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Año V Nro. 315 - Uruguay, 05 de diciembre del 2008   
 

Visión Marítima

historia paralela

 

Un negocio para ambas partes
por Pablo Carrasco

 
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         Frente a los lúgubres pronósticos que uno ve para el mercado ganadero por estos días es imposible resistir la tentación de apurar uno propio en base a la escasa información disponible.

         Las preguntas centrales y ambiciosas a hacer son: ¿cual es el auténtico precio de la carne hoy y consecuentemente del novillo si la observamos limpia de pánico especulación o desesperación? Y, ¿Qué podemos esperar hacia el futuro para cuando baje la polvareda?

         Para empezar a responderla, el lector puede verificar en el sitio Web de INAC, estadísticas semanales desde el año 2002 en adelante, con indicadores del valor de venta de la industria (precio FOB de exportación de la carne) y precio en segunda balanza pagado al productor. El promedio de esta relación entre los años 2002 y 2007 se ubica en las inmediaciones de 1,02. Es decir que históricamente y en condiciones de equilibrio uno esperaría que el precio FOB de exportación dividido por 1,02 nos diera el precio probable del novillo en segunda balanza. Durante ese período hubo obviamente variaciones en el cociente. Se trató de momentos de sequía como a fines del año 2005 y principios del 2006 cuando la carne exportada superaba en valor a la segunda balanza en un 10% (una relación de 1,10).

         Si prestamos atención a los valores recientes de esta estadística, encontraremos que durante el último mes la carne se exportó a un valor próximo a los U$S 3,30 por kilo, precio que también se obtuvo la semana pasada. Este valor es menor que aquellos que se obtenían 3 meses atrás pero es un excelente valor. En este mismo período sin embargo, el novillo ha sido comprado en segunda balanza a U$S 2,30 lo que sube la brecha entre lo exportado y el novillo a 1,45. Supongamos que estos valores responden a negocios pactados en otra situación. Imaginemos que las próximas exportaciones se realizan a valores aún mas bajos, por ejemplo 2,90 U$S/kg (mi hipótesis de valor futuro de exportación). Si el novillo que se paga U$S 1,80 en segunda balanza hoy, es a cuenta de esos negocios, entonces vamos a una relación de 1,60 con la carne exportada, cociente muy lejano a aquel 1,02 histórico y que significa una depresión en el precio del novillo del 45% respecto a lo que se podría pagar. Como prueba adicional del desfasaje actual, cuando por febrero o marzo de este año se exportaba a 2,90 U$S/kg, los productores recibían en segunda balanza 2,40 U$S/kg, es decir un 33% más que ahora.

         Hasta aquí todo bien. Sí, como escucha, todo bien. Como ha dicho algún industrial y yo suscribo, los productores y la industria no son socios y alternan su poder de negociación según las leyes de oferta y demanda. Hoy es la industria que está en condiciones de doblar el brazo al productor y ejerce su legítimo derecho.

         La sorpresa sin embargo es otra. Al examinar los datos es notorio que el problema no se limita a esta situación puntual. Se trata de un desacople entre el novillo y la carne de una manera estructural y que se inició en la primavera del año 2007 por razones que desconozco. Desde el final del 2007 y hasta agosto del 2008 (sin incluir la crisis) la relación fue 1,23 entre el valor de exportación y el de segunda balanza sin que nada malo haya ocurrido en el mercado. Esto quiere decir que en el mejor momento que registra la ganadería en toda su historia el novillo se pagaba un 20% menos de lo que marcaban los antecedentes y es probable que no nos percatábamos de ello porque cuando lo que producimos sube la alegría sustituye la curiosidad. Existen dos alternativas para explicar esto: o se produce un cambio cualitativo en la estructura de los costos industriales en la primavera del año 2007 o se consolida una posición dominante oligopólica de los compradores que ahora dominan el mercado. En ambos casos hay una responsabilidad del Estado.

         Para la situación coyuntural actual los productores deben a mi juicio estar muy bien informados del funcionamiento y evolución del mercado y deben buscar alternativas de exportación de ganado en pie que fortalezca su posición. Deben saber que en otros tiempos una exportación de carne a 2,9 U$S generaba un novillo de U$S 2,80 en segunda balanza. Que Brasil con el doble de devaluación y con la mitad de los mercados tiene hoy valores próximos a los que nuestra hipótesis postula.

         Para la situación estructural que se plantea desde hace un año hay que tener un diagnóstico primero y desarrollar una política que asegure la libre competencia perdida si fuera el caso. Si no lo hacemos este negocio va a empezar a tener la filosofía que tienen los negocios para un buen amigo salteño. El dice que “…el negocio para que dure, le tiene que servir a las dos partes”, y acota: “a mi señora y a mi…”

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