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Purgas políticas
por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)
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“Por mucho que Castro lo niegue, la revolución sí se come a sus hijos. Las purgas en las altas esferas del partido comunista no son exclusivas del gobierno cubano que, sin embargo, ha sido un magnífico discípulo del gran maestro de la intriga: José Stalin”. Pedro González: “Purgas, esa constante”
Se dice que las purgas políticas “han sido un instrumento de poder político desde que se escribe la Historia”, porque afianzarse en el poder es el objetivo supremo, frecuentemente el único, de los líderes de los regímenes despóticos. Con este fin se purga a supuestos o verdaderos enemigos y a presuntos competidores del líder o del entorno de éste. Se usan todos los métodos: la calumnia, endilgando delitos reales o imaginarios, y el encarcelamiento ilegal de los que piadosamente se llaman “caídos en desgracia”. Otros rivales (los menos afortunados), son torturados y ejecutados.
La crueldad es signo frecuente de las purgas que desatan los déspotas. Los amigos de antes son que son perseguidos con mayor ferocidad cuando llega la hora de eliminar la oposición dentro del grupo dominante. Esto viene de siempre: Durante la Revolución Francesa miles de ciudadanos revolucionarios fueron guillotinados, como resultado de las constantes purgas de quienes se fueron sucediendo en el poder, culminando con el Terror de Robespierre, quien acabó también en el cadalso.
No menos violentas fueron las purgas de gobiernos despóticos que pretendían “defender” revoluciones y proyectos mesiánicos. La “Noche de los cuchillos largos” en la Alemania de Hitler para aniquilar, en 1934, la Sturmabteilung (SA), una organización paramilitar nazi comandada por Ernst Röhm. Luego vendrían otras, igualmente feroces. No se quedó atrás José Stalin. En 1937, desató toda su furia para eliminar no sólo a los no comunistas, sino a sus propios camaradas sospechosos de disentir con el poder ilimitado del líder endiosado. Otras pugnas terribles fueron las de La Banda de los Cuatro en China, con miles de perseguidos, encarcelados y asesinados en nombre de la Revolución Cultural
En América Latina, no pocas veces los dirigentes de regímenes dictatoriales, apelaron a las purgas. En Cuba, junto a cientos de disidentes, los inicialmente partidarios del régimen castrista también fueron eliminados política o físicamente, siendo relevante el caso de Huber Matos, comandante histórico de la 9a. columna de la Revolución Cubana (1956-1959), encarcelado por sedición (1959-1979) y ahora símbolo de la rebeldía contra el tirano. Y –¡cuándo no!– también las purgas llegaron a los bolivarianos de Venezuela. El también endiosado Chávez alejó a sus allegados iniciales en sucesivas purgas. Esta es la imitación populista de las prácticas del comunismo que purga y castiga por disentir.
Este es el estilo del populista “todopoderoso”. Encaja en el notable decálogo propuesto por el ensayista mexicano Enrique Krauze: “1) El populismo exalta al líder carismático. 2) El populista no sólo usa y abusa de la palabra: se apodera de ella. 3) El populismo fabrica la verdad. 4) El populista utiliza de modo discrecional los fondos públicos. 5) El populista reparte directamente la riqueza. 6) El populista alienta el odio de clases. 7) El populista moviliza permanentemente a los grupos sociales. 8) El populismo fustiga por sistema al "enemigo exterior". 9) El populismo desprecia el orden legal. 10) El populismo mina, domina y, en último término, domestica o cancela las instituciones de la democracia liberal”. Todo parecido con esta caracterización, no es casual; es una evidencia cotidiana del delirio de persecución, del temor a perder el poder, a ser traicionados, a ser asesinados y a dejar el beneficio que les da su satrapía.
Es frecuente que el tirano guarde información sobre conductas corruptas, acciones inmorales y otras tropelías de sus allegados, como cartas escondidas para castigar o anular desviaciones, disidencia o competencia por el .liderazgo. Algunas veces, esto lleva a la división del instrumento político, y se fragmenta el aparato que sostiene el régimen; pero, en otras, la violencia impone el ostracismo político y la cárcel, para los que se desvían de la férrea línea de mando.
¿Cuántos serán los militantes del MAS purgados por el actual régimen populista, hasta el final de su jornada? ¿En qué terminará el ala masista de los protegidos del ex-presidente de YPFB ahora encarcelado?
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