Desde el huracán “Félix”…
Dr. Enrique Rimbaud Decano de la Facultad de Veterinaria
Managua - Nicaragua
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Serían las cuatro de la madrugada cuando llamé a Nohelia para despertarla, ya habíamos salido desde mi casa junto con Jennifer, María Luisa y Rockson que se habían quedado a dormir, nos dirigíamos a recoger a Clemente y Judyana, segundos después, estábamos en la puerta de lo de Nohelia, y luego de que se trepara a la camioneta nos dirigimos al aeropuerto donde se encontraba Xochilt esperándonos…
Hicimos el check in y nos embarcamos en el reino sagrado de “La Costeña”, prontos para viajar hacia Bilwi, cabecera departamental del municipio de Puerto Cabezas…
Xochilt compró el diario para hacer los crucigramas lo que aproveché para leer las noticias, en la portada rezaba: “Huracán Félix se dirige hacia Nicaragua….”, allí me enteré que estábamos por volar hacia el Huracán… pero era lunes, y este no llegaría sino hasta el miércoles, por lo que decidí partir igual… los huracanes siempre están cambiando de idea y de ruta…
Claro está, que nunca pensé que su cambio de idea fuera crecer y adelantarse, por lo que al llegar a Puerto Cabezas, ya todos estaban en alerta verde…
Los alemanes que financiaban nuestra misión nos estaban esperando, y Alwyn, al parecer el jefe de la organización, estaba sumamente excitado y nervioso…
Nos dirigimos a la casa del Gobierno Regional Autónomo de la RAAN, donde los alemanes tienen su sede, y el nerviosismo era evidente… la alerta amarilla había sido declarada…
Analizamos los datos, por internet, los faxes que llegaban, llamadas telefónicas, y las noticias era que llegaría a la zona en la madrugada del miércoles, afectando sobre todo Waspan, dos de mis grupos tenían como destino Waspan, por lo que decidí cambiar su zona de acción, partiendo entonces un grupo hacia Sagni Laya, otro hacia Kligna y el ultimo a San Miguel, todas comunidades indígenas Miskitas cercanas a Puerto Cabezas, mientras yo me quedaba armando el software y evaluando la acción a tomar de acuerdo a las noticias y el Comité de Prevención de Desastres que se había organizado…
Cuando salimos del aeropuerto en Managua, el Huracán era de grado 3, al llegar a Puerto Cabezas ya era grado 4, y una hora después de que partieran los grupos, lo declararon de grado 5, adelantando su llegada para la noche de ese mismo día, dada la velocidad incremental que había adquirido, de vientos de casi 300 kilómetros por hora, lo habían adelantado más de 24 horas…. Se declara la alerta roja…
Estábamos en la Casa de Gobierno, sede de la Comisión de Emergencia, y cuando me quise dar cuenta, hasta la Ministro de Salud se encontraba allí, reporteros de todos los medios, y todos los vuelos se habían suspendido…
Decidí no ponerme nervioso, nada ganaba, y continué trabajando toda la tarde, en la misma tarde, el “Félix” bajó a grado 4 nuevamente, pero nunca varió su ruta, anunciando su entrada al continente por el Cabo Gracias a Dios, frontera de Nicaragua con Honduras…
A eso de las cinco de la tarde, comenzó a llover copiosamente, truenos y relámpagos hacían temblar las paredes, una de las colas del huracán tocaba tierra, y mis muchachos aún no habían llegado, intenté comunicarme con sus celulares, pero era inútil, en las comunidades no hay señal… dos de los grupos debían atravesar el río Wawa en lanchón, y aunque no creía que este estuviera crecido aún, los del lanchón podrían haberlo abandonado yendo a refugiarse del huracán y mis muchachos quedar del otro lado…
Una hora más tarde cesó de llover, y mis muchachos aún no daban señales de vida…. Todo estaba lleno, casi no consigo hotel para todos, de hecho, conseguí un hotel para los varones y otro diferente para las mujeres… los restaurantes cerrados, por lo que tuve que comprar pan, mortadela, queso, mayonesa, pepinesa y agua para que cenáramos…
Me senté afuera a esperarlos, llamando cada cinco minutos a cada celular infructuosamente, el cielo, antes muy nublado se iba despejando, adquiriendo una coloración celeste intensa, casi artificial, el calor era mucho, y se sentía presión en el ambiente…
Unos miembros de algún consejo de ancianos tribal discutían acaloradamente, esgrimiendo argumentos de que sus ancestros decían que si tronaba (unos) y relampagueaba (otros), el huracán se alejaba…
Por unos minutos, el cielo se volvió amarillo, antes de cerrarse la noche herméticamente sobre nosotros… las estrellas comenzaron a brillar, y todo parecía que iba a calmarse… algo raro había en el ambiente, las ranas y los sapos no cantaban, y las chicharras y demás insectos brillaban por su ausencia…
Las ultimas noticias, era que sobre las diez de la noche comenzaría a llover, y que a medianoche aterrizaría el huracán, con un radio de acción de 185 kilómetros desde el ojo, así que estábamos fritos, esta noche nos tocaba…
Sobre las siete llegó el primer grupo, y siete y media ya estábamos todos reunidos, les comenté que suspendíamos las salidas del otro día, por lo que fueran a descansar, que evaluaríamos en la mañana que hacer, pero que lo mejor sería hacer análisis de las muestras por la mañana y no salir…
Cada uno se fue para su hotel, cenamos los sándwiches, y nos acostamos temprano…
A eso de las diez se fue la luz…
Todo seguía calmo, por lo que en un momento pensé que no iba a pasar nada…
A eso de las tres de la madrugada comenzó a llover, primero pausadamente, incrementando minuto en minuto, salí a ver, las gotas eran gordas y pesadas, pegando fuerte sobre la piel, los relámpagos me permitieron ver las palmeras saludando agitadas, y los truenos instalaron su música definitivamente… estamos a una cuadra del mar, por lo que a el viento furioso se sumaron las olas enervadas, brindando una música macabra y nada tranquilizadora…
El “Félix” nos había engañado, y en vez de entrar por el Cabo Gracias a Dios, entró por Sandi Bay, a escasos veinte kilómetros de Bilwi, estábamos en el mismo centro del huracán!!!
Los vientos comenzaron a incrementar y el mundo estalló, chapas de cinc se iban arrancando de los techos, planeando y volando peligrosamente, arboles de gran porte iban cayendo sobre casas y vehículos, trepidaban techos y cielos rasos y el ulular del viento no era nada tranquilizador, además, estábamos a escasos cincuenta metros del mar, por lo que al viento se le sumó el batir de las olas…
Camionetas atrapadas por palos caídos durante el huracán…
Las palmeras se inclinaban reverentes ante la omnipotencia del huracán, mientras los palos resistían inútilmente, como un cirujano, el huracán les iba quitando sus ramas hasta tumbarlos definitivamente…
Los postes de luz comenzaron a caer, y todo el tendido eléctrico se desprendió, chapas de cinc colgando de los cables, cables en las calles y en las aceras, restos de cinc por todos lados, arboles caídos, todo era un caos…
Casa destruida por un árbol caído…
Por suerte, los celulares funcionaban, y estábamos en contacto permanente en el grupo, en el hotel de las chicas, el cinc del techo de la parte de adelante se desprendió con marco de madera y todo, bloqueando la entrada… en el hotel que estábamos nosotros, de dos alas, toda el ala derecha se había volado, con cocina incluida, pero la parte nuestra estaba intacta por suerte…
Un perro revisando los daños de su casa…
A eso de las siete comenzó a disminuir un poco el viento aunque no la lluvia, salí al hall del hotel y parecía un campamento, varias personas se habían refugiado allí en la noche…
Tomamos una radio para escuchar las noticias, Radio Caribe transmitía sin cesar, aunque dos antenas se le habían volado…
El personal del hotel no estaba, había ido cada uno para su casa, por lo que le ofrecí a la dueña mi colaboración e hicimos el desayuno para todos, dándome tiempo para prepararme un mate…
Ya a las 9 todo se había calmado, lo que aprovechamos para recorrer y evaluar el desastre, por suerte, no hubo víctimas, por lo menos inmediatas, pero la ciudad entera estaba destruida, no había casa que no faltara el cinc o se hubiera derribado un árbol, Bilwi, que en idioma indígena significa “serpiente de hojas” se había quedado sin hojas…
Minutos después, solo se oía por doquier a la gente recogiendo el cinc y reparando los techos, quitando palos, corriendo cables…
Trasegando un colchón de una casa a otra…
No hay agua, no hay luz, no hay internet, no hay vuelos, no hay como llegar o salir, como haremos?, ya lo veremos, ahora, vamos a ayudar a la gente… veinticinco mil damnificados, el cincuenta por ciento de la población!!!
Ahora le toca a todos colaborar y ayudar!!!
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