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Año V Nro. 367 - Uruguay, 04 de diciembre del 2009
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La democracia en Honduras ha permanecido en jaque desde que Mel Zelaya abusando de su poder a través de la presidencia comenzara un despliegue reeleccionista. Pasaron muchas cosas durante estos meses: se lo destituyó sacándolo del país en pijama, asumió Roberto Michelletti la presidencia, se realizaron mediaciones, acusaciones, acercamientos, acuerdos, rupturas de acuerdos, etc. En todo este tiempo no faltaron quienes tomaron partido por el presidente destituido, y tampoco quienes lo hicieron por quien ostentaba el nuevo ejecutivo. En esa toma de posiciones se olvidaban, muchas veces, de buscar soluciones para la democracia hondureña, que era la que realmente se encontraba en vilo. Con la resonancia internacional alcanzada algunos lograron convertir en la vedette del socialismo del siglo XXI a quien era el presidente más impopular de la región. Además, desde esa irresponsabilidad consiguieron transmitir al mundo que el país estaba partido en dos bloques: Zelayistas y Golpistas, realidad que no reflejaba de forma fidedigna la verdadera sensación térmica del país. El domingo se celebraron elecciones para elegir un nuevo presidente constitucional. En una jornada marcada por una alta participación -superior a la de otras elecciones presidenciales -, los hondureños demostraron su compromiso cívico y se volcaron a las urnas evidenciando de forma contundente su voluntad de restablecer la normalidad por los carriles que les brindaba la institucionalidad. Se abre un nuevo camino con la elección de Porfirio Lobo al frente de la presidencia de Honduras. Ojalá que Honduras pueda construir un futuro democrático sólido y que lo que ha sucedido sirva de lección para fortalecer a las frágiles democracias de América Latina frente a los avances de quienes desde el poder pretenden vaciar de contenido a la propia democracia. Además, que también sirva de lección, para que las alarmas se puedan activar a tiempo y que solo mediante instrumentos legales se frene a quien pretenda desplegar desde el poder actos al margen de la ley. La elección del nuevo presidente representa un punto final al conflicto, pero no elimina responsabilidades en las que hayan podido incurrir de uno y otro lado a lo largo del proceso. Hay ganadores y perdedores tras las elecciones en Honduras: en el equipo ganador podemos encontrar a los siete millones de hondureños, a Pepe Lobo, al Departamento de Estado de EEUU y a Oscar Arias -que siempre apostó por celebrar elecciones. Por el lado de los losers: Chávez y su séquito, Lula – que acostumbrado a ser winner, quizá este arrepentido de haber metido a Zelaya en su embajada- Insulsa, Moratinos y todos lo que avivaban el abstencionismo para quitarle legitimidad a los comicios. Pero ahora, efectivamente se podrá comprobar quien tiene verdadera vocación democrática y quien no. El baremo lo dará quien acompañe el proceso avalando las elecciones y apoyando la voluntad del pueblo hondureño. A quienes rechacen las elecciones se les verá el plumero. Mostraran la hilacha, porque demostraran que se está dispuesto a apoyar elecciones siempre y cuando las ganen ellos….
Fuente: Hacer
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