Miembro de
Proyect Sindicate apdu
       
 
separador                                          Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
              
     
Google Buscar en la

 
Año V Nro. 276 - Uruguay,  07 de marzo del 2008   
 

historia paralela

2012

humor político

apdu

 

 
Julio Dornel

La verdadera historia
Huracán va sin Hache
por Julio Dornel

 
separador
 
rtf Comentar Artículo
mail
mail Contactos
notas
Otros artículos de este autor
pirnt Imprimir Artículo
 
 

          Por lo general existe poca coincidencia histórica cuando se trata de establecer fechas y fundadores de las instituciones deportivas.

          Es posible que las fuentes utilizadas por los periodistas no siempre se ajusten a la realidad que rodeó en su momento el nacimiento de estas instituciones y los relatos posteriores olviden o agreguen nombres y situaciones que difieran con la realidad de los hechos.

          Tal lo sucedido con la fundación del Club A. Huracán de la República Argentina sobre la que nos vamos a referir desde la óptica del periodista fronterizo Jorge Rodríguez Benítez.


Periodista Jorge Rodriguez Benitez

          Bajo el título de “HURACÁN VA SIN HACHE” el “Bayano” señala que “El parto de Huracán de Buenos Aires, fue un parto intelectual si se quiere. Como era de orden en aquellos días de nacer, Huracán nació peleando su cuna y su nombre. Pero la pelea de Huracán no fue pelea de lugar porque no tuvo contrario.  Y fue intelectual si se quiere, porque su agua bendita fue la de un librero. Los historiadores dicen que la historia fue de esta laya: cuando los casi 20  que fundaron Huracán se juntaron para fundarlo, el primer lío obligado fue el del nombre. Fue en la vereda del padre de Tomasito Jeansalles, en Nueva Pompeya donde se armó el cabildeo de pensar el cuadro. Juan Caimí uno de los veinte dijo sin discurso que la Institución tenía que llamarse Villa Crespo. Pero por decir eso, quedó pegado, porque a un cuadro de Nueva Pompeya no lo iban a llamar Villa Crespo. Entonces Cambiasso, que por algo se llamaba Cambiasso, propuso Nueva Pompeya. Pero también quedó descalificado por aquello de no armar líos de calles y de barrios.  Hasta que otro propuso el lacrimógeno  y batido nombre de Nueva esperanza. El ideólogo era Américo Steffanini, un muchacho idealista, sencillo y peleador de sueños  muy iguales a los de aquel Buenos Aires torrentoso y vital, que estaba pariendo la personalidad que aún le quedaba.  Y como a los otros  de la vereda les gustó la sensiblería, el Verde Esperanza quedó de nombre chapao. No hubo necesidad de votar el color de la camiseta. Ya estaba en el nombre. Pero, como pasó tantas veces en el Sur fundador del fútbol, la pobreza le puso color a la “institución”. Por eso la esperanza verde, nació con camiseta roja esperanza más barata y “justito” lo que podía el bolsillo. En esos primeros días del nombre, Steffanini  quiso ponerle la firma al Verde Esperanza y propuso: “Pá sellar el nombre del cuadro, hay que hacerle un sello”.  El mismo hizo la colecta. Juntó dos cuarenta y se fue a la librería  que estaba en la esquina de la avenida Sáez y Esquiú  y le dijo al librero: “Don, tengo dos cuarenta y quiero hacer un sello que diga Club Atlético Verde Esperanza”.  El librero y la librería se llamaban Antonio  Richino. Richino era tano de Italia y como todo tano  que había caído a pelear la América, peleaba con uñas y dientes su laburo siempre escaso.  Por eso le dijo al ideólogo que  sus dos cuarenta  sólo  daban para un sello chico y que en un sello chico no entraba toda la verde esperanza que él quería. Y le agregó: Si en lugar de Verde Esperanza le “cribis” Huracán, el nombre entra.  Y el “ideólogo”  que una vez había oído decir que en Montevideo había un Huracán  que en la cancha peleaba  el viento de su nombre, vio la estirpe  y le dijo al librero que sí, que “si entraba” no era mala la idea  del cambio. Don Richino, bolichero de ley, había sacado el nombre de la galera rápida de ahorrar en el sello y cosechar en la caja. Huracán era la marca registrada  de una “pluma tinta” que él tenia para la venta.  Y Huracán le fue a la sesera  buscando el achique . Pero el gancho enganchó y el sello marchó al taller, “para la semana que viene”.  A los cinco días, la ansiedad dela prole  de la vereda marchó a lo de Richino a buscar el sello. Cuando llegaron, la obra de arte estaba adelantada y envuelta “para que la vean todos juntos y entre ustedes” dijo el librero mientras cobraba el saldo y los arrimaba a la puerta. Pero la ansiedad de los ya huracanes no esperó más. Ahí nomás, en la mano mismo de Richino rompieron el envoltorio y se toparon con el flamante firmador del primer orgullo futbolero de la gurisada de Nueva Pompeya. Y leyeron: Club Atlético Uracán. Y los huracanitos que eran “leídos” porque eran colegiados del Luppi, empezaron a torcer la boca y los ojos para todos lados. Releyeron mil veces aquel “URACAN”  sin hache hasta que Steffanini estalló: “Richino! A Huracán le falta la hache!!  Y Richino que por algo había andado y desandado tanto mar y tanta vida, la “parló” despacito, despacito: “En ese tamaño se selló, me sobraba una letra. Y yo le saque la hache. ¡total! no suena. Me pareció que no cambiaba nada.  Ahora si ustedes la quieren con hache, lo que cambia es el costo. Y los huracanitos que tenían menos vento que un soplido, se convencieron sin ayuda: “Al fin y al cabo el viejo tiene razón! La hache no dice nada!!!

 
21
Informe Uruguay se halla Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
Depósito legal No. 2371 deposito Nos. 338018 ley No - 9739, dec 694/974 art. 1 inc A
20
Los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, la opinión de Informe Uruguay
20
Los enlaces externos son válidos en el momento de su publicación, aunque muchos suelen desaparecer.
Los enlaces internos de Informe Uruguay siempre serán válidos.
21
 
Estadisticas Gratis