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No preguntes lo que tu país te puede dar, sino lo que tú puedes darle a él.
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Año V Nro. 389 - Uruguay, 07 de mayo del 2010 |
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"¿Cuál es el rumbo de este gobierno?", se preguntaba un ingeniero agrónomo argentino de visita en nuestro país después de vivir veinte años en Alemania. No es fácil responderle. Básicamente, porque los problemas nunca terminan de solucionarse y cada tanto vuelven a escena. La Comisión de Enlace decidió apoyar con un cese de comercialización de hacienda para el jueves y el viernes próximos el reclamo de los obreros de la carne por la ola de pérdidas de puestos de trabajo. Y tampoco es fácil dar una respuesta por el zigzagueo del Gobierno en cuanto a sus posiciones, que componen un jeroglífico difícil de descifrar. Veamos lo que ocurrió esta semana. Por un lado, la presidenta Cristina Kirchner en su discurso como oradora de honor ante el Congreso de Venezuela, casi festeja "el derrumbe del mundo a partir de valores como el libre comercio". Al mismo tiempo, una delegación argentina representaba a nuestro país en la reunión que el Grupo Cairns realizó en Punta del Este y que tiene como objetivo la liberalización del comercio internacional. ¿Cuál es la posición argentina, en este caso con el comercio internacional? Si es cierto el refrán que dice que quien no sabe a dónde va nunca tiene viento a favor, nos encontramos en problemas. Hay que admitir que es difícil seguir a la Presidenta cuando formula en tono épico la "segunda independencia de los pueblos de América del Sur" o cuando invita a atreverse "a formular categorías de pensamiento que nos sean propias, códigos, ideas que sean elaboradas por nosotros mismos". A primera vista suena a un nuevo "desacople" que va mucho más allá de los precios internacionales de los alimentos. ¿Cuánto más aislados del mundo mejor? El trabajo que vienen desarrollando desde 1986 los 19 países exportadores de productos agrícolas que integran el Grupo Cairns, entre los que se cuenta a Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Uruguay, suena mucho más pedestre a lo escuchado de boca de Cristina Kirchner en la república bolivariana. No luchan por ninguna independencia sino por la eliminación de los subsidios a la exportación y mejores condiciones para ingresar sus productos en los mercados de la Unión Europea y Estados Unidos. Se parte de la idea que una de las condiciones básicas del desarrollo de los países es el acceso a mercados dinámicos. Desde que los países asiáticos abrieron sus economías, 400 millones de personas han escapado de la pobreza más absoluta. Sin una mayor liberalización del mercado internacional agrícola se hace cuesta arriba, por ejemplo, exportar con más valor agregado, tal como lo desea la presidenta Cristina Kirchner. Sobran ejemplos del escalonamiento arancelario que sufren los productos agropecuarios con grados crecientes de elaboración. Un objetivo se llevaron los miembros del Grupo Cairns después de la reunión de Punta del Este: concluir la Ronda de Doha a la mayor brevedad posible. De lograrlo se reducirían drásticamente los subsidios agrícolas, bajarían los aranceles y se pondría punto final a las subvenciones a las exportaciones. Esta semana también deparó más ejemplos de las marchas y contramarchas. Claro, a veces esto de ir y venir de distintas posiciones tiene un costo. Como el que se puede llegar a pagar con la suspensión de las exportaciones de aceite de soja a China. Al fin se supo, de boca de Jiang Yaoping, viceministro de Comercio, que supimos colmar la paciencia oriental al aplicar "en forma creciente medidas comerciales anómalas, discriminatorias y proteccionistas a los productos chinos". Compartir este artículo en Facebook Fuente: Política y Desarrollo
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