Esclavos por elección
Ariel L. Rivas -
¿Qué hace Ud? ¿Trabaja para vivir o& vive para trabajar, en beneficio& de su dueño?
No, no es un juego de palabras. Es el tema que ha regido nuestras vidas individuales y colectivas por lo menos en los dos últimos siglos.¿Porqué los dos últimos siglos? Porque es en ese período cuando ocurren tres grandes fenómenos aun poco analizados.
Por un lado, en ese lapso surge el uso de papel moneda, impuesto compulsivamente. Por otro, es cuando se republicanizan antiguas monarquías. Luego (muy recientemente), se agrega un nuevo proceso, al que llamaremos des-republicanización.
El primer proceso (la monetarización de la economía) surge en monarquías (o sea, en dictaduras) y luego se universaliza. El segundo proceso surge en 1792 en Francia, e inmediatamente se extiende a Ibero-América hasta que, luego de la Segunda Guerra Mundial, conoce una nueva fase que incluye Africa, Asia e incluso Europa. El tercero comienza luego ndel colapso de la Unión Soviética. En la última década estamos experimentando un proceso de des-republicanización o neo-monarquización.
Curiosamente, ninguno de estos tres procesos es motivo de titulares de prensa, es discutido por los (auto-denominados) políticos, ni es tema prioritario de investigaciones científicas. Ud. no va a encontrar muchos libros que cuenten la historia del papel moneda ni institutos universitarios que investiguen temas republicanos. No conocemos Premios Nóbel que celebren los logros de repúblicas ni indicadores económicos que comparen la eficiencia entre monopolios y repúblicas. Tampoco sabemos de periodistas que reporten sobre un tema tan concreto como ¿quién es el dueño de las principales monedas?
Sin embargo, estos tres temas (monetización, republicanización y desrepublicanización) afectan directamente las vidas de todos. Para analizarlos, comencemos por describir la mega-teoría o paradigma de base que afecta estos temas: la Teoría de la Sumatoria Cero.
Aunque nadie sabe cuando comenzó este paradigma (probablemente fue hace miles de años), en la Edad Media esta visión del mundo se concretó en acciones explícitas y diarias. Este paradigma asume que todos los bienes son finitos (escasos), permanentes (ni crecen ni disminuyen) y no pueden ser fabricables (el ingenio humano no puede construirlos). Por eso, también son llamados recursos naturales. Ser rico, en consecuencia, consiste en poseer recursos naturales. Como éstos son limitados, la adquisición de cierto recurso por parte de una persona o grupo necesariamente implica la desposesión por parte de otra persona o grupo. O sea, para que yo gane tú debes perder (o viceversa). En consecuencia, la sumatoria de ganancias y pérdidas es cero.
Como el bien que mejor responde a esta definición es la tierra, la Teoría de la Sumatoria Cero ha sido sinónimo de luchas por conquista de territorio. Este paradigma promueve comportamientos agresivos. No existe posibilidad alguna para la asociación o colaboración. La única forma de ganar es que el otro pierda. Por lo que esta teoría es intrínsecamente anti-social: todos los demás son mi enemigo. Es monopolista y dictatorial. Por último, este paradigma ignora el valor de la creatividad humana (el Conocimiento) pero valoriza el uso de la fuerza. El diálogo no importa (ya que podría implicar alguna concesión), pero sí importa la domesticación del otro y la dicotomización de todos los humanos entre yo (o nosotros) y el otro (o ellos). Al igual que todos los juegos (como el juego del ajedrez, tal vez el mejor ejemplo de esta teoría), este juego termina con la victoria (o derrota), la que se supone eterna: una vez conquistado el territorio, se gozará de sus frutos sin tener que trabajar (mucho menos, pensar o investigar) nunca más. Todo se reduce a en una única acción despojar al otro.
La Teoría de la Sumatoria Cero surgió cuando el Conocimiento humano era (comparativamente al actual) muy escaso, los asentamientos humanos estaban muy distantes entre sí, y el número total de humanos en todo el planeta era muy escaso. Es decir, el planeta entonces era algo muy grande, distante y casi vacío (de humanos), quienes eran predominantemente analfabetos.
Aun medio siglo atrás vivíamos en un planeta grande, distante, casi vacío y éramos mayoritariamente analfabetos. Además, estábamos virtualmente incomunicados y la producción de conocimientos era casi insignificante (menos del 5% de todos los conocimientos producidos en toda la historia humana fueron producidos antes de 1950). Ya no más. Pero volvamos a analizar la época previa a 1792.
El día 25 de diciembre del año 800 ocurrió un hecho que cambió la Historia. Fue cuando la Teoría de la Sumatoria Cero adquirió su consagración final. Fue cuando Carlomagno fue coronado en el Vaticano por los obispos romanos, convirtiéndose en el emperador del llamado Sacro Imperio Romano-Germánico. Ese fue el día en que nació la unión de los dos reinos. Por un lado, un jefe militar (Carlomagno) es reconocido como jefe político. Por el otro, Carlomagno reconoce la jefatura espiritual del Vaticano. Este mutuo reconocimiento constituye la primera dictadura totalitaria de la Historia.
Es la primera dictadura totalitaria porque, a diferencia de otras monarquías, ésta agrega el control sicológico al militar. Con este acuerdo se creó la base de un sistema explotativo más económico y eficiente, en cuanto su estrategia no se limita al terror (el miedo a ser exterminado militarmente), sino que usa el control sicológico. Sin duda, los verdaderos creadores de la Sicología (y quienes primero la usaron para fines político-económicos) no fueron los europeos de hace un siglo, sino los obispos romanos del siglo IX.
Ocurría entonces que ni Carlomagno era reconocido como emperador dentro de su propio reino, ni los obispos romanos eran reconocidos como líderes de un movimiento creado y difundido sobre las bases de cooperativismo y ausencia de jerarquías (el Cristianismo).
Carlomagno pertenecía a la familia de los Carolingios, cuando, según la tradición franco-germánica, eran los Merovingios quienes debían reinar. El padre de Carlomagno ya había logrado, pocos años antes, un primer acuerdo de reconocimeinto recíproco con el obispado romano. El Vaticano, entonces sin reconocimiento público (y careciente de aparato militar propio), veía con recelo (y envidia) el prestigio creciente de Constantinopla (o Bizancio, actual Estambul), emperio económico, político, y también capital virtual del movimiento cristiano.
Con el doble acuerdo simbolizado por la (re-) coronación de Carlomagno en Roma, ambas partes se legitimaron recíprocamente. El Vaticano adquirió el músculo militar que no tenía, y Carlomagno el reconocimiento divino. El catolicismo romano fue impuesto a los franco-germanos, y los ejércitos católicos pronto comenzarían a atacar Constantinopla (hasta destruirla en 1204). Había surgido la guerra permanente. Había nacido, formalmente, el monopolismo total (físico y sicológico). Había surgido la idiotización masiva. Ya que la mejor forma de robar los recursos de otros y, además, convertirlos en sumisos (pero muy trabajadores) esclavos, era idiotizarlos.
¿Cómo se logró la idiotización? Consistió en resignarse a perder recursos y soberanía en esta vida (perder toda libertad, trabajar gratis, regalar tierras y servir de soldado para la doble monarquía Rey-Papa) a cambio de mayores recompensas en la futura vida. La inmediata invención de la Censura, la Herejía, la Propaganda, y la Inquisición, junto a una estructura informativo-educativa monopólica, logró generar esclavos idiotas.
Así llegamos al siglo XIII, cuando el obispado romano (el elemento cognitivo de la dupla) ha logrado imponerso sobre el elemento militar. Es cuando el Vaticano posee un tercio del territorio de la actual Italia, cobra impuestos, administra Justicia, controla la educación, decide guerras (las Cruzadas), y se convierte (por virtud de la guerra) en el primer banco tácito del mundo (los Templarios, encargados de proteger los tesoros robados como botín de guerra, comienzan a prestar oro).
Entonces comienza el divisionismo que la propia Teoría de la Sumatoria Cero genera. Los señores feudales desplazados por el ascenso del obispado romano, comienzan a resentirse. Una purga es realizada dentro de la propia Iglesia Romana, la que aniquila a los monjes Templarios e impone el celibato. Es que la posibilidad de tener descendencia implicaba la posibilidad de heredar bienes. Prohibido el matrimonio a los monjes (aunque los Papas continuaron practicándolo públicamente por varios siglos más), se impedía que los monjes lucraran con los bienes en su custodia (y dividieran los bienes de la corporación). Pero el mayor evento que sacudió los pilares del monopolismo religioso-militar recién ocurre al comenzar el siglo XVI.
Es la invención de Juan Gutenberg, usada con fines políticos recién después de su muerte, la que cambia la Historia. Es cuando un monje germánico (Martín Lutero), con apoyo de señores feudales locales, utiliza la imprenta para criticar el monopolio vaticano. Entonces comienza el proceso que recién se completaría en 1792. Aunque la acción de Lutero es oficialmente denominada como un hecho religioso (el nacimiento del llamado Protestantismo), en realidad es el comienzo de un nuevo proceso político.
Entre 1517 y 1792 emergen las que hoy son llamadas naciones, las que primero surgen como proyectos personalistas (señores feudales que intentan liberarse de la Iglesia Romana, quienes poseen territorio y súbidtos). Aunque en ese lapso el proceso adoptó la forma de guerras entre monarquías menores, eventualmente llegó el momento en que los súbditos comprendieron su importancia.
Ese momento ni siquiera ocurrió el 14 de julio de 1789 (cuando cae la Bastilla). Aun en ese momento (y por los siguientes tres años) la ciudadanía continuó reconociendo al monarca como el único dueño de la nación. Es recién en 1792 cuando surge el concepto de ciudadanía y, con él, el concepto de que la soberanía radica en la ciudadanía, no en el monarca. Es recién en 1792 cuando (re-) surge el concepto de República, concepto censurado desde la caída de la democracia ateniense y de la antigua República romana.
Parecía entonces que los monopolistas (obispos romanos y monarcas) habían perdido la batalla. Parecía que la Teoría de la Sumatoria Cero había desaparecido al descubrirse la Libertad, Fraternidad e Igualdad.
Lamentablemente, los republicanos no entendieron algo que había surgido en una monarquía de segunda generación. Es decir, en una monarquía que ya no operaba solamente sobre bases militares-sicológicas. Por lo que debemos volver atrás y analizar cómo surgió el Banco de Inglaterra, la libra esterlina, la deuda nacional y la democracia parlamentaria (también conocida como representativa). Estos cuatro elementos son complementarios y deben ser analizados en conjunto para entender porqué hoy (y desde la última década) Ud. no encontrará organismos internacionales interesados en investigar temas republicanos, instituciones que financien proyectos tendientes a robustecer estructuras republicanas, películas o libros que destaquen las ventajas del modelo republicano, ni campañas electorales o legislación que desarrollen la República.
Casi un siglo antes de la Revolución Francesa, el rey inglés de la época necesitaba, otra vez más, conseguir oro para financiar otra nueva guerra. Es que quien posee oro también posee capacidad de crédito: posee credibilidad de que pagará los costos de armamentos y salarios de soldados que toda guerra genera.
El rey de la época se reunió con prestamistas de oro (originalmente joyeros) quienes, desconfiados de que el rey no devolviera el oro solicitado, le hicieron una contra-oferta. Pidieron al rey la concesión de un derecho exclusivo (un monopolio) para establecer un banco privado (al que, eufemísticamente, llamaron Banco de Inglaterra, aunque era privado). Este banco iba a otorgar papeles, los que prometían entregar medio kilo (una libra) de plata (la plata denominada sterling) a quienes lo solicitaran. Es decir, los miembros del auto-denominado Banco de Inglaterra no le iban a dar metales preciosos al Rey para que éste financiara su guerra: solamente le iban a dar papeles (contratos) que prometían a los poseedores de los mismos la entrega de metales preciosos (en este caso, medio kilo de plata) contra la devolución de cada uno de estos pedazos de papel. En compensación por este servicio, el Rey se comprometía a pagar una pequeña cantidad de interés, el que debía ser pago en la misma especie (cierta cantidad de libras de plata). El Rey, usando sus poderes omnímodos (era el soberano o único dueño de Inglaterra), inmediatamente aceptó la propuesta, agregándole un pequeño cambio: la deuda no iba a ser paga por él, sino por sus súbditos. La deuda iba a ser convertida en deuda nacional. Así, el Banco de Inglaterra recibiría directamente los impuestos pagos por los súbditos.
De esta manera, un banco privado adquirió el derecho monopólico para imprimir moneda (papeles que individualmente prometen la devolución de medio kilo de plata a quienes lo soliciten), adquiriendo ganancias (intereses) las que se cobraban automáticamente mediante recepción directa de impuestos. ¿Porqué hicieron ésto los prestamistas de plata?
Porque habiendo una única moneda de papel (la que es usada compulsivamente por todos, por ser monopólica) se logra la aceptación masiva de la misma como medio de pago. Luego, sabiendo que es muy poca la cantidad de personas que, en promedio, acude a un banco a solicitar la devolución de metal precioso que esos papeles prometen, se logra un segundo efecto: la cadena de pago.
La cadena de pago es un proceso social, por el cual se generan transacciones de valor mucho mayor al volumen de moneda utilizado. Cuando yo voy a un banco y deposito 100 pesos (entrego billetes por tal suma), el banco me da un cheque por el mismo valor (o un instrumento similar). Luego, yo puedo emitir cheques (en dos transacciones separadas puedo, por ejemplo, emitir un cheque por 80 pesos para adquirir el producto X, y uno por 20 pesos, para pagar el servicio Y). Quienes reciben mis cheques luego pueden realizar otras transacciones y así la cadena continúa. Mientras tanto, a los 5 minutos de haber dejado el banco, el banco presta a tres personas (emite cheques o instrumentos similares) por un total de 100 pesos con cierto interés a pagar dentro de un año. En todo este proceso mis originales 100 pesos no se han movido pero, en pocas horas, pueden haber permitido transacciones por muchos cientos o miles de pesos. Todo este proceso le permite a un banco (especialmente si es monopólico) obtener grandes ganancias sin haber emitido un solo billete de papel.
Hoy se calcula que cada unidad monetaria se multiplica, de promedio, 6 a 8 veces. Es decir, cada banco genera transacciones 6-8 veces mayores al capital que efectivamente tiene (que tampoco es propio). Este malabarismo monetario ocurre solamente si se da una pre-condición: debe haber una única moneda de papel usada compulsivamente por una sociedad. Sólo así tal moneda adquiere credibilidad (adquiere valor).
Naturalmente, cuando surge desconfianza respecto al pago (cuando un ahorrista o un receptor de cheques duda recibir el volumen de oro o plata prometido) tal castillo de naipes puede desmoronarse en un segundo. Ya que ningún banco tiene capacidad para devolver todos los depósitos. No puede tenerla ya que la única forma de obtener ganancias es generar más crédito (vender más préstamos) que los depósitos recibidos.
¿Qué consecuencia directa tiene la monetización compulsiva de la economía en su vida personal (y la de toda la sociedad)?
El efecto es que el valor de su trabajo no dependa de Ud. Aunque el valor de lo que Ud. hace es intrínsecamente no monetario (sería valioso y necesario aun si no existiera la moneda), el valor instantáneo de lo que Ud. hace (y de toda su vida) está determinado por quienes deciden la política monetaria, quienes, desde 1694 (cuando se creara el mal llamado Banco de Inglaterra) han sido, durante tres siglos, grupos privados.
Ocurre que las dos monedas de papel de mayor uso universal en ese lapso (primero, la libra esterlina, y luego el dólar de la Reserva Federal) son privadas. No son naciones (no son repúblicas o ciudadanías soberanas) las que deciden cómo, cuándo o cuánta moneda se imprime. Tanto el Banco de Inglaterra como (la también mal llamada) Reserva Federal son bancos privados que deciden monopólicamente.
No era esa la situación en Estados Unidos antes de 1913. La original Constitución de Estados Unidos (ya consciente a fines del siglo XVIII de lo que ocurría en Inglaterra) decía (y dice) que el Congreso de Estados Unidos es el único autorizado a imprimir moneda. Sin embargo, una ley aprobada el día 23 de diciembre de 1913 (otra Navidad que cambió la Historia) concedió a una entidad privada (de propietarios desconocidos) el monopolio para imprimir dinero en Estados Unidos. Desde entonces, la nación llamada Estados Unidos no posee soberanía monetaria. Sus ciudadanos están obligados a usar una moneda propiedad de un banco privado, lo que ocurre a gran costo...ciudadano.
Al igual que en el Reino Británico, la ley de 1913 se asoció a la creación de la deuda nacional. Mediante el pago de impuestos, la ciudadanía estadounidense (al igual que los súbditos ingleses) paga (con intereses) una deuda&no solicitada. Mucho le cuesta a la ciudadanía estadounidense el uso temporario del dólar de la Reserva Federal: ese servicio le insume no menos de un tercio de lo que cada ciudadano paga en impuestos (los que, a su vez, representan entre un quinto y un tercio de sus ingresos). Es decir, cada ciudadano estadounidense destina, aproximadamente, un décimo de toda su vida a trabajar gratis para los dueños de la Reserva Federal, por el servicio de &¡usar una imprenta! En realidad el costo es mucho mayor, ya que la deuda nacional de E. Unidos representa 2/3 de su Producto Bruto Nacional (la mayor del mundo per cápita), la que será paga por los hijos y los hijos de los hijos de los actuales ciudadanos. Si Ud. creía que eran ignorantes los indígenas que cambiaban tesoros por espejitos de colores, ¿cómo llamaría el trabajar gratis (ser esclavo) por usar un pedazo de papel pintado?
La invención de la deuda nacional es la mayor estafa de la Historia. Es el único caso por el cual dos partes establecen un contrato (prestamistas por un lado y Gobierno por el otro, partes que hoy son una misma entidad), en tanto el verdadero pagador&no participa en el contrato (la ciudadanía). En tal acto, el Gobierno (actuando como agente de los prestamistas) impone una deuda a quienes, en su mayoría& ¡aun no han nacido!
La deuda nacional no es un contrato legítimo. Desde hace dos mil años, un contrato es tal sólo cuando ambas partes actúan conscientemente. Nadie puede imponer un contrato si la contra-parte no acuerda libremente.
¿Y la democracia representativa o parlamentaria?¿Qué rol tiene ella en este fraude?
El cuarto elemento del neo-monopolismo medieval es la democracia representativa. El argumento usado originalmente era que la ciudadanía no podía reunirse ni, si lo hacía, era sabia para tomar decisiones. Por lo que era necesario crear un cuerpo intermedio que la representara. Estos representantes sólo actúan por mandatos de tiempo limitado (por lo que dicen ser diferentes de las monarquías medievales). Sin embargo, estos mandatarios de tiempo parcial se auto-atribuyen legitimidad para adoptar decisiones que&exceden sus períodos de gobierno. Al aprobarse una deuda nacional (emisión de títulos de deuda nacional que serán pagos en el futuro), esos Congresos o Parlamentos imponen deudas a ciudadanos del futuro. Por lo menos en ese momento, la democracia representativa, aunque sea electa por la ciudadanía, actúa dictatorialmente. En ese momento su acción no se diferencia de cualquier monarquía.
Volvamos, entonces, a lo que Ud. hace. Su trabajo tiene valor intrínseco. Supongamos que usted construye casas. Una casa es valiosa aun si no existiera el papel moneda. Usted dedica su vida a construir casas porque estima que haciendo eso su esfuerzo será valorado por otros miembros de la comunidad quienes le aportarán elementos con los que Ud. logra satisfacer sus otras necesidades vitales. Por ejemplo, Ud. obtiene alimentos y medicinas (que Ud. no produce) producidos por otros (que no fabrican casas). Esa es la estructura básica de toda sociedad: está basada en la inter-dependencia colectiva. Mientras solos no podemos ser auto-suficientes, funcionando colectivamente obtenemos mejor y mayor posibilidad de supervivencia y desarrollo.
Al surgir el papel moneda, las interacciones sociales se multiplican. Intrínsecamente, la moneda de papel no realiza esas acciones (no es indispensable). Pero las facilita. El problema no es la existencia de papel moneda (si no existiera, algo similar surgiría, como el trueque). El problema es quién determina su uso y valor. ¿Quién decide?
Cuando hay un monopolio privado controlando el uso y valor de la moneda (usada por todos) se pierde libertad. El valor de lo que Ud. hace ya no depende de Ud. Alguien (que Ud. no conoce ni controla) puede, arbitrariamente, modificar el valor de lo que Ud. hace. Si sus deudas son contraídas en una moneda privada (como la libra o el dólar) pero su trabajo es pago en otra moneda (por ejemplo, en pesos), Ud. nunca sabe si su esfuerzo será suficiente para pagar sus deudas. Con deudas en monedas privadas (como todas las deudas nacionales) no hay soberanía, aunque Ud. crea que vive&en una república.
La deuda nacional fue el gran truco usado por los monopolistas monárquicos para neutralizar las repúblicas. Aunque en apariencia hay decenas de repúblicas, por lo menos hasta el surgimiento del euro no había ninguna república que fuera verdaderamente tal, si tenía deuda nacional. Como las deudas nacionales han sido contraídas en moneda privada, ninguna nación deudora es ni puede ser soberana (mucho menos, desarrollarse). Alcanza una simple decisión (por parte del Banco de Inglaterra o de la Reserva Federal) para que la moneda en que Ud. es remunerado por su trabajo sea desvalorizada, y sus hijos y los hijos de sus hijos adquieran una deuda inválida aunque& muy real.
Pero entonces, siendo que en América del Sur las monedas usadas son realmente nacionales (son emitidas no por bancos privados sino por entidades gubernamentales nacionales), ¿cómo es posible que hayamos perdido soberanía?
Muy simple. Mediante el caballo de Troya: los préstamos (deudas adquiridas) para proyectos de Desarrollo. El verdadero objetivo de los organismos internacionales de desarrollo no es lograr nuestro desarrollo sino todo lo contrario: es obligarnos a adquirir deudas contraídas en monedas privadas. El objetivo del Banco Mundial o el BID no es más que vender crédito en dólares. Esos organismos son agencias de la Reserva Federal que buscan aumentar la demanda de los papeles que imprimen. Muy distinto sería el resultado si tales préstamos se contrayeran en monedas nacionales. No en balde luego de medio siglo de proyectos de Desarrollo lo único que vemos son naciones endeudadas y, además, sin soberanía. El tema no es dejar de construir proyectos necesarios (y endeudarse si es requerido). El tema es endeudarse en monedas propias.
La re-republicanización depende de crear monedas propiedad de ciudadanías. Sin monedas comunes, usadas por ciudadanías soberanas (donde no hay democracia representativa sino ciudadanías que deciden directamente, mediante plebiscitos o referendums), no hay ni puede haber repúblicas. Sin embargo, como la Unión Europea lo ha demostrado en menos de dos años, alcanza con establecer una moneda común (propiedad de ciudadanías) para revalorizar el trabajo ciudadano. Luego de surgir en enero de 2002, el euro se ha valorizado un 50% por encima del dólar de la Reserva Federal. América del Sur (aun sin contar las Guayanas ni el resto de América Latina) tiene 20% más población que Estados Unidos y casi la misma población que la actual Unión Europea. Hay 354 millones de personas en las diez repúblicas sudamericanas.
Es curioso observar que ningún organismo internacional ni la prensa jamás nos recuerdan que los sudamericanos somos más que los países ricos. Somos un león con complejo de ratón. Nos dicen que somos dependientes cuando, en realidad, son los ricos los dependientes. Porque la riqueza no existe: lo único que existe es utilizar inteligentemente nuestros propios recursos, los que se limitan a nuestra habilidad para tomar decisiones soberanas. Creemos una estructura política, basada en plebiscitos, la que luego genere un Banco Central Sudamericano (no orientado a vender crédito como fin en sí mismo, sino como instrumento que primero financie investigación científica y luego cree nuevas actividades productivas) y veremos como, en un segundo, se acabarán los simples pero injustos problemas que (innecesariamente) hemos tenido por siglos.
La República funciona y es nuestra única alternativa. La Teoría de la Sumatoria Cero es insostenible. La guerra de conquista es un mito del pasado. Los grandes bienes no son naturales (finitos, permanentes y no creables) sino cognitivos. El Conocimiento es potencialmente infinito y puede multiplicarse (puede crearse). Aunque nadie puede conquistarlo ni es permanente, todos, colectivamente, lo producimos y re-creamos. La Economía verdadera no depende de acumular (o imprimir) pedazos de papel, sino de construir, deconstruir y reconstruir Conocimiento. Aunque ésto ya era cierto siglos atrás, desde hace una década (con el surgimiento de la Internet) lo es muchísimo más. Hoy podemos intercomunicarnos, y hacerlo libres de censura. La vía para acabar con la Sumatoria Cero (esclavitud permanente, vía guerras, devaluaciones o deuda) no es repetir las recetas proto-monárquicas y neo-monárquicas. Alcanza con usar la Internet y promover plebiscitos. Si no lo hacemos nosotros,&¿quiénes? Si no ahora,&¿cuándo?