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Papeleras: ¿El comienzo del fin?
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por Raúl Seoane |
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El periodista argentino Joaquín Morales Solá señaló que el canciller Jorge Taiana y el presidente Néstor Kirchner le confirmaron que el conflicto con Uruguay llegará a su fin a fin de año. Según explicó, se firmará un acuerdo y se enviará a la Gendarmería a liberar los puentes fronterizos.
Esta información detonó en la semana e hizo que todas las redacciones de Uruguay y Argentina se ocuparan de la noticia. Se multiplicaron las entrevistas y reportajes, Gagáno, los terroristas de Gualeguaychú o cualquiera que quisiera acercar su boca a un micrófono.
Jorge Fritzler, uno de los terroristas más activos aseguró a Observa que "No es cierto, y si lo fuera, es irrelevante" y agregó que tiene " serias dudas de que sea cierto, que Kirchner le haya dicho eso a Morales Solá. No me cierra.”
A su vez, el ladero terrorista de Fritzler, Daniel Pérez Molemberg, ladró enfurecido asegurando que "Gualeguaychú no va a dejar de luchar por ningún dinero del mundo".
Más allá de ciertas “agachadas” lógicas debido a las presiones que recibe, tengo mucho respeto por el periodista Joaquín Morales Solá, un hombre de profundas convicciones democráticas.
Morales Solá tiene un muy buen acercamiento a la Casa Rosada, y por regla general sus avances y primicias periodísticas son acertadas. Mientras muchos dudaban en quién sería el candidato del oficialismo en las próximas elecciones presidenciales argentinas, el periodista adelantó, hace tiempo, que sería Cristina Fernández, y esta semana fue confirmada la noticia.
No es ninguna novedad que en numerosos artículos publicados en Informe Uruguay demostramos fehacientemente que el gobierno argentino tenía perdidas todas las batallas desde que se inició La Guerra de las Papeleras. No sólo en el campo económico, sino también en el ambiental y en el legal. Siempre sostuvimos que había que encontrar una fórmula elegante para que el gobierno argentino pudiera salir del conflicto por él iniciado, con las menores heridas posibles. Un artículo del ambientalista argentino Eduardo Ferreyra, publicado en esta edición de Informe Uruguay, comenta la noticia aparecida en el Diario El Argentino quién informa que “El 23 de mayo, la secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Romina Picolotti, inauguró el primer Taller sobre el Plan de Reconversión para el sector de la Industria de Celulosa y del Papel (PRI-CEPA). Allí se dio a conocer que el sistema EFC es recomendable para utilizar en el país”. Este tipo de tecnología es la que utilizarán las empresas instaladas en Uruguay, con la ventaja que tanto finlandeses como españoles tienen la experiencia y han mejorado la tecnología al máximo.
Argentina perdió en La Haya cuando solicitó una medida cautelar para que no se continuara construyendo la planta de Botnia, con mayoría de votos, siendo el único voto a su favor el del propio representante argentino. También perdió en el Tribunal de Controversias del Mercosur y volvió a perder frente al Banco Mundial que aprobó, también por mayoría absoluta y con el único voto en contra del representante argentino, el crédito de ese organismo a la pastera finlandesa.
El hecho de que el Banco Mundial aprobará el crédito a Botnia no fue únicamente un simple acto formal económico, sino que adelantó la posición que tomaría el Alto Tribunal de La Haya cuando tenga que resolver el planteo presentado por Argentina, ya que sería muy extraño que un banco internacional otorgara un crédito a una empresa inmersa en un conflicto de cuya resolución pudiera resultar la destrucción de las construcciones que se construyen precisamente con dicho crédito. Es más que indudable que el Banco Mundial se asesoró convenientemente antes de dar un paso tan importante.
Desde el momento en que los verdes de Greenpeace abandonaron la recaudación de fondos para defender a los entrerrianos de la maldad de los finlandeses de Botnia, perdidos dentro de su propio berenjenal de mentiras ambientalistas, se estableció el terrorismo fundamentalista de los ambientalistas gualeguaychuceros. Sin embargo. el terrorismo ambiental generado desde Gualeguaychú no hizo carne en la ciudadanía argentina que rechazó mayoritariamente los cortes de puentes y rutas, incluyendo una golpiza a los terroristas ambientales que cortaron la ruta 14.
El gobierno argentino, que es inepto pero no tiene un solo pelo de tonto, sabe que está perdido y que tiene que retirarse del conflicto lo más rápido posible y morigerar su derrota a como dé lugar.
Este es un año electoral en Argentina y el reconocimiento de haber perdido una guerra no está en los papeles del gobierno de Kirchner, ya que el hacerlo lo haría perder un potencial caudal de votos, por lo que tampoco es descabellado que este acuerdo se dé a conocer a fin de este año o a principios del que viene.
Ciertos reacomodamientos en la estructura política argentina y determinados gestos que se vienen dando desde tiempo atrás, ratifican que las aseveraciones de Joaquín Morales Solá son ciertas, más allá de todas las desmentidas y “análisis profundos” que puedan llegar a hacerse desde cualquier orilla.
Será cuestión de esperar. Aunque en política, y conociendo el paño, no siempre está dicha la última palabra.
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