Ejemplo a Imitar
Irlanda: libertad para crecer |
|
|
La inversión extranjera enfrenta barreras mínimas y empresas nacionales y extranjeras reciben el mismo trato. Por estas razones Irlanda se ubica en el lugar 3 del ranking de libertad económica y sólo la superan Hong Kong y Singapur. Las mejoras que experimentó Irlanda son resultado de un extenso proceso de reformas económicas e institucionales, por las cuales se redujeron fuertemente los impuestos y se incrementó la libertad de comercio.
Durante la década de los 90 la economía irlandesa experimentó un fuerte crecimiento, con un promedio de 7,3% anual entre 1990 y 2000, y un peak de 11% el año 1999. Este episodio de auge se conoce como el fenómeno del "Tigre Celta" y ha concitado el interés de los especialistas, particularmente sobre las causas que lo originaron. La de Irlanda es una economía más bien pequeña (el país tiene cerca de 4 millones de habitantes) y abierta, con el segundo ingreso per cápita más alto de la Unión Europea después de Luxemburgo.
Hasta mediados del siglo pasado el principal aporte al producto venía de la agricultura, con un 43% de participación en la generación de empleos. Sin embargo, la contribución de este sector se fue reduciendo hasta alcanzar el 2005 un 8%, abriendo paso a la industria con 29% y los servicios con un 64%. Actualmente registra una tasa de desempleo en torno al 4%, ha logrado mantener la inflación controlada en el rango 2- 4% y disminuir drásticamente la deuda fiscal - desde un 93,2% del PIB en 1990 a un 27,4% el año 2005 (Cuadro N°1).
Primeras Reformas
Durante los años 80 el país experimentó una fuerte crisis originada por un excesivo gasto fiscal financiado con deuda pública, lo que sumado a las malas condiciones de la economía mundial y la inestabilidad en la política reinante, generó tasas de desempleo en torno al 15%, elevada inflación (con peaks de más de 20% los años 1975 y 1981) y migraciones masivas. Tras este escenario, en 1987 el nuevo gobierno inició una serie de reformas liberalizadoras de la economía que – de modo general – involucraron rebajas de impuestos, fortalecimiento de la apertura comercial, disminución del gasto fiscal y reestructuración del mercado laboral, entre otras. Se marca así el inicio del milagro del Tigre Celta.
Apertura Comercial y Prudencia Fiscal
Las mejoras que experimentó Irlanda son resultado de un extenso proceso de reformas económicas e institucionales, mediante las cuales se incrementó la libertad económica lo que permitió y complementó la entrada de inversión extranjera. A partir de los años 60 Irlanda comienza a abandonar paulatinamente la política proteccionista reinante. Durante este período el país experimenta tasas de crecimiento del orden de 4%, que se atribuyen principalmente a estas medidas.
Durante la década del 70 – con la adhesión del país a la Unión Europea en 1973 – continúa reforzándose la apertura y se eliminan las restricciones a la entrada de capital extranjero. Sin embargo, la política fiscal expansiva que perduró durante la mayor parte de la década originó un importante déficit presupuestario, que se intentó solventar con un alza del impuesto a la renta y al consumo. A pesar de estas medidas, la deuda siguió creciendo (los pagos por intereses asociados al riesgo del país eran cada vez más altos) y en 1986 alcanzó a 116% del PIB. Irlanda creció en promedio 1,9% anual entre 1973 y 1986, mientras las empresas extranjeras asentadas en el país comenzaron a expandirse lentamente y la inflación comenzaba a retomar niveles más bajos (en torno al 4,5%).
El nuevo gobierno que asumió el 1987, comenzó con una fuerte contracción del gasto público, con recortes en salud, educación, agricultura y en el presupuesto militar. Además se redujo el empleo en el sector público mediante la promoción de la jubilación temprana y otros incentivos, que significó la salida de unos 10 mil funcionarios de un total de cerca de 280 mil. El presupuesto del año 1988 experimentó nuevos recortes del gasto corriente (3%) y del gasto de capital (16%)2. Como resultado de lo anterior, en 1990 la deuda pública había disminuido ya a 93,2% del PIB.
Desde ahí en adelante el gasto ha experimentado constantes bajas, hasta llegar a 40% del producto en la actualidad. En 1992, con una situación macroeconómica y fiscal más estable, el gobierno irlandés firma el Tratado de Maastricht mediante el cual se compromete a mantener déficits fiscales menores a 3% del producto y fijar una meta del 60% en la relación deuda pública sobre PIB, lo que añadió credibilidad a la persistencia de la estabilidad macroeconómica interna. Por otra parte, el sistema tributario irlandés venía experimentando continuas reformas desde los años 50, pero fue a fines de los 70 cuando se concretaron las más significativas y que marcaron la tendencia para los siguientes años.
Una de las más citadas (1981) es la rebaja especial de 40% a 10% en la tasa corporativa para las empresas manufactureras y aquellas relacionadas con servicios de comercio internacional, localizadas en el Centro Internacional de Servicios Financieros de Dublín (CISF) o en la Zona Libre de Shannon. Para el resto de las empresas la tasa corporativa cayó a 24% el año 2000. Sin embargo, Irlanda recibió presiones de la Comisión Europea para que aumentara la tasa especial de 10%. Así, se firma un acuerdo a través del cual se compromete a subirla a 12,5% a partir del 31 de Diciembre de 2005 para CISF y Shannon, y para las empresas manufactureras ya instaladas el 31 de Diciembre de 2010. A cambio, baja la tasa corporativa estándar a 12,5% el año 2003.
Actualmente el país presenta la tasa corporativa más baja de la UE (para UK es de 30%, Francia 34,33%, Alemania 38,9% y Bélgica 34%). Además ha firmado acuerdos para evitar la doble tributación con 41 países, entre ellos Chile . Adicionalmente, se redujo el arancel promedio desde un 7,5% en 1985 hasta un 6,9% en 1999. Según el último Índice de Libertad Económica, en la actualidad rige la tasa común para la UE de 1,3%. Como resultado de este largo proceso de reformas que estimularon la apertura comercial y fortalecieron la credibilidad de las autoridades, el país comenzó a recibir grandes flujos de inversión extranjera, especialmente proveniente de USA. En particular, la industria informática experimentó un fuerte crecimiento con presencia de grandes multinacionales (Sun Microsystems, Dell, Intel, IBM, Hewlett Packard y Microsoft) y cerca de 800 empresas irlandesas dedicadas a la elaboración de software, que aún no alcanzan el máximo potencial de crecimiento.
Con todo esto la agricultura, principal fuente de recursos con un 43% de participación en la generación de empleos a mediados del siglo pasado, pasó a conformar sólo un 6% el año 2005, dando paso a la industria (28%) y a los servicios (66%).
Los Resultados
Finalmente el país logró alcanzar tasas de crecimiento elevadas y estables, control de la inflación, disminución del desempleo y de la deuda fiscal. Según el Índice de Libertad Económica 2006 en Irlanda se protegen fuertemente los derechos de propiedad. Los acuerdos contractuales son seguros y el Poder Judicial y la administración pública son eficientes en el cumplimiento de sus funciones.
Además, la intervención del Gobierno irlandés en la economía es más bien baja. Al año 2004 el Gobierno consumió en bienes, servicios y pago al personal un 14,4% del producto, con un 1,9% del total de ingresos del país provenientes de empresas estatales y propiedades del Gobierno. El marco regulatorio promueve la competitividad y la apertura, a través de políticas y procedimientos transparentes y eficientes.
La inversión extranjera se enfrenta con barreras mínimas y empresas nacionales y extranjeras reciben el mismo trato. Por estas razones Irlanda se ubica en el lugar 3 del ranking y sólo la superan Hong Kong y Singapur. Las mejoras que experimentó Irlanda son resultado de un extenso proceso de reformas económicas e institucionales, mediante las cuales se redujeron fuertemente los impuestos y se incrementó la libertad económica, lo que permitió y complementó la entrada de inversión extranjera. Las políticas de apertura y flexibilización, así como la protección de los derechos de propiedad que se desarrollaron en el país, generaron cambios en las instituciones y sólo a partir de ellos Irlanda se convirtió en un destino atractivo para la inversión extranjera, y en especial la tecnología y los servicios.
Es un Informe del Instituto Libertad y Desarrollo (Chile)
Fuente: Diario Exterior
|