El problema no es de Tabaré o cuando la colcha comienza a deshacerse por Raúl Seoane

            En muchos foros a los que estoy suscripto se ha hablado de si la culpa de las incoherencias del actual partido gobernante las tiene Tabaré Vázquez o no.

            En el fragor de la discusión se escriben muchas cosas que luego son muy difíciles de plasmar en un artículo que pueda tener una coherencia desde el principio al fin, pero lo intentaré dándole forma a algunos emails enviados y recibidos sobre este tema.

            Concuerdo totalmente en que el problema no es Tabaré. El problema es el entorno de Tabaré que tuvo que hacerlo con la colcha de retazos que supo tejer para llegar al poder.

            Esa misma colcha de retazos está enquistada en el propio gobierno con Gagáno, la "acomodadora" Arismendi, la Berrutti, Brovetto, Bonomi, la Muñoz & Cía., que son los que en algunos casos patean en contra de las decisiones o ideas presidenciales, y en otros brillan por su falta total de ideas. Un ejemplo clarísimo es cuando Vázquez habla de propiciar un acuerdo comercial con Estados Unidos que podría ser o no un TLC, y Gagáno retruca, vomitando a cuanto medio de prensa quiera escucharlo y transcribirlo, que NO se firmará un TLC con Estados Unidos, desautorizando las decisiones de su propio jefe, el presidente.

            Hay cosas que se hicieron y se hacen bien en este gobierno y otras que atentan contra la libertad individual de las personas, empresas e incluso propiedades privadas. También hay ideas y proyectos que no se pueden llevar a la práctica porque la "mafia setentista" de esa colcha de retazos no lo permite, y desgraciadamente Tabaré tiene que mantener unidos los retazos de esa colcha para poder gobernar, lo que le lleva mucho tiempo y lo obliga a mantener en su gobierno a funcionarios y ministros que lo “bombean” constantemente. El caso de las declaraciones de la “acomodatriz” Marina Arismendi por la visita del presidente norteamericano George Bush, es un claro ejemplo.

            Soy de la idea de que esa colcha de retazos algún día se va a despedazar y de allí va a surgir un nuevo partido de izquierda moderada (probablemente de izquierda liberal al estilo europeo) que pueda competir de igual a igual con los partidos tradicionales.

            Ya algunos retazos se están desprendiendo de la colcha. El 26 de marzo o se cortó o se está por cortar solo, pero de lo que sí está seguro, el 26, es de que no acompañará más a este gobierno en su política a la que llaman "vende patria neoliberal". Es probable que también se escindan algunos afiliados del MPP y de otros pequeños partiduchos radicales que conforman el frente.

            Si esto llega a suceder en el poco tiempo que le queda de gobierno a Tabaré, es muy probable que pueda generar buenos proyectos y buenas medidas, al no tener elementos de la izquierda radicalizada dentro de su partido que quieren volver a la década del 70.

            Es cierto que una pequeña parte de la culpa la tiene Tabaré, pero hay que entender cómo se conformó el EPFANM para poder comprender que su culpa es la enésima parte de la de los demás.

            Un periodista de este medio me hizo un racconto de lo que escuchó, acreditado como periodista político por el diario La República, cuando se conformó el encuentro progresista. Las ilógicas proposiciones de las bases frentistas eran tales que si se hubieran aceptado, tal y como fueron propuestas, el actual gobierno no podría gobernar debido a la burocracia política que esas pretensiones contenían. Una de esas proposiciones, y la que más tuvo que pelearse, era que todas las decisiones de gobierno, antes de tomarlas, debían tener la aprobación de las Bases, que militan en los Comités de Base, la que debía estudiarlas y discutirlas en su seno antes de aprobarlas, lo que hubiera redundado en una burocracia monstruosa para aprobar, por ejemplo, firmar un convenio con Chile. Es imposible poder gobernar con las exigencias que les imponían.

            Por eso, todo esto tuvo que ser negociado con las bases y con los pequeños partidos para poder conformar un frente común, y muchas de esas negociaciones fueron realizadas para tratar de consensuar, aunque no se estuviera de acuerdo con ellas. Y esta es una de las razones por la que estos partiditos que se están escindiendo alegan de que no se cumplen las propuestas de las bases.

            También hay que tener en cuenta que si no mostraban claramente a la opinión pública que eran diferentes a los partidos tradicionales, no hubieran ganado la presidencia, pero desgraciadamente lo que mostraron, en la práctica y en el actual contexto mundial, es completamente irrealizable y el gobierno lo sabe.

            Uno de los principales argumentos de los díscolos radicales, es “es más de lo mismo” y de que el gobierno continúa con la política neoliberal de los partidos tradicionales. Muchos hablan de no firmar un TLC con el imperialismo yanqui, pero sí continuar en un Mercosur con el imperialismo brasilero que es exactamente lo mismo, o peor.

            Gagáno se llena la boca con un Más y Mejor Mercosur, por lo que por lógica consecuencia está apoyando al imperialismo, porque la concepción internacional de Brasil es imperialista, aunque mañana aparezcan cientos de defensores que intenten desmentirlo, pero la historia nos dá la razón.

            De la colcha ya se empezaron a desprender retazos, y uno de ellos es el Movimiento 26 de Marzo. Estos desprendimientos van a ser de los pequeños partidos radicalizados y mentalizados con los años setenta y el socialismo comunista mal entendido. Creo que no van a ser muchos.

            Si tenemos en cuenta que durante el mitin de desprendimiento del 26 de marzo concurrieron doscientas personas y exageremos que se desprendan veinte organizaciones iguales o parecidas al 26 de Marzo, nos daría unos 4.000 votantes que dejarían el partido de gobierno para sumarse a la oposición de la izquierda radicalizada.

            Estos desprendimientos le van a hacer mucho bien a la coalición, porque le permitirá depurar sus filas de los que siempre le ponen palos a la rueda del progresismo.

            Hoy en día hay una fuerte discusión entre los industriales y el gobierno, porque los primeros, con toda razón, aducen que no existen reglas claras para invertir en nuestro país, ya que si Tabaré dice blanco, atrás de él sale el inepto de Gagáno o la "acomodatriz" de la Arismendi y dicen negro.

            El Frente podría hacer un gran gobierno si no existieran esas incoherencias, y con estos desprendimientos de la colcha de retazos podrían lograrlo.

            No hay que tenerle miedo a la izquierda siempre que la misma sea coherente. Ejemplos los tenemos en Chile, en España, en Italia e inclusive en Francia. Sí le tengo miedo al populismo de izquierda como el de Chávez o el de Kirchner que, gracias a esos populismos sus respectivos países tienen la inflación más alta de toda América Latina. Países donde la libertad de prensa y expresión está amenazada constantemente y donde los empresarios son prepoteados y perseguidos simplemente por la necesidad de populismo de esos gobernantes.

            Muchos partidarios, y no partidarios del actual gobierno pero que lo votaron, aducen que no cumplieron con lo que prometieron durante la campaña. Desgraciadamente ningún partido político cumple totalmente lo que promete porque muchas veces prometen cosas incumplibles, y las promesas hechas por el Frente son aún más imposibles de cumplir dentro del contexto internacional que nos toca vivir.

            Este gobierno tuvo la gran suerte, cuando asumió, de encontrar un país prolijo y equilibrado, con un gran potencial de crecimiento dejado por el ex presidente Jorge Batlle, al que el Frente se opuso tenazmente a todo cuando fue oposición, pero que hoy disfruta de lo que sembró Batlle.

            La gran virtud de Tabaré Vázquez y de su gabinete fue la de no deshacer los compromisos asumidos por Batlle y continuarlos. Eso le dio continuidad jurídica y económica al país, lo que está permitiendo ver los resultados de la siembra de Batlle e internacionalmente muestra una imagen de la coherencia uruguaya en la transición entre dos presidencias diametralmente opuestas, y esto es muy apreciado desde el exterior, sobre todo por los posibles inversores que ven que un nuevo gobierno, cuando entra, no deshace lo realizado por el anterior, como sucede cruzando el charco, en Argentina.

            El tema es demasiado amplio para discutirlo en dos líneas, pero lo principal es que considero que estos desprendimientos de la colcha de retazos le van a hacer más bien que mal al Frente. Es probable que en un futuro tengamos un partido de centro izquierda (el Frente) y un partido de centro derecha (blancos y colorados) que alternen en el poder, y esa alternancia consolida la democracia y equilibra enormemente los diferentes sectores económicos y sociales que conviven en el país.