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A las Damas Policías |
Hace más de 3 décadas...
Comenzaron muy a pesar nuestro. Nos costó aceptarlas. Era la tanda 22da. El propio sistema que les habilitó el ingreso a la carrera, les interpuso innumerables obstáculos, como para comprobar abiertamente que no podrían. Que no estaban capacitadas. Hipocresía de la época. Nosotros asistimos a ese bautismo. Supimos de su sacrificio, de su entrega, de sus momentos de flaqueza y su rebeldía. Del cansancio, del dolor físico y la permanente puesta a prueba que se le impuso a su moral y a su entereza.
Entre confusos y perplejos debimos acostumbrarnos a su presencia. Hasta incómodos, tuvimos que compartir tareas, combinar y acumular experiencias, soportar sus quejas dirigidas a un régimen que no había contemplado ni planificado debidamente su participación, en una Academia estructurada tradicionalmente para cadetes varones. También aprendimos a aceptar que compitieran y nos superaran en instancias de calificación.
Y pudieron, estaban decididas. Más allá de las dudas y la incertidumbre perseveraron, hasta el final. Y triunfaron. Se demostraron a sí mismas que podían. A nosotros nos proyectaron su ejemplo. Ese que en el momento no medimos. El que con el tiempo aprendimos a valorar.
Hoy, a más de 30 años de su empresa y a través de esta mensaje nos place trasmitir un merecido homenaje a aquellas estupendas camaradas, formidables pioneras, mujeres Oficiales de la Policía Nacional que supieron iniciar el camino hasta entonces transitado sólo por los hombres.
A Shirley Anchen, a Suzuki Correa, a Alida Silva, a María Texeira y a María Lemos, nuestro afectuoso saludo en el tiempo y la distancia.
Sin embargo, esa meta alcanzada no fue sino el primer peldaño de una larga escalera. Las mujeres policías egresadas de la Escuela Nacional de Policía, debieron seguir sorteando obstáculos a través del tiempo. Primero fue el celo y el rechazo que causó el ser destinadas a Unidades Operativas, luego se reiteró cuando aspiraron a dirigirlas. Y como si esto fuera poco, no se las apoyó desde las propias filas, cuando reclamaron a las autoridades del propio Círculo Policial para que éste las representara defendiendo el derecho de competir en igualdad de condiciones con los Oficiales Ejecutivos. Corresponde aquí reconocer que ese error de la Directiva actuante costó el alejamiento de gran parte de las socias de nuestra Sede.
Y como tantas otras veces lo hicieron quienes las rechazaron, ellas debieron acudir a algún señor legislador para que defendiera y apoyara sus reclamos.
Hacemos un breve paréntesis para recordar que es muy común que las soluciones provengan únicamente de tiendas ajenas, tan común es, que ya lo asumimos como algo normal y hasta conveniente. Craso error.
En el presente...
En forma muy superficial hemos comentado parte de las innumerables dificultades que supieron afrontar las Oficiales de Policía para llegar a nuestros días sin dejar de lado su aspiración de superación.
Hoy muestran toda su vigencia y tienen mucho para brindarse y brindar en esta profesión aún machista y que no claudica en mostrarle los dientes en una sonrisa a la vez de argüir una traba para su desarrollo.
Creemos y sabemos que ahora es su tiempo de luchar por la igualdad profesional en todos los niveles del espectro policial.
Por todo esto y por considerar que vivimos un momento verdaderamente histórico reclamamos desde este espacio el apoyo, el respaldo y la militancia activa de todas las mujeres policías para que, desde su reducto participen en el destino que les espera. A las que iniciaron el camino, a las que las precedieron y a las hoy noveles mujeres policías, las exhortamos a seguir ocupando los espacios que históricamente siempre debieron tener.
Ya no debe haber rechazos ni división. Entendamos todos que nuestra policía es una sola y que el espacio institucional profesional puede y debe ser compartido. No debemos dejar pasar la oportunidad. La Policía las necesita para crecer, para sumar, para poder juntos llegar a ser una Policía superior.
LA COMISIÓN DIRECTIVA
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