Sinceramente no podemos ver como día a día nuestra POLICIA, por distintas circunstancias y/o por actores tanto internos como externos, es colocada en el ojo de la tormenta.
Como día a día se deteriora su imagen y nos encontramos en una especie de estado de catalepsia institucional en la cual solo sobrevivimos.
Más que subordinados, algunos policías aparecemos como temerosos, apáticos y damos la impresión de no haber comprendido aún la trascendencia del compromiso contraído con la profesión y con la Sociedad.
En tanto, también algunos actores políticos transitan por un limbo de indefiniciones.
Bajo ningún punto de vista instamos a insubordinarse, pero si a rebelarse contra esa inoperancia, contra esa inacción denigrante y poner en práctica los conocimientos profesionales, las iniciativas personales e intentar brindar las mejores respuestas al problema de la seguridad.
Sabemos que todo está en contra, pero es en ese estado de situación cuando debe aflorar la rebeldía, el sacudón emocional que precipite las respuestas adecuadas.
Es hora de que muchos dejemos de hacer la plancha y que cada policía desde su lugar, se plante en la cancha y diga: ¡aquí estamos los buenos policías, los honestos policías, los sacrificados policías, prontos para defender a nuestra sociedad, y a nuestra Policía, sin esperar respuestas o directivas foráneas!
Todos debemos proponernos mejorar nuestra gestión profesional, y desempolvar nuestra vocación, hoy tan evidentemente aletargada.
Las respuestas profesionales deben ser nuestras, y debemos apoderarnos de ellas, y obligar al poder político a aceptarlas por eficaces y eficientes.
Y de la misma forma empujar con nuestro ejemplo a algunos jerarcas que quieren seguir sesteando.
Se trata de orgullo institucional, y de dignidad profesional. Obliguemos profesionalmente a que nuestra Sociedad nos respete.
Terminemos con la injerencia externa en los temas profesionales.
Revaloricemos nuestra profesión por encima de todo. Porque haciéndolo lograremos dar las respuestas profesionales que la Policía y la Sociedad necesitan.
Usemos las herramientas que tenemos para plantear seria y profesionalmente nuestras reivindicaciones, y por qué no, para presionar al poder político a que atienda y entienda que la cosa como esta no camina.
Estamos convencidos que hay que despolitizar a la Policía.
El poder político debe determinar las “políticas de seguridad pública”, y nosotros los policías, debemos implementarlas profesionalmente.
La pregunta es: ¿Estamos capacitados para hacerlo? ¿Queremos hacerlo? ¿Tenemos lo que hay que tener para hacerlo?
La Comisión
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