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Venezuela no es otra Cuba
por Valentín Arenas Amigó (Perfil)
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Siempre que visito a mis familiares en Miami muestran su preocupación de que en Venezuela pueda repetirse la revuelta cubana. Pero no es posible repetir el proyecto castrista en Venezuela. Relato aquí las diferencias entre ambos procesos.
El escenario internacional es otro. Un mundo bipolar le permitió a Fidel maniobrar entre las dos potencias mundiales de la época arrimándose a la URSS para neutralizar a Estados Unidos. Ahora estamos en un mundo global donde la tecnología comunicacional, además, impide ocultar nada. Chávez se apoya en Castro, promotor de una revolución fracasada y de un país que tiene décadas en la miseria. Una torpeza.
La cultura democrática del venezolano. Fidel se aprovechó de la dictadura de Batista para izar la bandera de un retorno a la democracia, prometiendo elecciones en seis meses. Hugo sustituyó en el poder a un demócrata elegido por el pueblo y su intento de hacer una revolución enfrenta el rechazo, profundo y masivo, de un pueblo que tiene una cultura democrática de cuatro décadas. Esta cultura y no el Imperio es hoy su enemigo principal. Como un cuero seco, la pisa por aquí y se le levanta por allá. Lo tiene loco. No puede con ella. El MVR, partido oficial, se fraccionó en varios pedazos. El PSUV no tiene una base popular sino burocrática.
Hugo se copió de un proyecto fracasado. Fidel presentó su revuelta como una esperanza de libertad y justicia social para la América Latina que terminó en esclavitud y en miseria. Hugo cometió el inmenso error de promover un socialismo Siglo XXI copiándose del modelo de Castro que, medido por sus resultados, fue un fracaso absoluto y es por eso que en todas las encuestas tiene el rechazo de más del 84% del pueblo venezolano. Por esto perdió el Referéndum el 2 de diciembre pasado. Repetir lo de Cuba “no”, dijo a coro el pueblo venezolano, lo que explica la rabieta de Hugo en esa madrugada.
Hugo no es Fidel. Fidel es un profesional, en tanto Hugo es una persona también ambiciosa de poderío, pero de muy escasa preparación para gobernar. Un militar de baja graduación que fue suspendido en el curso de Estado Mayor y un golpista. Fidel captó que la ilusión de este muchacho era ser el líder de América Latina y sin perder un minuto le ofreció asesorarlo y apoyarlo para obtener, a cambio, el petróleo y los dólares que tanto necesitaba Cuba, como sucedió. Un dicho venezolano retrata esto bien. “Todos los días sale un gafo (tonto) a la calle y el que se lo encuentre es suyo”. Ahora Hugo es de Fidel. Notable la diferencia entre ambos líderes. Fidel jamás habría hecho este papel.
Revolución por cuotas. Fidel consumó la destrucción del sistema en tres años (1959-1962), en tanto que Hugo intentó hacerlo en cómodas cuotas para no alarmar demasiado al venezolano. Esto le permitió ciertamente ocultar el proyecto durante un tiempo llamándolo “Democracia Participativa”, pero también le dio tiempo al venezolano para que descubriera el engaño y reaccionara. La vía electoral no es confiable para conocer la voluntad popular cuando un gobierno controla al árbitro. Por eso afirmar que a Hugo lo respalda el pueblo porque ganó ocho elecciones es caer por inocente, pues el sistema electoral está prostituido. De hecho, el mandato le fue revocado en el Referéndum Revocatorio, el 15/08/04, cuando el árbitro electoral tuvo que alterar el resultado para que permaneciera en el poder, lo que intentó repetir el 2 de diciembre del 2007 pero la Fuerza Militar dijo también “no”. Por eso el factor tiempo es un machete que tiene doble filo y este año -con la inflación que se prevé y la escasez de alimentos que afecta a los sectores populares- su estabilidad está bien comprometida. ¿Si tiene mayoría por qué no facilita un sistema electoral imparcial?
Conclusión: Hugo Chávez quiere repetir el modelo cubano en Venezuela, pero no ha podido ni podrá.
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