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Tiranía en crisis
por Marcelo Ostria Trigo
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“Han habido tiranos, asesinos y por un tiempo parecen invencibles, pero al final siempre caen.”
(Mahatma Gandhi).
No hay duda: el gobierno de Venezuela está en crisis, y muy grave. Es parte del ciclo descendente de una dictadura.
Con el propósito de enfrentar la grave situación generada por una semana de intensas protestas contra el cierre de canales de televisión y otras causas subyacentes de insatisfacción ciudadana, Hugo Chávez Frías ha montado una tragicomedia, poniendo en evidencia sus desvaríos. Se esfuerza, todavía, en ser original, cáustico, crítico, juzgador, liberador de pueblos y salvador de una nación, llegando ahora a decir “Yo soy el pueblo”, una pretensión mayor a la de "l’État, c’est moi" del Rey Sol, Luís XIV. ¿Pretenderá Chávez que la historia le recuerde como al que dijo “Je suis le peuple”? Pero, “los tiranos de América no tienen historia. Mientras dominan con la omnipotencia de su fuerza personal, no conocen otro lenguaje que el de la adulación, contrapuesto al de las diatribas de sus enemigos, generalmente publicadas en el extranjero. Y cuando caen, la adulación enmudece, los encomios quedan olvidados… ” (Carlos Pereyra, historiador mexicano).
Chávez se desbocó: “Los escuálidos me atacan, me golpean y se burlan de mí, pero yo ya estoy curado” –dijo. “Ellos, sin embargo, logran que alguna gente crea que soy un tirante (sic)”. “Águila no caza moscas –añadió-, ellos son moscas, nosotros somos águilas, somos cóndor, así que allá ellos, pero aquí en las filas revolucionarias que sólo haya unidad, discusión, pero con lealtad”. Y, luego, victima de los temores de los sátrapas, lanzó la amenaza torva: "Este discurso –recordaba el intento frustrado de derrocarlo en 2002- ya cogió calle otra vez y hay grupos que están llamando a militares activos, a jefes militares, incitándolos (…) Yo les recomiendo que no lo hagan, porque la respuesta mía sería a fondo, se los juro", aseguró.
Pero ni esta arenga estrafalaria evitó las deserciones. El vicepresidente y ministro de Defensa de Venezuela, Ramón Carrizales, uno de los más estrechos aliados del presidente, ha renunciado. También se alejó el presidente del Banco Central, Eugenio Vázquez Orellana, todo en medio de las masivas protestas.
Venezuela ha tenido una era de extraordinarios ingresos por el alza del precio del petróleo. Fue la renovada oportunidad de invertir “sembrando el petróleo” y de asegurar el desarrollo equilibrado con una nueva base económica diversificada. Pese a estos ingresos excepcionales, la crisis está golpeando a los venezolanos por la acción de un régimen corrupto e incapaz de administrar los recursos disponibles. Su inflación es la más alta de la región y no se cubren las necesidades de la población en los sectores de vivienda, salud, educación, caminos, servicio de agua potable y –¡quién lo creería!- energía eléctrica, llegando al racionamiento. Los apagones son el resultado de 11 años de desidia del chavismo sin mantener las fuentes de energía eléctrica. “En la agenda del régimen era más importante solucionar los problemas eléctricos de Nicaragua” (Paula Molina, dirigente venezolana de Primero Justicia).
Ya se exige al tambaleante sátrapa, que explique por qué en 2009 regaló 8 mil 352 millones 288 mil dólares ($ 8.352,288.000) a Cuba, Bolivia y Nicaragua, principalmente, y a países del Caribe, como Antigua y Barbuda, incluyendo 75 millones de dólares en petróleo para 200 mil familias estadounidenses. Los “bolivarianos socialistas” tendrán que responderle a su país, afligido por carencias inimaginables en un territorio con una enorme riqueza petrolera. “A oscuras, sin ministros y con protestas en las calles, Hugo Chávez afronta una nueva crisis agudizada por la falta de dinero en las reservas y por la coyuntura internacional” (LaRazón.es, citado por Hispanic American Center for Economic Researh. 20.01-2010).
No es posible predecir si en este trance se va a precipitar el único final posible de esta historia cruel para el pueblo venezolano: la caída de la dictadura. Pero, inevitablemente caerá.
El Dr. Marcelo Ostria Trigo es diplomático retirado del Servicio Exterior de Bolivia. Fue embajador de su país en Uruguay (1976 - 1977), Venezuela (1978), Israel (1989 - 1992) y la OEA (2000 - 2002. Actualmente es columnista de El País de Tarija, Bolivia, y ejerce la cátedra universitaria.
© Marcelo Ostria Trigo para Informe Uruguay
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