Dictaduras sobre la ONU por Óscar Elía Mañú

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         En 1945, de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial, nacía la ONU, organización de estados llamados a resolver pacíficamente sus discrepancias, a colaborar entre sí y garantizar la paz, la seguridad y la libertad en el mundo. Los realistas destacaron la hipocresía de un proyecto en el que se integraba la Unión Soviética, y tras ella, docenas de dictaduras. Tras la aparente legalidad internacional -recalcaban- los estados seguían usando la fuerza según su propio interés nacional, en el caso de las dictaduras el de la represión y el expansionismo. Enfrente, los idealistas justificaron la ONU recordando que, pese a todo, al menos poseía algo de legalidad y legitimidad moral para suavizar, y a veces evitar, los conflictos en el mundo.

         Durante cincuenta años la ONU, ideada, impulsada y creada por las democracias occidentales, impuso algo de moderación a los comportamientos bárbaros de los regímenes despóticos: la hipocresía en el Consejo de Seguridad o la Asamblea General no dejaba de rendir tributo a la virtud democrática, y el reproche de las naciones democráticas encontraba en la ONU su mejor escenario.

         Pero con el siglo XXI, la ONU se ha ido degradando, hasta llegar a lo que la caracteriza actualmente: su utilización por parte de las dictaduras contra las democracias. Los últimos y más sobresalientes ejemplos son tres: el primero, el papel de la ONU en la maniobra de Chávez contra Honduras, haciendo suyas las exigencias chavistas-zelayistas; el segundo, la preparación, elaboración y aprobación del Informe Goldstone contra Israel, haciendo suya la propaganda del totalitario y terrorista Hamás; el tercero, la utilización de la ONU para lanzar amenazas genocidas por parte de Ahmadineyad.

         Que Hamás, Chávez o Ahmadineyad utilicen las Naciones Unidas contra los principios que sostienen la Organización sólo puede suponer dos cosas: o sobran ellos en la ONU, o sobra la misma ONU, porque al final las que sobrarán serán las democracias que irresponsablemente permiten la perversión de los valores de la organización.

(Publicado en La Gaceta, 14 de noviembre de 2009)
Grupo de Estudios Estratégicos
Gentileza de Nelson Maica C.

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para Informe Uruguay

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