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Año III - Nº 142 - Uruguay, 05 de agosto del 2005

 
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A 60 Años del Horror
* Luis Tappa

 

Otro 6 de agosto más, la memoria nos acerca sigilosa, casi con miedo, el recuerdo del más grande atropello, la más grave afrenta, la infamia más espantosa que haya tenido que soportar la humanidad; si, este 6 de agosto se cumplirán 60 años de la bomba atómica arrojada sobre la desgraciada Hiroshima. Ese fue el primero de los tres artefactos nucleares que se arrojaron contra Japón, si lector, porque fueron tres, aunque de esta última es poco lo que se sabe.

A las 8 horas y 16 minutos del día 6 de agosto de 1945, 14 kilómetros cuadrados de ciudad se esfumaban en el aire y la ciudad de Hiroshima, tal como se conocía entonces desapareció para siempre. Murieron, o mejor dicho se volatizaron en el aire y desparecieron 80.000 personas en el preciso momento de la explosión, otras 80.000 que se encontraban en zonas más alejadas fueron muriendo los días siguientes producto de las quemaduras por radiación atómica, esto solo en Hiroshima. Un cuarto de millón de personas muertas de un plumazo entre las dos bombas, luego vendría lo peor, este efecto dura hasta nuestros días, y las muertes y consecuencias causadas por la deflagración atómica son incalculables.

Los datos fueron aportados por los autores de la masacre, la lógica más elemental nos indica que deberíamos multiplicar por 10 esas cifras, pero seamos generosos y actualicemos sus mismos cálculos.

Si se decía que Hiroshima tenía un densidad poblacional de casi 14.000 personas por Kilómetro cuadrado y que en mas de dos Kms a la redonda de donde se produjo la explosión no quedo nada vivo, y también se dice que desaparecieron casi 14 kilómetros cuadrados de ciudad, nos da un total aproximado de 190.000 muertos solo en el primer momento, a los que debemos agregar otro tanto en los días siguientes, más las consecuencias posteriores y lo de Nagasaki, ¡entonces! ¿Cuanta gente murió solo el día de la explosión y posteriores? sin contar las secuelas. ¿Asusta verdad?

Pues esto es lo que hicieron, según ellos para acortar una guerra que ya no era tal y... ¡salvar vidas humanas!????

El coronel Paul Tibbets, comandante del B-29, "Enola Gay", había cumplido con su misión.

Dudoso y trágico homenaje hizo este piloto a su propia madre al ponerle su nombre al avión que tiró la primera bomba atómica sobre una ciudad repleta de gente. Este hecho se repetiría tres días más tarde, el 9 de agosto, cuando cayeron todos los infiernos del cielo sobre Nagasaki, otra ciudad japonesa victima de la insanía de Truman, el Presidente Norteamericano que ordeno tirar las bombas, aun contra la opinión de los científicos, que hasta le cursaron una carta pidiendo que no las arrojara.

Junto al "Enola Gay" volaban dos B-29 más encargados de observar y trasmitirle las condiciones que iban encontrando a su paso, uno de estos aviadores terminó totalmente loco, internado en un nosocomio y repitiendo hasta el fin de sus días, constantemente, como en sueños, los partes meteorológicos que estaba encargado de trasmitir al avión que llevaba la bomba.

En Nagasaki fue otro avión y otro piloto, pero no se habló demasiado, los efectos fueron los mismos aunque no hubo ni siquiera la profusión de fotos ni la importancia que se le dio al primer bombazo atómico.

Pero hubo una tercera bomba, y aquí las informaciones se hacen contradictorias, pero existió, hay quienes dicen que no llegó a arrojarse porque el buque que la transportaba se hundió antes de llegar, pero hay quienes afirman que efectivamente esta tercera bomba se arrojo sobre Japón incluso ya terminada la guerra.

Todo este tema ha desatado, a lo largo del tiempo, una verdadera polémica entre quienes defienden la decisión de arrojar la bomba y quienes no aceptan semejante barbaridad; realmente no entiendo porqué, me da la impresión de que aquí no caben dos discursos ni dos lecturas distintas, los defensores de la bomba dijeron que fue para acortar la guerra, ¡pero ya no había guerra entonces!, solo algunos focos de resistencia de un Japón que por orgullo se negaba a capitular, no tenían con que pelear ni que comer.

La única lectura válida que se le puede dar a semejante barbaridad, fue que estos inmorales que predican la moralidad, usaron a Japón como conejillo de indias, para experimentar la bomba atómica y de paso asustar a Rusia y al mundo.

Ya les transcribí en otra oportunidad lo que a continuación repito: Terminada la guerra el Almirante Lehay (EEUU) dijo: -"El empleo de esta arma bárbara, tanto en Hiroshima como en Nagasaki no nos fue de ninguna utilidad en la guerra contra el Japón. Los japoneses estaban ya derrotados, dispuestos a capitular a consecuencia del bloqueo y de los bombardeos clásicos"-

En un momento, y al ver los efectos que causó la bomba, cuando se retiraban del lugar, se escucho por la radio del avión a alguien exclamar -¡Dios mío!... ¿Qué hemos hecho?- Hay quien dice que fue el copiloto del "Enola Gay", Capitán Robert Lewis, aunque en realidad no se sabe. (Datos obtenidos del libro Historia de la II Guerra Mundial).

Pero al hablar de estas cosas corremos el riesgo de predicar en el desierto, hoy la juventud no sabe nada de estos temas, no saben quien fue Artigas, Ghandi, Bolívar ni Pasteur, llevan en sus remeras la foto del "Che Guevara y tampoco saben quien fue, y así todo. Se habla y se defiende a Fidel Castro por snobismo, porque la mayoría ni siquiera saben cual fue el espíritu ni el porque de la revolución cubana, tampoco saben que la figura de aquel es mucho más grande que la que aparenta este viejo valiente y rebelde que es hoy.

La enseñanza se ha cuidado muy bien de ir dejando en el olvido muchas páginas importantes de la historia, principalmente las que puedan molestar a los amos del mundo, y así estamos generando generación tras generación de ignorantes.

Mientras año a año la propaganda se encarga de ir agrandando la cantidad de muertos de ciertas cosas que pasaron durante la segunda guerra mundial, por otro lado se achica o se le resta importancia a un montón de barbaridades cometidas por los ganadores del conflicto.

Muchos saben que existieron bombardeos atómicos sobre dos ciudades japonesas, pero no saben los motivos, ni cuando, ni como, ni por que, menos aun los efectos que produjo, entonces debemos escribir para los viejos porque los jóvenes no saben nada o tendríamos que hacer todo un tratado de historia para que entendieran mejor el por que de los por que.

Como hacer para explicarles que fue una infamia, que la guerra ya estaba prácticamente terminada y Japón entregado, como hacer para explicarles que más que un bombardeo de guerra fue un experimento macabro para probar la efectividad de la bomba atómica en vivo. Como hacer para explicarles las consecuencias y secuelas que dejaron, hasta el día de hoy, esas dos explosiones.

Como hacer para explicarles que en Japón, a esa altura se morían más de hambre que por las balas enemigas, la falta de comida era notoria y fabricaban las granadas con materiales inadecuados porque tampoco tenían con que hacerlas, que muchos de sus barcos de guerra jamás pudieron regresar a sus bases y los pocos que quedaban no podían salir de ellas por falta de combustible, que a muchas de las unidades regulares del ejército se les distribuyó lanzas de bambú para hacer frente al enemigo porque ni armas ni municiones les quedaban.

Tiraron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki porque no valía la pena tirarlas sobre Tokio, para entonces ya no quedaba nada de esta ciudad, a esa altura Tokio solo era los restos humeantes de una gran hoguera.

Entonces la pregunta del millón, ¿A este enemigo le tenían tanto miedo todavía que tuvieron que rematarlo con bombas atómicas?

Hiroshima y Nagasaki, dos indefensas ciudades que debieron soportar todo el odio y desprecio por la especie humana que destila la nueva raza superior.

¡Y yo me pregunto! ¿Qué podemos agregar sobre tanta barbarie? ¿Qué podemos decir que ya no se haya dicho?

No hay justificación válida ni existen palabras que podamos encontrar para expresar el sentimiento que nos embarga ante tanto horror.

Los Estados Unidos de Norte América tuvieron el triste privilegio de iniciar lo que hoy dicen que combaten, el terrorismo, porque si eso no fue el más brutal acto de terrorismo que tenga memoria la humanidad, ¡entonces todo es mentira! el terrorismo no existe, 60 años después encontramos a los mismos autores de ese... ¡no se como llamarlo!, ¡no encuentro palabras!, haciendo lo mismo, bombardeando ciudades, atropellando pueblos enteros, matando civiles, mujeres, ancianos, niños.

Desde entonces no han parado un solo momento y ha sido un atropello tras otro.

Han convertido a la tierra de nuestros hijos en un caos del que será imposible salir hasta que el mundo reacciones y diga ¡basta!

Tarde o temprano tendrá que suceder, tarde o temprano el mundo tendrá que reaccionar, y de la misma manera que se unió para enfrentar a Hitler tendrá que unirse para enfrentar a estos nuevos monstruos, engendros de la naturaleza; mutación con forma humana de la maldad llevada a la quintaesencia de la perversidad.

Son el país más odiado del mundo, se creen todopoderosos, ¡imbéciles! Ignoran que nada más el mundo se lo proponga se les terminará el dulce, y que no es el miedo a sus bombas lo que los rodea de alcahuetes, sino el amor a los dólares que les deja cada acto de piratería a muchos corruptos, que pactarían con el diablo si en ello encuentran ganancias.

Ellos mismos, palada a palada, están abriendo la fosa en que serán sepultados sus delirios napoleónicos.

Sus bombas ya no asustan, solo tienen dinero para comprar voluntades y complicidades de gobiernos corruptos que se prestan a sus maquiavélicos planes de dominio, son tan malos estos como aquellos, pero peor son los que se venden por dinero o comodidades, y colaboran con ellos en cuanta salvajada se les ocurre a estos hijos de Truman, dejando de lado los más caros principios que deben de ser bandera de la humanidad.

Mentirosos, racistas, terroristas, asesinos disfrazados de personas llenándose la boca de democracia, libertad y derechos humanos.

Pero no hay tiempo que no pase ni tiento que no se corte, dijo Fierro, si no es el mundo quien los aniquile será Newton... ¡si! Isaac Newton, cuando por la ley de la gravedad sus espaldas y pies de barro sucumban al no poder soportar el peso del monstruo que han creado, y vean derrumbarse ante sus propias narices la caja llena de ilusiones mesiánicas fabricada por ellos mismos, entonces se darán cuenta, tarde ya, de que en realidad no son nada, solo simples mortales, sanguijuelas de la humanidad.

La indignación que siento a medida que escribo supera mi cordura y hace que pierda, casi sin darme cuenta, la objetividad con que todo periodista debe encarar cualquier tema, ojala que el mundo, o Newton, se acuerden de ellos antes de que sea demasiado tarde.

Quisiera ver cuantos de los que se golpean el pecho por las atrocidades Nazis se acuerdan, cada 6 de agosto, del acto más ignominioso que haya soportado la humanidad en toda su historia.

Es esta mi breve nota en homenaje a las víctimas atómicas, las palabras huelgan, los hechos hablan por si solos.

Es mentira que hay un Dios, es mentira lo del cielo y el infierno, aquí se hace y tarde o temprano, ¡aquí se paga!

Y aunque no creo en un Dios todopoderoso les dejo como pensamiento final la última estrofa de un verso del gran José Larralde.

"Porque la sucia diferencia que separa
la inventó dios como castigo
Que habremos de pagar tarde o temprano
sin tener más que el alma por testigo"