Año III - Nº 155 - Uruguay, 04 de noviembre del 2005

 
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Día de Brujas:
El Diablo Contento

 

La tradición americana como no podía ser de otra manera (siempre pasa lo mismo) está llegando con más influencia a los países subdesarrollados. Hasta el momento y quizás llegando con muchos años de atraso el "copiadero" se manejaba en otras áreas entre las que se destacaban la música y la moda, pero nunca se nos hubiera ocurrido festejar el "terror" infantil del día de las brujas.

Como no estábamos acostumbrados a celebrar con calendario fijo este acontecimiento, ya que en esta frontera las brujas se aparecen en cualquier momento, nos ha llamado la atención la proliferación de estos festivales.

También la televisión brasileña aprovechó la oportunidad para ofrecer una serie de películas que deben haber regocijado con el desfile de tantas maldades. Por allí anduvieron El Exorcista, La Profecía, Los Vampiros, Halloween y otros títulos por el estilo.

Dicen los entendidos que la historia de las brujas tuvo su origen en la Edad Media, cuando las mujeres intentaban salir del anonimato social ejerciendo profesiones de curanderas, parteras y otras actividades vistas como brujerías. Por este motivo fueron perseguidas, quemadas en lugares públicos y tratadas como herejes.

Existen en la actualidad algunas sociedades secretas de brujería con sus reinas hechiceras que realizan reuniones internacionales con representantes de varios países. Los organizadores de estos congresos aseguran que se pretende solamente abrir las mentes de las personas hacia los fenómenos desconocidos, pues todo está relacionado con la magia y no debe provocar temor entre la población. Son brujos modernos que han dejado de viajar en sus alfombras o escobas, dando preferencia a los nuevos y rápidos medios de transporte para asistir con puntualidad a los Congresos.

Cierto o no la brujería nos viene del fondo de la historia, con sus poderes sobrenaturales y mágicos para algunos y combatida como una calamidad para otros. Si bien la brujería ha sido tema de curiosidad por parte de la población, en nuestra frontera existen tradiciones y ritos que le otorgan visos de realidad con supersticiones y curas milagrosas, que suelen ir más allá de la medicina tradicional.

Dentro de un entorno misterioso los brujos, magos y curanderos mantienen en secreto sus fórmulas, acrecentando el número de seguidores y un prestigio personal que suele trascender fronteras.

En el siglo pasado fueron muchos los practicantes de las ciencias ocultas, curanderos y adivinos que pasaban por esta frontera y hasta se radicaban por algún tiempo. Uno de ellos fue el profesor Recompensa, a quien tuvimos la oportunidad de entrevistar para un diario capitalino, fingiendo condición de paciente.

Según lo señalaba era sucesor directo del famoso Zé Arigó , y decían sus seguidores que tenía incorporado el espíritu del Dr. Fritz , un médico alemán conocido mundialmente. Sus pacientes eran en su gran mayoría enfermos desesperados con problemas y padecimientos físicos difíciles de soportar.

En la década del 50 anduvo por estos pagos un armenio que leía el destino en la borra del café, con un código muy especial para interpretar signos y datos que luego relacionaba con el futuro del cliente.

Para ello preparaba abundante café molido, con agua y azúcar en relación a las personas que iban a saborearlo para conocer su futuro. Lo hervía tres veces hasta que el volumen se reducía a la mitad, se tomaba el café y la borra se derramaba en el platillo.

Luego el armenio adivino clasificaba y ordenaba la borra hasta poder traducir el significado. De acuerdo al sedimento acumulado en el platillo y la forma de su distribución se podía adivinar el significado y alertar a los interesados sobre su futuro.

Cabe señalar que muchos pronósticos resultaban acertados, lo que servía para aumentar la credibilidad del armenio.

También nos visitaba una vez por año el Dios Verde, un extraño individuo de mirada penetrante que lograba muchos adeptos para sus mensajes de fe que provenían de poderes superiores y que servían para curar los males terrenales.

Se recuerdan también algunos adivinos y sanadores que se atribuyen el patrimonio de la verdad revelada, pretendiendo disolver con su sabiduría los abismos que impiden al hombre arribar a la luz interior.

Los llamados adivinos nos visitaban con mayor frecuencia, atendiendo en casa de algún paciente o alojándose en pensiones de la época, haciendo futurología con variado suceso.

Recorrían el norte rochense acertando y errando sus previsiones determinando situaciones de alegría o tristeza entre quienes habían apostado a sus misteriosos conocimientos.

Al margen de estos divagues debemos decir que en las últimas horas un selecto grupo de jóvenes brujitas han recorrido las calles de nuestra ciudad en procura de dulces, dejando de lado sus escobas y sin preocuparse mayormente por encontrar a Satanás para venderle el alma a cambio de su diabólico poder.