Año III - Nº 151 - Uruguay, 07 de octubre del 2005

 
Menú de Navegación

Maniobras y Demonios
* Luis Tappa

 

Uno jamás termina de sorprenderse, nada más escuchar un informativo, leer un diario o simplemente ver una página de Internet, para leer o escuchar las disparatadas opiniones con las que muchos genios nos tiran por la cabeza.

También tenemos a los obsecuentes de siempre, los que se adhieren de de forma incondicional a los autores de la mayor caza de brujas en la historia de la humanidad.

Ven fantasmas por todos lados y cualquier país que se quiera distanciar del fanatismo norteamericano pasa automáticamente a engrosar las filas del mal y a formar parte del equipo de los integrantes del averno.

El fundamentalismo norteamericano no tiene parangón, llevan adelante su propia Jihad, esta guerra santa del bien contra el mal con que están ensuciando y matando al mundo, sabios pensadores que desde una oficina deciden quien es bueno y quien es malo, y tras las continuas oraciones del rezador Bush pueden catalogar, discriminar, y enmarcar a los malos del mundo.

Estos norteamericanos, más fundamentalistas que los fundamentalistas llevan adelante su persecución de fantasmas perdidos en la noche y hablan de terrorismo y de la lucha del bien contra el mal, el muerto se asusta del degollado, ven la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio. También ellos usan la religión como caballito de batalla.

La religión, el peor mal que azota a la humanidad.

Muchos siguen empeñados en afiliarse a esta doctrina en momentos que el mundo está comenzando a abrir los ojos, ya nadie les cree, detrás de cada acción hay un interés, y los señores de la guerra sacan sus buenos dividendos tras cada barbarie llevada a cabo en su mesiánica lucha con el mal.

Pero tienen sus seguidores, gente que se afilia a esta doctrina, y es así como toman un micrófono o una máquina de escribir para tirarnos con un montón de basura por la cabeza.

Se dicen cosas por decir, sin leer, sin informarse, sin tener ni la más pálida idea de cómo y porque se manejan y suceden ciertas cosas en este mundo podrido y como se mueven los hilos del poder y la ambición.
Solo simpatías u odios los guía, sin analizar, sin pensar, sin sacar o llegar a conclusiones lógicas usando el raciocinio, esa potestad que tiene el ser humano de razonar. Si jugamos una partida de ajedrez y nuestro contrario mueve una pieza, debemos pensar porque lo hizo, alguna finalidad tiene esa movida, entonces debemos estudiar y tratar de ver con que intención y porque movió, para poder defendernos, así de sencillo.

¿No les suena ridículo pensar que los únicos buenos son ellos, y el resto del mundo es malo, muy malo, y viven equivocados?

¿No les suena ridículo pensar que para formar parte de los buenos debemos estar sometidos a la voluntad de estos santones modernos?

El clamor de miles de voces que se levantan para protestar por tanta barbaridad no les inmuta, no son muchos, pero cada vez se escuchan más, mientras tanto el mundo acompaña y se calla, otros apoyan descaradamente o no quieren ver una realidad que rompe los ojos.

Es entonces que se me hace cierto aquello que leí en la pared de un baño, hace muchos años, "Coma mierda, 250 millones de moscas no pueden estar equivocadas"

No creo en dioses ni en ranchos con claraboyas, y si aquel existiera me cago en el, pero hoy todo se resume en eso, dioses y religiones, y aunque mi opinión sobre la religión es muy personal, por cierto, respeto la idea que cada cual tenga al respecto.

Dentro de poco vamos a tener en nuestras aguas a los representantes de dios.

No hace muchos meses hablé de la "Operación Unitas" y expuse hasta con lujos de detalles las mil razones por las cuales no deberíamos intervenir en semejante payasada.

En la anterior oportunidad se estuvo a punto de no ir por falta de dinero, pero sacando fuerzas de flaquezas Uruguay pudo estar presente.
Ya estamos en las puertas de otra, y este gobierno, cuya gente en alguna oportunidad las criticó, hoy está dispuesto a intervenir nuevamente.

¿Es que no aprendemos más? ¿Qué es lo que hay que hacer para mostrar un poquito de amor propio y no prestarnos a esta tomada de pelo que nos están haciendo?

¡Porque es una tomada de pelo!, se deben de reír de nosotros, esas maniobras no tienen ningún objetivo ni apuntan a nada, nos produce un gasto innecesario que se podría aprovechar en cosas más productivas.

¿Alguien pasó por el puerto de Montevideo y vio lo que es nuestra flota de guerra, si es que se le puede llamar flota, ¡y de guerra!?

Tampoco necesitamos modernos barcos ni hay plata para comprarlos.

Los argentinos también intervienen en estas maniobras, en mi nota del Nº 147 de Informe Uruguay, del 11 de febrero del corriente, y refiriéndome a la guerra de las Malvinas, dije, textual: "De que mierda les sirvió a los argentinos tantas maniobras unitas"

¿Qué nos vienen a enseñar? Les puedo asegurar que nada que podamos precisar y menos usar.

Entonces es hora de parar la mano, decir basta y no prestarnos más como conejitos de indias a estas ridículas maniobras.

Ustedes imaginen, en la segunda guerra mundial los británicos tuvieron que movilizar a toda su flota de guerra, ¡y ellos si que tenían una flota de guerra!, para combatir contra el Bismarck, un solo barco, el más moderno acorazado de la época, así y todo pasaron las de Caín para hundir al barco alemán.

¿Que podríamos hacer nosotros? ¿Contra quien nos podríamos enfrentar con un mínimo de posibilidades?

Un solo barco, ni siquiera muy moderno, de cualquier país poderoso alcanzaría para hundir todo lo que flota en nuestras aguas y ponernos de rodillas.

Basta señores, pongan los huevos arriba de la mesa de una vez por todas, tengamos un poco más de amor por lo nuestro y nuestra forma de ser y vivir, tengamos un poco más de respeto por nosotros mismos, el mundo no precisa más payasos, guardemos en el cajón la peluca, la nariz postiza y la pintura para la boca.

El nuevo gobierno prometió un cambio radical, un nuevo Uruguay, ¡bueno! cambiemos entonces, carajo, pero en todo, y saquemos a flote algo, aunque sea algo del orgullo Oriental que nos dejó José Gervasio Artigas.