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Mujica, un paso al frente
por Danilo Arbilla
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Desde Estoril, Portugal, en donde se celebra la XIX Cumbre Iberoamericana, varios presidentes –Lula, Michelle Bachelet, Cristina Kirchner y también el rey Juan Carlos– llamaron a José Mujica para felicitarle por haber sido electo presidente del Uruguay, en un balotaje celebrado este domingo y en el que superó cómodamente a su contrincante, el ex mandatario Luis Alberto Lacalle. También, entre otros tantos, lo llamó Chávez, pero desde Caracas.
Con Lula, a quien Mujica lo ha señalado reiteradamente como “modelo de gobierno”, tuvieron una larga conversación, en la que aquel se puso decididamente a la orden para ayudarle en lo que sea. Fue muy bueno, asimismo, el diálogo con la presidenta argentina, con la que, se sabe, se han comprometido a solucionar rápidamente el diferendo que persiste entre ambos países por la construcción de una “fábrica de celulosa” en el lado uruguayo sobre el limítrofe río Uruguay.
Mujica comienza con el pie derecho y el paso más importante lo dio pocos minutos después de saberse de su triunfo, cuando dijo que no hay “vencidos ni vencedores”, y advirtió: “apenas elegimos un gobierno, que no es dueño de la verdad, que nos precisa a todos”.
Llamó a todos “compatriotas” –a los que lo votaron y a los que no lo votaron–, y ello importa viniendo del ganador de unas elecciones que mostraron una país dividido en mitades en cuanto a sus preferencias. Al mismo tiempo, su actitud condice con la propia conducta de los uruguayos que tanto en las elecciones generales del pasado 25 de octubre, como en la segunda vuelta de este domingo, se expresaron y decidieron su nuevo gobierno para el periodo 2010- 2015, sin ningún tipo de incidentes ni irregularidades.
Con la asunción del ex guerrillero tupamaro José “Pepe” Mujica a la presidencia, se habrá cumplido un proceso dialéctico casi impecable, desde que los tupamaros iniciaron sus acciones a principios de los 60, cuando el Uruguay vivía en democracia y hasta el propio Ernesto “Che” Guevara desestimaba la violencia o la revolución como vías válidas o necesarias para llegar al poder en este país. En aquellos tiempos tras la guerrilla vino el ejército y cayó la democracia: los militares derrotaron a los tupamaros y tomaron el poder. Luego volvió la democracia y en el marco de este régimen es que ahora el ex guerrillero accede a la primera magistratura.
Ese pasado, más la ortodoxia de algunos correligionarios cercanos a Mujica, genera incertidumbres entre muchos uruguayos, pese a los reiterados anuncios del candidato oficialista de la gobernante coalición de izquierdas Frente Amplio, en el sentido de que su gobierno será la continuidad del que ejerce Tabaré Vázquez. Mujica, incluso cuando se le ha planteado la opción Lula o Chávez, sin dejar de destacar que el venezolano es su amigo –y que Venezuela es un excelente mercado para Uruguay– siempre puso al brasileño como modelo.
Pero es ahora, cumplida la instancia electoral, en que cada acto, cada decisión, cada anuncio adquieren un mayor valor. Los primeros pasos del candidato electo –que en esta semana se reunirá con los líderes de los partidos opositores– parecen ir en la línea anticipada y apuntan a generar certezas y tranquilidad.
Son los tramos iniciales de un camino cuya primera etapa se cumplirá el próximo 1 de marzo, cuando Lucía Topolansky, también ex guerrillera tupamaro, en su condición de primera senadora de la lista más votada, le tome el juramento como presidente de la República a su esposo José Mujica Cordano.
Fuente: The Independent Institute
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