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ALMERÍA 2005
JUEGOS DEL MEDITERRÁNEO
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por Graciela Vera
Periodista independiente
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HACIENDO UN POCO DE HISTORIA
uando en la ceremonia de clausura de Tunes 2001, el alcalde de la capital tunecina entregó la bandera de los Juegos del Mediterráneo al presidente del Comité Internacional Claude Collard, para que a su vez éste la entregase al alcalde de Almería, nacía oficialmente Almería 2005.
Los Juegos del Mediterráneo, a los que casi podríamos considerar como los hermanos menores de los Juegos Olímpicos, cumplen durante las celebraciones de este año, 54 de existencia.
Desde la primera de Alejandría en 1951 a esta Almería 2005 se habrán realizado 15 ediciones.
La primera prueba de fuego la debieron pasar el Rey Faruk y su primo, fundador de los Juegos, Mohamed Taher Pacha a quienes correspondió el honor de organizar para Egipto los primeros de los que desde entonces, edición a edición se irían consolidando como los más importantes juegos deportivos después de las olimpiadas.
Aquellos primeros Juegos del Mediterráneo dieron lucimiento a 743 deportistas que representaron a diez países entre los que destacaron los italianos, que quedaron primeros seguidos de los franceses y los egipcios que fueron relegados a una tercera posición.
En los últimos, realizados hace cuatro años en Túnez, Francia fue el país vencedor con un total de 122 medallas de las que 40 fueron de oro. Italia que quedó en segunda posición logró más metales, 136 medallas en total, pero menos oros; tercero quedaron los turcos y cuartos los representantes del país anfitrión de los próximos juegos: España.
Las ciudades en las que se celebraron los Juegos del Mediterráneo han sido:
Alejandría, elegida en 1951;
Barcelona, en la que cayó la elección de 1955;
Beirut, en 1959;
Nápoles, en 1963;
Túnez, en 1967;
Izmir, en 1971;
Argel, en 1975;
Split, en 1979;
Casablanca, en 1983;
Latakia, en 1987;
Atenas, en 1991;
Languedoc, en 1993;
Bari en 1997;
y en 2001, Túnez que dando continuidad a los Juegos hizo que Almería 2005 fuera protagonista de la ceremonia de cierre.
A más de medio siglo de la competición de Alejandría, Almería acogerá una cifra superior a los 4.000 deportistas de 21 países y miles de espectadores de todo el orbe.
Los Juegos, que hasta 1987 se realizaban un año antes de la realización de los Juegos Olímpicos, pasaron a partir de la edición 1991 a materializarse al año siguiente que los olímpicos.
Se rigen por la Carta Mediterránea, un documento que destaca la determinación de los países de la cuenca mediterránea a trabajar por la solidaridad entre los pueblos, la propagación de los ideales olímpicos y la propia promoción del deporte. ver Carta
El emblema que representa esta competición deportiva son tres aros que simbolizan los tres continentes que participan de los Juegos del Mediterráneo: África, Asia y Europa.
LA MATERIALIZACIÓN DE UN SUEÑO
Las personas que sueñan en grandes realizaciones son las que logran materializar grandes hechos.
No resulta caprichoso que los Juegos Mediterráneos tuvieran su primera sede en Alejandría.
Su historia se consolida en 1951 con un sueño, el del doctor en Ciencias Políticas Taher Pacha, un egipcio que soñó con utilizar una competición deportiva de esta naturaleza como símbolo de paz en un momento en el que la región y el mundo vivían momentos de suma tensión.
Ya en 1948, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Londres, los integrantes de los Comités Olímpicos Nacionales de los países de la cuenca mediterránea habían enhebrado la posibilidad de celebrar unos juegos deportivos que sirvieran como forma de unir las diferentes culturas que se desarrollan en las riberas del Mar Mediterráneo.
Desde entonces Mohamed Taher Pacha, que en Londres fue uno de los principales impulsores de la idea, dedicó su esfuerzo a la materialización de ese sueño.
Taher Pacha nació en Egipto en 1879. Se doctoró en Ciencias Políticas y destacó su actividad en el mundo del deporte.
Fue fundador del Club Aéreo Egipcio.
De 1937 a 1947 fue presidente de la Federación Aeronáutica Internacional; de 1936 a 1952 presidió la Federación Egipcia de Esgrima.
El Comité Olímpico Internacional le hizo su jefe de Protocolo y en este organismo llegó a ser miembro de la Comisión Ejecutiva en el periodo 1952-1957. Desde 1960 a 1964 fue asistente del presidente del CIO, Avery Brundage.
Sostuvo sobre sus hombros la bandera de la paz en un momento en que la humanidad salía del caos de un conflicto mundial. Entendía que la actividad deportiva es un vehículo de extraordinario poder para lograr la paz y la hermandad.
Murió un año antes de la celebración de los Juegos de Izmar, el 19 de enero de 1979. En el transcurso de estos Juegos, el Comité Olímpico Turco le rindió un emotivo y merecido homenaje.
Desde Almería, en el sur del norte, 05.05.05