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Una isla en el Cono Sur
por Raúl Seoane
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La credibilidad de un país es el resultado de la continuación de políticas, el respeto a la ley y a las inversiones nacionales y extranjeras a través de los distintos gobiernos, no importan el signo que sean. Desde la vuelta a la democracia esta es una constante en el Uruguay y los resultados que se cosechan por estos días, reafirman esta postura.
A pesar de las incoherencias de las bases frentistas, hay que reconocer que, más allá de los postulados en la campaña electoral, Tabaré Vázquez respetó a rajatabla los contratos económicos, a pesar que, como en el caso de la Ley de Punto Final, buscó la manera de vulnerarla acicateado por el radicalismo de las bases.
Pero no nos equivoquemos, los logros que obtiene nuestro país en estos momentos derivan de políticas acertadas de gobiernos anteriores, certeramente continuadas por este gobierno. Además de ello, hay que agregarle el desbarajuste, no sólo local y regional, sino también internacional que está generando el actual gobierno argentino, lo que, indudablemente, favorece las inversiones y el crecimiento de nuestro país que lenta pero inexorablemente va despegándose de su dependencia rioplatense y mercosuriana.
Hay que hacer notar de que en los momentos cruciales, en las decisiones importantes, el país entero acompañó al presidente y es elogiable la actitud de los partidos políticos tradicionales que apoyaron al gobierno frentista cuando el coyuntura así lo ameritaba.
No cabe duda de que, en una estrategia que sospecháramos y desarrolláramos en varios artículos, muy sabiamente el gobierno uruguayo comienza a sacar los pies del plato mercosuriano. En “Una punta de lanza en el Mercosur” escribíamos que “una estrategia de acuerdos comerciales, sin traspasar lo acordado en el Tratado de Asunción, pero pisando la línea divisoria de lo ilegal, podría ser la solución para que nuestro país se fortaleciera económicamente con los intercambios y luego sí, pegar el portazo definitivo y dejar que argentinos y brasileros se queden con el sello Mercobluff, porque hasta ahora no es más que un sello de goma utilizado por ambos países para someter a Paraguay y Uruguay.” Hoy, en una coyuntura mundial totalmente diferente, y teniendo en cuenta las declaraciones del Ministro de Economía, Alvaro García, reproducida por las agencias noticiosas TELAM y DPA, nuestras sospechas se parecen más a una profecía que se está autocumpliendo, y para ello, la información conocida esta semana continúa refrendándolas al asegurar que Uruguay y Colombia negociarán un TLC.
"Al comienzo del año 2000, aproximadamente, la participación en las exportaciones uruguayas hacia la Argentina era de 18 por ciento del total y actualmente se redujo a entre 8 y 9 por ciento, (...) En cuanto al turismo, llegó a ser 75 por ciento del gasto total anual, pero se redujo también a 45 por ciento.", informaba la agencia DPA. A su vez el turismo procedente del país vecino, llamado por los propios argentinos como “turismo gasolero” porque es un turismo poco gastador, fue rotando hacia un turista más exclusivo y con mayor poder adquisitivo, por lo que en números globales el turismo hacia nuestro país creció en la pasada temporada, dejando de depender casi exclusivamente de los visitantes de la otra orilla.
Muchas veces sostuvimos, pese a todas las opiniones en contrario, que la “Guerra de las Papeleras” y el corte del puente internacional Galeguaychú/Fray Bentos nos favorecía totalmente, y las inversiones que está recibiendo Uruguay confirman totalmente nuestras aseveraciones.
A pesar de la crisis mundial y de la restricción de los créditos para las inversiones, la empresa Portucel ratificó una inversión de 3.500 millones de dólares para la construcción de una planta de celulosa en nuestro país, y decidió priorizar la inversión en nuestro país.
Mientras tanto, la estupidez, la chabacanería, las indecisiones y especulaciones se juntan para continuar abriendo el agujero que está haciendo hundir a la Argentina en el averno. Estupidez por boicotear continuamente, el gobierno argentino, una salida negociada al conflicto. Chabacanería por las formas de protestar que tienen los terroristas de Gualeguaychú, generando enfrentamiento entre sus propios hermanos, los argentinos y enviando a jóvenes mujeres a desnudarse públicamente para lograr mantener la protesta en los medios masivos de comunicación. Indecisiones y especulación del gobierno argentino al no hacer cumplir las leyes argentinas que indican que es un delito el corte de rutas nacionales e internacionales, especulando arteramente con los posibles votos que pudieran lograr en la zona en conflicto.
Dentro del tema económico y comercial, este bienvenido intento del gobierno uruguayo de despegarse de las economías regionales, con excepción de la chilena y, muy probablemente, de la paraguaya, tiene como base principal para la decisión la peligrosísima situación en la que se encuentra la República Argentina que muy probablemente pueda entrar en un nuevo default que sería la lápida de su tumba. Las actuales presiones del gobierno argentino a los bancos, casas bancarias y empresas, junto al intento de apropiación indebida de los fondos jubilatorios y los intensos rumores que recorren la city y el país sobre el rojo de caja de los Kirchner, únicamente arriman más leña al fuego e indican que, salvo un golpe eficiente del timón, Argentina sucumbe estrepitosamente.
Todo esto aunado a la indeferencia y al “ventajismo” brasilero para aprovecharse económica y políticamente de las anómalas situaciones y de las indecisiones del Mercosur, inducidas por el propio Planalto, han generado que Uruguay comience a convertirse en una isla en el Cono Sur, lo que le permitirá, a diferencia de lo sucedido durante toda su existencia y desde su nacimiento, dejar de depender de los dos colosos sureños y crear un país con identidad y pensamiento propio.
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