas bolivarianos y el ganador indiscutido fue el presidente colombiano Alvaro Uribe, porque más allá del autobombo de Chávez, Morales, Fernández de Kirchner y Correa, las supuestas bases norteamericanas estarán en Colombia.

         Chávez es el gran perdedor. Ya perdió en Honduras cuando no pudo imponer a su “cachorro”, el depuesto  Zelaya, y ahora, con los norteamericanos en Colombia el narcotráfico desde ese país hacia Venezuela, del que hacen uso y abuso muchos chavistas, va a empezar a tener problemas. También las Farc, a quienes Chávez ponderó en repetidas ocasiones, tendrán acotado su accionar en razón de que la principal función de los yanquis será la inteligencia, para lo cual están sobradamente capacitados.

Tabaré remixado

         El discurso de nuestro presidente, Tabaré Vázquez,  en la reunión de la Unasur, me hizo sentir vergüenza ajena  por la dualidad de su contenido y el encolumnamiento detrás de los postulados del socialismo bolivariano del Siglo XXI.

         "Uruguay rechaza históricamente, desde hace 200 años, para que en nuestro territorio no existan bases militares extranjeras como tampoco deben existir en ninguno de los países de América del Sur", pero se olvidó que aunque no existan bases militares extranjeras, sí existe la injerencia extranjera y como ejemplo podemos nombrar los militares venezolanos que se encuentran en Bolivia, las armas chavistas a Bolivia, la venta de armas desde Venezuela a las Farc, las valijas de Antonini Wilson a la Argentina, Bolivia, a las Farc, y probablemente a nuestro país. Si bien no son bases militares extranjeras, es aún peor porque condicionan, extraoficialmente, las decisiones soberanas de cualquier país.

         Vázquez reafirmó que la política de su país "es la no intervención en asuntos de otros países". Me pregunto ¿Qué hace el socialismo bolivariano en Bolivia, en Ecuador, en Colombia con las Farc, en Honduras?, ¿Simple caridad o intereses intervencionistas?

         En su intento de defenestrar al gran país del norte, Tabaré Vázquez olvida que nuestra Constitución Nacional, así como las de la gran mayoría de los países sudamericanos está basada en la Constitución de los Estados Unidos. ¿Entonces de qué extranjerismo estamos hablando?, o será que José Gervasio Artigas y todos nuestros héroes de la independencia fueron gorilas golpistas extranjerizantes?

         Desde hace mucho tiempo tengo la desagradable sensación de que la izquierda uruguaya prioriza la empatía ideología a los intereses del país y profesa un odio irracional a todo lo que provenga de los Estados Unidos. La empatía primigenia fue con los Kirchner, cuando Vázquez fue a buscar los votos de los uruguayos en la Argentina para ganar. Pero esta relación terminó a las patadas por el affaire Botnia. Aunque hoy en día, en la desesperada búsqueda del voto que permita continuar en el poder al progresismo uruguayo, Tabaré Vázquez intenta un acercamiento con los Kirchner dando a publicidad el hecho de que Uruguay le haya negado pista a un avión militar inglés que volaba a las Malvinas.

         También existe una empatía ideológica con Hugo Chávez, sin importar las tropelías antidemocráticas del bolivariano. ¿Son absolutamente necesarias estas relaciones carnales para nuestro país, o únicamente son utilizadas por la conveniencia política puntual?, y si son tan necesarias, ¿cuál es la razón?

El retroceso progresista

         No estoy muy seguro de las causas, pero sí veo un insipiente retroceso del progresismo latinoamericano en las preferencias ciudadanas, aunque realmente el progresismo latinoamericano de progresista no tiene absolutamente nada. Más bien son populistas que se disfrazan de progresistas. En Argentina, el populismo kirchnerista perdió por goleada en las últimas elecciones legislativas, la derecha brasilera tiene muchas posibilidades de ganar las elecciones. Lo mismo sucede en Chile, y en nuestro país las encuestas muestran un enorme crecimiento de los partidos tradicionales.

         ¿Será que estamos comprendiendo que el problema no son las ideologías sino los hombres? ¿Es lo mismo Tabaré Vázquez que José Mujica Cordano? Por supuesto que no, de la misma forma que no lo son Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, o Felipe González y Rodríguez Zapatero, porque los primeros hicieron un buen gobierno y engrandecieron a sus países, y los segundos, con el populismo, los están hundiendo.

         Hasta que no nos demos cuenta de que las ideologías no son las culpables de nuestros males, sino que son los hombres que las mal manejan, continuaremos transitando a los tumbos.

© Raúl Seoane para Informe Uruguay

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