¡Qué relajo!
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por Michael S. Castleton -Bridger |
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Realmente a cualquier ciudadano más o menos objetivo no puede menos que llamarle la atención el desorden en el cual está cayendo el país.
Cuidado, no me refiero a ningún desorden institucional, pero sin duda administrativo.
La lista es larga y en varios ámbitos y me animo a agregar que solamente la circunstancial mayoría parlamentaria que ostenta este gobierno ha permitido que las cosas por ahora no hayan pasado a mayores, por lo menos en cuanto a consecuencias políticas se refiere.
En los temas de gobierno ya son múltiples las situaciones que se plantean y que no parecen de fácil solución. No parecería además que las cosas se hayan manejado en forma particularmente atinada.
El tema de la salud rompe los ojos y en lo personal estimo que es fruto de ese estilo autoritario y en el fondo tan poco democrático que caracteriza a la ministra del ramo. No hace falta más que recordar que esa misma funcionaria quiso en un acto de tremenda arbitrariedad destituir de su cargo en el ministerio de Salud al Dr. Alfredo Toledo al ser electo presidente del Sindicato Médico aparentemente y solamente por su condición de no ser frente amplista.
Del diferendo con nuestros primos argentinos ni hablamos.
Del rebrote inflacionario y la consecuente carestía que padecemos todos los uruguayos mejor ni hablamos.
De la ola de paros, huelgas incipientes, y líos con los gremios del estado en general mejor ni hablemos. De la inseguridad, de los niños de la calle, de la tontería ‘productiva’ de Bella Unión ni acordarnos.
Deberíamos además estar todos los sufridos uruguayos ante una montaña de manos amputadas, pero no se ven. El fantasma de una corrupción compleja y endémica sobrevuela no sólo la intendencia de Montevideo, sino la intendencia de Maldonado con el caso Satenil aún ni remotamente aclarado.
El tema de Pluna no es bueno y no promete nada mejor, el tema de la fundación Bolívar -Artigas, los negocios y las valijas misteriosas con dólares que vienen de Venezuela en manos de gente bien conocida del frente amplio, tampoco parece demasiado alentador.
Ningún observador más o menos avispado puede honestamente decir que todo esto no era previsible. La historia es pródiga en gobiernos y situaciones como la que padecemos.
Es de esperar que esta gente que ocupa el gobierno tenga la capacidad y la honestidad de corregir el rumbo o que al menos los Uruguayos se acuerden de todas estas cosas cuando sea época de expresarse en las urnas.
No me cabe duda que el frente amplio tratará de hacer una política dadivosa en su último año de gobierno. No serían los primeros y por desgracia probablemente tampoco los últimos. Pero debemos darnos cuenta que como la mortadela del refuerzo lo que importa a un país y lo que marca un gobierno es cómo lleva a cabo el medio, la sustancia de su período, cuando los proyectos o las reformas se concretan y hay que aplicarlas y administrarlas.
Parece por desgracia para el Uruguay que el frente amplio tenía un solo proyecto real que era llegar al poder a como diera lugar, y la verdad que en ese contexto no importaba, ni mortadela, ni refuerzo, ni principio , ni medio ni fin, el tema era llegar. Habían muchas promesas, muchos planes, pero como tantas veces pasa, poco oficio para gobernar.
Hoy el frente amplio es absolutamente rehén de sus contradicciones internas y todos los Uruguayos estamos afectados por esta situación.
¿El tema para todos nosotros entonces va ser quién paga los platos rotos? ¿Quién pone la casa en orden luego de este carnaval de desatinos?
No se vislumbran años fáciles para la república., lo cual es una pena ya que en otras manos las perspectivas del país serían muy otras.
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