Turismo
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por Graciela Vera
Periodista independiente
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Es hora de aprender
de los errores
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Parte 2: Convencer a quienes están lejos
Cuando en nuestra anterior entrega afirmamos que nuestro país como oferta turística prácticamente no existe, sentimos los dardos envenenados que nos arrojaban desde todos los rincones de ese Uruguay turístico que tanto esfuerzo ha costado armar.
No es una contradicción, el Uruguay turístico es una realidad latente, la oferta turística uruguaya a nivel mundial, no lo es.
Siempre nos ha gustado hablar de las bondades que podemos ofrecer y destacamos lo que los visitantes alaban de nuestro producto.
No obstante esas alabanzas, merecidas muchas de ellas, sería un error aplaudir antes de que termine la función.
Uruguay tiene todas las condicionantes para ser un destino turístico de primer orden, por ende es un país turístico ídem; pero falta aún mucho camino para que potenciado como tal su sólo nombre lo ubique en la geografía y en la oferta, como es norma exigida a los destinos de élite.
Nadie que se precie de viajero medianamente documentado ignora que viaja a México si ha comprado Acapulco o Riviera Maya; ni que el Cristo del Corcovado lo verá en Río de Janeiro, o que para disfrutar de Las Leñas debe esperar a la época de nieve.
Son unos pocos ejemplos, quizás demasiados pocos pero como dicen que para muestra basta un botón ¿para qué extendernos hablando de El Coliseo, las Galápagos, el Arco de Triunfo, la Sagrada Familia de Gaudí o la Fontana di Trevi cuyos solos nombres identifican los destinos?
No negamos que Uruguay tiene su Punta del Este, pero aún quedan sitios donde no se le conoce o donde no se identifican los dos nombres en un solo destino.
Aunque las temporadas de Punta del Este nos están abriendo puertas en otros lugares, seguimos conduciendo con la luz de corto alcance y quizás haya llegado la hora de dedicarle más esfuerzo a la promoción de un turismo anual, de alto nivel económico proveniente de… un poquito más allá y dejar de rasgarnos las vestiduras cada vez que por diferencias de cambio monetario, caprichos de gobernantes o ecologistas o, desfavorecidos meteorológicamente, vemos irse al traste como en el cuento de la lechera todo augurio de temporada a pleno.
Un país de turismo no es un país de tres meses. Uruguay puede ser un país de turismo, por lo tanto debe sacudirse la marca de país de verano.
No significa renegar del sol y la playa, todo lo contrario, potenciarla en todos los destinos internos sin olvidar que Punta del Este deberá ser por algún tiempo más el principal (no queremos decir único) caballito de batalla con el que contemos para ser identificados.
Para ello es necesario crear una Punta del Este que mantenga su capacidad colmada todo el año.
Cabe recordar que aún para los amantes del turismo de sol y playa, ni la extensión del litoral ni su diversidad son elementos suficientes como para fidelizarlo por siempre y no porque la presentación ofrecida cambie, sino porque la idea generalmente es ver más lugares.
Actualmente el nuevo viajero busca algo más que playas y el Uruguay que presente su oferta a nivel mundial debe estar preparado para ofrecérselo.
Existen los creativos. Cobran por proyectar. A nivel privado es necesario dar más rienda a la imaginación y a nivel público más crédito a lo privado.
La oferta turística uruguaya es tarea de todos, pero comienza por la conciencia turística de sus gobernantes y la confianza en la propuesta turística de los operadores que, en definitiva son quienes más conocen del asunto.
Una legislación flexible que permita que el empresario se atreva a innovar; una infraestructura pública que haga posible que las inversiones –sin trabas y con bajos impuestos- reditúen tanto como para atraer capitales, empresas y generar trabajo y riqueza.
Y especialmente recordar aquello de ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?
Para nosotros la duda no es tal: sin infraestructura no habrá turismo de élite, sin turismo debe haber infraestructura para poder atraerlo.
MUCHO PARA CREAR
Cuando se piensa en crear quizás haya que comenzar por elegir a los destinatarios de esa creación.
¿Quiénes son los que más viajan, sin limitaciones de calendarios?
No seremos los descubridores de ese mercado prácticamente inagotable, a nivel mundial son muchas las ofertas que se manejan pensando en él.
Se trata de personas mayores, jubilados de clase media alta, provenientes de los países europeos, de los asiáticos (Japón a la cabeza) o de los EEUU para destacar solamente los de mayor poder adquisitivo.
Dentro de este grupo (nos vamos a concentrar en él por su caudal) Uruguay recibe anualmente una ínfima parte de lo que podría lograr con un poco de esfuerzo.
¿No tiene acaso nuestro país lugares y obras únicas?
Casapueblo, Termas, Turismo Rural, Turismo Salud… nada de esto está en condiciones óptimas para competir con el mundo pero está allí la simiente de la oferta turística futura, concienciada a captar ese mercado con calidad y prestaciones acordes con la expectativa.
Al turismo lo hace el marketing y el marketing en simple español es: PUBLICIDAD.
No publicidad indiscriminada. Debemos promover lo que hemos recuperado. Dicho de otra forma, comenzar a recuperar para luego destacar y hacer imprescindible.
Nunca ofrecer lo que no hay en mercado.
No existe peor propaganda que la desilusión de un cliente y el turista debe ser siempre mirado desde la óptica del cliente que debe ser fidelizado.
LA GENTE, EL MAYOR VALOR EN TURISMO
La naturaleza puede ser más o menos pródiga con un sitio, sin embargo son las características idiosincrásicas de los pueblos los que pueden hacerlos más o menos atractivos y en este aspecto Uruguay ha pasado el examen con nota, lo otro es trabajo, trabajo y más trabajo, y no precisamente del fácil.
Desde la década de los noventa, los sectores vinculados al turismo se han esforzado mucho por concienciar a la población y en buena medida lo han conseguido.
La proliferación de los institutos de preparación de profesionales en las distintas especialidades turísticas; el surgimiento de asociaciones de periodistas guiando desde su apoyo o crítica las acciones del sector; la conducción desde la máxima autoridad de turismo ubicando, con buen criterio, en el cargo a personas idóneas en viajes y hotelería o empresarios interesados en aprender y ejecutar con mano firme, eso transformó el Uruguay conformista en materia turística con el Uruguay ambicioso y eso no puede perderse para llegar al Uruguay capaz de competir entre los mejores.
Pero no basta la aspiración; el turismo es riqueza y como tal es una empresa que no puede servir de moneda de cambio político.
Y así como si un empresario no conoce su trabajo no tendrá éxito en los negocios, si al frente de una de las mayores industrias en el mundo, se coloca a una persona inexperiente para la cual el turismo es una materia de libros (o revistas) y no de realidades y proyectos viables; desconocedora de la realidad que le rodea, ¡por mal camino vamos!
En el Uruguay desde los últimos años de los ochenta y en los noventa se logró lo que muchos países, con mayor porcentaje de afluencia turística no han conseguido aún: involucrar al pueblo en la necesidad de formar parte de la industria turística. Algo que tampoco debería caer en saco roto.
Si el pueblo es parte viva de la oferta turística se habrá ganado mucho camino, el resto es planificar y coordinar esfuerzos y sobre todo, buscar identidades.
SIN LAURELES DONDE DORMIR
La noticia resulta satisfactoria, en competitividad en viajes estamos sobre los dos grandes destinos del Cono Sur: Argentina y Brasil.
Sobrevalorar los datos es tan desafortunado como ignorarlos. Dejar de lado el sentido común y quedarnos dormidos plácidamente sobre los titulares de una noticia puede resultar en una tragedia al más puro estilo griego.
Uruguay figura quinto en América Latina en el índice anual de competitividad en viajes y turismo que elabora el Foro Económico Mundial, que analiza la realidad en la materia en 124 países.
Uruguay aparece en la lista en el puesto número 56.
Costa Rica es el país latinoamericano mejor ubicado, seguido de Chile, México y Panamá.
Brasil y Argentina aparecen varios lugares por detrás de Uruguay.
En el subíndice que analiza el marco regulatorio de viajes y turismo, Uruguay avanza posiciones siendo sólo superado por Chile y por Costa Rica.
En el subíndice que estudia la infraestructura y el medioambiente como destinos de viajes y turismo sin embargo, pierde lugares, teniendo por delante a Chile, Brasil, Costa Rica, México, Argentina y El Salvador.
En el subíndice que analiza los recursos humanos es superado por Costa Rica, Chile, Argentina, México y Panamá.
En cuanto al estudio sobre la situación de salud e higiene, Uruguay tiene la mejor posición latinoamericana.
Respecto a la competitividad por precios, Uruguay es el 70 mejor destino mundial
Si nos remitimos al informe del Foro Económico Mundial, tenemos una base muy firme para comenzar a dar vuelta las realidades negativas.
Tenemos lo que necesitamos: capacidad de esfuerzo, resta que, como en esos viejos juguetes de cuerda, hagamos girar la manivela y comencemos a movernos. No podemos dormirnos en los laureles cuando quedan los dos párrafos más importantes para generar un negocio redituable, con saldo favorable.
INFRAESTRUCTURA Y MEDIOAMBIENTE
Infraestructura y oferta medioambiental, las dos premisas necesarias para poder encarar la captación de un mercado que no tiene las similitudes ni facilidades de acceso del vecino, que tiene muchas opciones de elección y que precisamente lo que busca es lo que en estos momentos, otros países de la región pueden ofrecerle con mayor facilidad y calidad.
¿Pueden?
Y nosotros ¿Queremos?
Pero, ¿Quiénes somos nosotros?
Los grandes complejos turísticos, el servicio hotelero que nos haga destacar en el concierto mundial, la gastronomía que nos dé créditos en las guías internacionales, son inversiones privadas.
El apoyo e incentivo es tarea del Gobierno que debe obrar sin poner trabas ni exigir contrapartidas ni cerrar puertas a la inversión extranjera en este aspecto.
Por ende nosotros somos todos, la base formada por las particularidades del pueblo; la tarima formada por el impulso empresarial del sector y la cúpula, integrada por quienes deben fomentar y promocionar lo anterior.
¿REALIDAD DEL MERCADO?
Si volvemos a repetir que como oferta turística no existimos, alguien va a querer arrojarnos algún trasto a la cabeza.
Sería buena cosa. Quién lo hiciera estaría despertando de un largo letargo y entonces solamente nos quedarían otras dos partes para armar un Uruguay turístico que sí, tenga oferta.
Una parte, a la que debemos sacudir para mostrarle que lo logrado no alcanza y otra que no preocupa, porque es la que sabemos conocedora de la realidad y en permanente trabajo por mejorarla.
Trabajo que aislado y por sí solo tampoco alcanza.
Esto sí es preocupante. Que cansados de oídos sordos, los magníficos empresarios turísticos que tenemos en Uruguay vayan a tirar la toalla o, lo que sería patético, buscaran fuera del país los réditos que dentro les es imposible obtener por falta de apoyos.
¿QUÉ VENDEMOS?
En nuestra anterior entrega dijimos que está bien ofrecer sol y playa, o tranquilidad, o simplemente un lugar cercano, como propuesta para nuestros vecinos más o menos cercanos, pero cuando nos dirigimos a un público más distante, eso no basta.
Debemos analizar lo que tenemos antes de salir a los escaparates internacionales dando palos de ciego.
¿Qué vamos a venderle a Europa?
¿Qué vamos a venderle a los americanos, o a los mexicanos, o a los canadienses?
¿Qué vamos a venderles a los japoneses, a los chinos o a los coreanos?
Es un público muy dispar según el país y el clima del que provenga pero una cosa es cierta: no podemos ir a venderles historia a los europeos pero, necesitamos mostrarles nuestra historia y los lazos que nos unen.
Seguro que a ninguno le impactaremos con un complejo hotelero, aunque necesitamos competir con magníficos hoteles.
En materia gastronómica ofrezcámosle lo nuestro, lo típico pero al más alto nivel. Nuestras carnes, nuestros postres, sin olvidar la cocina internacional en la que no tenemos que improvisar porque contamos con excelentes representantes.
Pero en realidad, actualmente ¿qué les estamos ofreciendo? ¿qué destacan de Uruguay los pocos operadores que nos promocionan?
Nos empecinamos en vender Carnaval, pero la palabra tiene demasiada competencia de gran calidad. Ahora que podemos ofrecer Carnaval si potenciamos su estructura diferenciándolo, caracterizándolo con nombre propio.
¿QUÉ NOS IDENTIFICA?
Deberíamos vender ‘identidad’, lamentablemente Uruguay no se ha esforzado por tener una identidad claramente definida para la elección de los viajeros.
Uruguay tiene méritos para ser conocido por el tango.
El tango gusta a los europeos desde España a Alemania, lo bailan, lo estudian y quieren aprender a sentirlo visitando sus raíces.
Nadie (o muy pocos) piensa en Montevideo, ni siquiera imaginan que el tango pueda tener otra cuna que Buenos Aires.
Somos culpables o quizás pagamos el precio de ser muy pocos y por lo tanto, pocas voces pero quizás haya que gritar para hacerse oír.
Por supuesto que si el principal involucrado en hacer conocer Uruguay, el Ministerio de Turismo y el de Cultura, al que atañe directamente la identidad del país, se callan, se retiran para dejar espacios ¿Qué nos queda por ofrecer?
Planificar, crear es comenzar a competir y en esta materia el competidor es la gran infraestructura tanguera de Buenos Aires.
Podemos compartir o intentarlo en solitario, lo que no debemos hacer es precisamente, no hacerlo.
Hace poco hablaba con una primerísima figura del tango, triunfadora por donde va y me decía que lamentablemente siempre la confunden con argentina y ella trata de sacar al mundo de ese error a pesar ‘del poco apoyo que las iniciativas tangueras tienen por parte de las autoridades uruguayas’.
¿Y el candombe?, quizás en este rubro no tengamos que reivindicar mucho, aún no nos lo han quitado, pero puede suceder que el día que nos demos cuenta que puede formar parte de esa oferta turística que pretendemos, también, como a Gardel y al dulce de leche, se lo hayan llevado a otros lares.
Al mercado europeo le podemos ofrecer ‘tradición’ pero aquí también tenemos que andar con pies de plomo porque nuestra tradición está muy ligada a la de nuestro vecino y él, ya está preparado y este partido lo va ganando antes de que nosotros nos pongamos los zapatos.
Hoy por hoy para Europa, tango es sinónimo de Argentina, gaucho es sinónimo de Argentina, el asado a las brasas se identifica con la carne argentina y hasta con el panqueque de dulce de leche y las tortas fritas nos escatiman protagonismo.
¿Cómo podemos ser tenidos en cuenta como un destino turístico si no recuperamos nuestra identidad?
¡Cuidado!, tampoco nos olvidemos que hay otras cosas, que hay fiestas internacionales, que hay artistas que por sí solo son llamadores y que nosotros, somos muy pequeños y desde esa óptica tenemos la facilidad de hacer un paquete íntegro con Uruguay y la dificultad de por no contar, ni siquiera tener aún parques temáticos o haber sabido atraer los intereses de los complejos turísticos recreacionales.
Las agencias de viaje del mundo venden Buenos Aires, un recorrido por las provincias para conocer lo autóctono y en muy pocos caso y como una opción –que debe ser solicitada para recibir la oferta- un cruce a Montevideo, Punta del Este o Colonia.
Una opción de pocas horas para visitar un país que ha cedido demasiado terreno y que deberá esforzarse para tener una oferta turística en un mercado que, de alcanzarse podría dar a Uruguay la solidez económica que el turismo puede ofrecer a los patrimonios manejados con inteligencia.
Y volvemos al principio, Uruguay no tiene actualmente una oferta turística válida para competir con éxito.
Por contrapartida Uruguay posee todo lo necesario para crear esa oferta turística.
Desde Almería, en el sur del norte, a 4 de abril de 2007
GUÍA DE ENTREGAS FUTURAS:
Parte 3 . Lo mismo haciéndolo diferente
Parte 4 . Segmentos específicos y turismo masificado
Parte 5 . Ofertas para cada sector
Parte 6 . La experiencia ajena
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